La derrota de ISIS es "fake news": hasta aliados de Trump critican su decisión de retirar a los militares de Siria
Washington podría estar declarando de nuevo prematuramente victoria en una guerra que todavía no termina y repitiendo lo que mucho consideran que fue una equivocación estratégica del gobierno anterior que agravó la violencia extremista en el Medio Oriente.
El presidente ISIS (o Estado Islámico, como también se le conoce) está derrotado y ha generado una ola de críticas entre sus propios aliados dentro de Partido Republicano.
“Hemos derrotado a ISIS en Siria, mi única razón para estar allí durante la presidencia de Trump”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter en referencia a la operación en la que se involucró EEUU en 2014 con la Operación Resolución Inherente.
Es cierto que el autoproclamado ‘Califato’ se ha reducido a su mínima expresión. Al inicio de la misión internacional, ISIS tenía en su poder casi 100,000 millas cuadradas y controlaba las vidas de unos 8 millones de ciudadanos de esos territorios. Se estimaba que sus ingresos, por explotación de recursos e “impuestos” a la población llegaba a los $1,000 millones anuales.
Para enero de 2017, con la llegada de Trump a la Casa Blanca, la influencia territorial de ISIS se había reducido en un 50%, actualmente se estima que el grupo controla menos del 2% del área que llegó a ocupar.
Pero el optimismo de Trump choca con la evaluación que hacen los militares en el Pentágono, los expertos en los centros de estudio y hasta su propio enviado especial que lo representan en la Coalición Global para Derrotar a ISIS.
"Fake news"
Muchos afirman que el retiro temprano de las fuerzas estadounidenses en Irak que organizó el presidente Barack Obama al llegar al gobierno ayudó en gran medida al crecimiento de ISIS, al dejar un vacio de autoridad en grandes zonas del país y a la población a merced del gobierno de Nouri al Maliki, un chiita considerado sectario que no garantizaba los derechos humanos y perdió el respaldo de buena parte de la población.
“Eso será un error estilo Obama hecho por la istración Trump. Mientras la paciencia estadounidense para confrontar el islamismo radical puede menguar, la pasión de los islamistas radicales por matar estadounidenses y nuestros aliados nunca decae”, dijo el senador republicano Lindsay Graham, quien es miembro del Comité de las Fuerzas Armadas.
“Me temo que tendrá devastadoras consecuencias para nuestra nación, la región y en todo el mundo. Permanecer allí es una póliza de seguridad contra la resurgencia de ISIS y la destrucción de nuestros aliados kurdos que tan bravamente pelearon contra ellos”, indicó en un comunicado Graham.
Horas más tarde, en un discurso en el pleno del Senado, Graham fue más allá y aseguró que la idea de que ISIS está edrrotado es "fake nees", el mismo concepto que el presidente aplica a esas ifnromaciones que no cuadran con su visión de las cosas o que hablan de su gestión en forma negativa.
“Esos que dicen que hemos derrotado a ISIS en Siria, eso es una declaración inexacta. Han sido heridos y han sido degradados y le doy al presidente todo el crédito del mundo por cambiar nuestras políticas respecto a la lucha contra ISIS, pero no voy a comprar el cuento de que ellos han sido derrotados”, dijo Graham.
“Decir que han sido derrotados es una exageración y una noticia falsa (fake news). No es cierto. Ha sido severamente dañados pero van a regresar a menos que nosotros estemos allí para detenerlos”.
“ISIS no va a desaparecer”
Apenas una semana atrás, el 11 de diciembre, el enviado presidencial, Brett McGurk, aseguraba a los reporteros en el Departamento de Estado en Washington que la presencia de militares estadounidenses en Siria no estaba vinculada a la desaparición física del “Califato”.
“Nadie está diciendo que ellos (ISIS) van a desaparecer, nadie es tan inocente. Así que nos mantendremos en el terreno para asegurarnos de que la estabilidad se puede mantener. Creo que se puede seguir con seguridad que los estadounidenses seguirán en el terreno después de la derrota física del ‘califato’ y tengamos las piezas colocadas para garantizar que esa derrota es duradera”, dijo McGurk.
“Va a tomar tiempo, pero (el trabajo) se va a realizar. Es una campaña realmente difícil”. Incluso, a principios de diciembre, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general de la infantería de marina Joseph Dunford, declinó poner una fecha para el retiro de las fuerzas, destacando que era necesario más tiempo para establecer las condiciones que garanticen una paz duradera.
“Todavía tenemos un largo camino que recorrer y por eso sería muy renuente a ponerle una fecha fija”, dijo Dunford en un foro sobre seguridad organizado por The Washington Post.
Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump se ha mostrado muy dispuesto a cantar alabanzas a la estrategia que ha puesto en práctica para combatir a ISIS (aunque algunos expertos afirman que son las mismas que dejó Barack Obama) e incluso ha llegado a afirmar que el grupo ya no representa la temible amenaza que era.
Pero cuando en diciembre de 2017 el gobierno de Irak declaró “victoria” sobre ISIS, el Departamento de Estado envió una “sincera” pero cautelosa felicitación. “EEUU se une al gobierno de Irak al destacar que la liberación de Irak no significa que la lucha contra el terrorismo, incluso contra ISIS, en Irak haya terminado”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Operaciones militares
Los partes oficiales de las operaciones indican que, pese al entusiasmo presidencial, la actividad militar en la zona es incesante. De acuerdo con el último resumen semanal de actividades de la coalición que combate a ISIS presentado por el Comando Central de EEUU, entre el 2 y el 8 de diciembre se realizaron 251 ataques en 494 acciones militares.
Se trata de un aumento sustancial respecto a la semana previa de 25 de noviembre al 1 de diciembre cuando se produjeron 90 ataques en 151 acciones.
Además, según el comando, sólo el sábado pasado hubo 47 bombardeos que alcanzaron 20 unidades de combate del grupo extremista y fueron destruidos depósitos de combustible, vehículos, un túnel y posiciones de artillería.
De acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), aunque ha sido reducido en su fuerza y control territorial, el grupo extremista todavía tiene entre 35,000 y 45,000 en Siria e Irak.
En un reporte publicado a fines de noviembre en su sitio web, CSIS asegura que “pese a haber perdido 99% de su territorio, militantes del Estado Islámico aun reivindican un promedio de 75 ataques al mes en Irak, que es más que el promedio de 60,5 ataques en 2016, pero menos que los 89,2 ataques durante 2017”.
Además, el grupo habría cambiado de tácticas para adaptarse a su nueva realidad territorial y sigue ejerciendo un alto nivel de violencia al incrementar sus ataques contra las fuerzas de seguridad y representantes de los gobiernos, en vez de acciones indiscriminadas contra civiles.
En 2016, murieron 6,217 civiles; 5,339 en 2017 y 1,656 en lo que va de 2018. Pero sus ataques contra objetivos oficiales pasaron de 363 en 2017 a 394 este año con una gran concentración de actividad en la región de Kirkuk, región al norte de Bagdad, de acuerdo con el Proyecto de Datos de Locación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED) una organización que recopila información sobre crisis en todo el mundo.
El problema de consolidar los avances
De acuerdo con expertos en insurgencia, la pérdida de territorios no implica la total desaparición de una fuerza como ISIS que puede ser muy adaptable a sus nuevas circunstancias y empezar a operar en una organización de células autónomas con gran capacidad de infligir daño al contrincante.
Otro temor es que se nutra de las continuas tensiones étnicas en Irak, las mismas que favorecieron su aparición original en 2003 como escisión de Al Qaeda y su expansión territorial a partir de 2014.
Algunos temen que puedan explotar los resentimientos contra los chiitas y las milicias que respalda Irán en el norte de Irak y convertirse en un brazo paramilitar de la contrainsurgencia.
Con seguridad algunas de esas consideraciones estaban en la mente del enviado presidencial, Brett McGurk, cuando dijo en Washington que “si hemos aprendido algo de los años recientes sobre cómo derrotar duraderamente a un grupo como este es que no podemos derrotar físicamente a un grupo como este y luego simplemente irnos”.
“Tenemos que asegurarnos que las fuerzas de seguridad queden establecidas para garantizar que esas ganancias en seguridad son duraderas. Eso va a tomar algún tiempo”, dijo McGurk.