Hispanos en las juntas escolares mejoran el rendimiento de los alumnos latinos
Laura, mexicana, (identidad protegida) no sabe qué es vivir un solo día en Estados Unidos sin cargar con la etiqueta de ‘indocumentada’. Y se trata de muchos días: su vida transcurre en este país desde que tenía un año de vida y ya acumula 16.
Es criada por padres que no terminaron la secundaria. Es de bajos ingresos, como muchos de sus compañeros en la escuela de Aldine, en Houston, Texas.
En ese mundo complejo, ella, estudiante destacada, cuenta un sueño que reta las probabilidades: “Quiero estudiar en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y quiero convertirme en investigadora y física.”
Muchos factores están en juego para que ella logre (o no) su objetivo, además de su ímpetu. Su motivación cuenta, claro. También el hecho de que estudiantes de su localidad han logrado algo similar, según dice Laura para explicar su situación, pero también para darse fuerzas.
“Hay otros jóvenes que han salido de Aldine y ahora estudian en MIT, pensar en eso me ha ayudado a creer que yo también puedo”, dice.
Pero hay otro factor importante a su favor que no salta a la vista: que sus profesores sean hispanos y que los de la junta escolar tengan el mismo origen, le favorecen.
Existe sólida evidencia científica para afirmar que la presencia de hispanos en la función pública es positiva más allá de lo simbólico o del orgullo que puede generar ver a un latino en esos puestos.
Precisamente en Texas, donde aún respira el sueño de Laura, diversas investigaciones muestran que, entre mayor presencia de latinos en las school boards, más estudiantes latinos aprueban los exámenes estandarizados del estado, asisten a clases, se registran en lecciones avanzadas, toman las pruebas para ser itidos en la universidad y obtienen mejores calificaciones, lo que aumenta su probabilidad de obtener un cupo.
En el caso de los profesores hispanos, su presencia genera un efecto positivo en los estudiantes mucho mayor que el de los latinos de las juntas escolares.
Los maestros hispanos, por ejemplo, impactan 4.5 veces más que los estudiantes aprueben las pruebas estandarizadas de Texas; 4 veces más que tomen lecciones avanzadas; y 2.5 veces más las calificaciones de las pruebas para ser itido en las universidades que los de las school boards.
Así consta en un estudio de Kenneth J. Meier, investigador del departamento de Ciencias Políticas de Texas A&M, y una de las grandes referencias en la literatura sobre “burocracia representativa”, como se le denomina a esta materia en la academia.
Según Meier, el mayor impacto de los profesores responde a que están en o directo con los estudiantes, pero Meier hace una advertencia que invita a no menospreciar el impacto de los hispanos de la junta escolar: “Los de la school board juegan un rol en la contratación del superintendente, quien impacta la eventual contratación de maestros.”, dice el investigador.
Si es así, Laura parece estar en el lugar correcto por diversas razones.
Los aliados
Aldine es un lugar donde no viven los privilegiados. Ese distrito cuenta con 71.4% de estudiantes latinos. El 82.3% de los alumnos tienen desventajas económicas y 71.7% están en riesgo social.
En todo el estado de Texas se reportan 51.3% de estudiantes hispanos y 60.2% que posee desventajas económicas.
Sin embargo, la zona está identificada por el investigador Meier como “un lugar donde consistentemente los profesores hispanos están haciendo un excelente trabajo”.
Eso le compete a la hispana Viola García, la actual vicepresidenta del consejo escolar, una de las aliadas de Laura.
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“(Viola) me hace sentir que hay alguien en el consejo que entiende la perspectiva de los estudiantes hispanos”, dice Laura.
García entró al consejo escolar de Aldine en 1992, cuando sus hijas todavía estudiaban allí. Según cuenta, el impacto de su presencia en el consejo -en relación a los estudiantes hispanos- fue más notorio cuando comenzó, ya que la mayoría de los alumnos eran caucásicos y faltaba más atención a minorías como la hispana.
“Nos planteamos preguntas como: ¿quién integra los comités de selección? ¿tenemos representación de todos los estudiantes? ¿estamos seleccionando es, consejeros y profesores que tienen la competencia cultural para relacionarse con los estudiantes y entender sus necesidades?”, recuerda García en entrevista con Univision Noticias.
“¿Tenemos la literatura adecuada que representa a todos los alumnos? No fue nada dramático, pero poner esas preguntas en la mesa, llevó al consejo a considerar estos factores”, asegura.
El efecto de la presencia hispana tiene que ver con algo muy sencillo: empatía.
Esos funcionarios que pertenecen a las minorías raciales pueden evitarle a los ciudadanos infracciones menores al reconocer las diferencias culturales, pueden buscar empleados bilingües para ofrecer un mejor servicio y ampliar los cursos para estudiantes con habilidades avanzadas.
“A veces la clientela responde mejor a los servicios que les ofrece alguien que conoce su realidad. Los ciudadanos tienden a buscar y a confiar en burócratas que comparten sus experiencias. Los estudiantes latinos ven en los profesores latinos ejemplos a seguir”, explica Meier. Esto aplica para otras esferas, no solamente el sistema educativo, dice, como los servicios de salud, la creación de política pública, la autorización de crédito, etc.
La investigación de Meier explica que la presencia de profesores hispanos tiene un impacto importante en el desempeño de los estudiantes de Texas.
Nicolás Perla es uno de esos maestros hispanos. Él enseña español en la secundaria MacArthur de Aldine. Da clases desde los niveles 1 al 4 y acumula 17 años como profesor en el distrito escolar.
“Algunos de mis alumnos son salvadoreños e inmediatamente hacen una conexión conmigo. No sólo por ser yo salvadoreño, sino también por ser latino”, comenta.
“Yo creo que se ven reflejados en mí, hay conexión, saben que los entiendo. Pienso que me ven y dicen, bueno si él pudo ser maestro, entonces yo también podría serlo o podría ser médico, ingeniero, ¿por qué no? Hay un modelo que pueden seguir”, explica.
Faltan más
Pese al efecto positivo que pueden tener los profesores hispanos en su comunidad, su contratación en las escuelas es relativamente baja.
Si bien el porcentaje de estudiantes de las minorías y profesores se ha incrementado a lo largo del tiempo, la porción de estudiantes ha crecido a mayor ritmo que los académicos.
Durante décadas, los estudiantes hispanos de Aldine destacaron en los exámenes que istra el estado. Por ejemplo, entre 2003 y 2011 el nivel de dominio de los exámenes TAKS (Texas Assessment of Knowledge and Skills ) aumentó de 45 a 77%.
El éxito de Aldine le llevó a ganar el premio como mejor distrito escolar urbano de Estados Unidos en 2009. En ese momento, sus estudiantes hispanos y de bajos ingresos de todos los grados, obtenía mejores calificaciones en lectura y matemática que sus iguales en el estado.
Sin embargo, desde 2012 – cuando comenzó a aplicarse un examen más difícil (STAAR)–el desempeño de los estudiantes del distrito en general ha caído.
El problema se agrava con el incremento de los estudiantes de escasos recursos que migran mucho o aquellos que hablan otro idioma y están aprendiendo inglés, según un análisis de la firma consultora Education First.
En la actualidad, Aldine tiene más de 3,900 profesores. Univision quiso saber cuántos son hispanos, pero las autoridades no detallaron esa información.
Los datos disponibles más recientes son del año lectivo 2014-2015. Entonces Aldine tenía 4,235 profesores, y de ellos 25% era hispano. La poca representatividad es notable si se toma en cuenta que 71% de los estudiantes era latino.
Y aunque el porcentaje de maestros hispanos en Aldine aumentó desde 2004, la brecha es mayor ahora. Hace 10 años, esa cifra era de 19.5%, pero los estudiantes hispanos apenas representaban 44.7% de toda la matrícula del distrito.
Según el Departamento de Educación, sólo un 7.8% de los profesores a nivel nacional son latinos. En 2016 se registran 13.3 millones de estudiantes hispanos en las escuelas públicas del país, que representan el 26% de todos los estudiantes. Es decir, uno de cada cuatro estudiantes es de origen latino.
Texas tiene 1,050 personas de origen hispano en las juntas de educación - el doble de los que tenía hace 20 años y casi la mitad de los 2,344 latinos ocupando cargos en las juntas escolares de todo el país, según muestra una base de datos de la National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO) analizada por Univision.
Pero esa presencia no parece ser suficiente para aumentar la cantidad de profesores latinos en sus escuelas. Es el tercer estado con la mayor brecha en la relación entre estudiantes y profesores hispanos, solo superado por Nuevo México y California.
“Las oportunidades están allí, pero somos muy pocos los maestros hispanos, teniendo una inmensa población de alumnos latinos. Hay muchos factores asociados… oportunidades, educación, entre otros”, dice el profesor Perla.
Al preguntarle a Laura cuántos educadores latinos ha tenido en los últimos tres años, no logra recordar a ninguno.
Un estudio de Brookings Institute reveló que los candidatos hispanos y afroamericanos que aspiran a puestos para ser profesores son contratados en tasas menores que los candidatos blancos.
Los datos del informe exponen que, por ejemplo, cuatro años después de graduarse, 19.3% de candidatos blancos habían trabajado como profesores, mientras ese porcentaje cae a 16.3% en afroamericanos y a 17.6% en hispanos.
Sin duda, la persistencia de Laura es la clave para llegar al MIT, pero la presencia de más aliados hispanos le ayuda. La ciencia lo dice.