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Cómo es mi nueva vida sin tacones

La letra de una canción mexicana dice 'con zapatos de tacón, las nenas se ven mejor que con zapatos de piso'. Pero un accidente (que acabó en una dolorosa operación) cambió por completo mi relación con este tipo de calzado.
16 Oct 2016 – 11:46 AM EDT
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Frecuentemente los ortopedistas atienden a mujeres que sufrieron algún tipo de accidente al llevar tacones. Crédito: Getty Images

Siempre usé tacones altos. No me queda duda, la ropa luce mejor sobre ellos.

Hace un poco más de un año caminaba comodamente con unos zapatos de tacón corrido ( wedge) durante horas en un centro comercial. Al terminar, mientras me despedía de mis acompañantes, se me falseó la pierna. Para no caerme puse todo el peso en la otra pierna, el tobillo se me dobló y alcance a escuchar cómo al hacer palanca tronó el hueso.

Caí al piso y mientras mi acompañante se reía, el dolor empezó a ser insoportable. Me levanté un poco el pantalón, con sorpresa vi una parte hundida. El asunto era serio. Al llegar al hospital me bajaron con cuidado pues, dijeron, estaba a punto de tener una fractura expuesta.

El doctor que me atendía no podía creer que la herida me la hubiera hecho al estar parada. Me había roto la tibia y el peroné y había que operar. Esa noche fue la peor de mi vida, no podía del dolor. Al día siguiente me operaron sin anestesia general.

En total tengo 28 clavos y 2 barritas de metal, una a cada lado del tobillo. Estuve de incapacidad tres meses (de los cuales dos los pasé en cama). Durante 24 días me inyectaron anticoagulantes. Un mes lo pasé en silla de ruedas, tres semanas con andadera y uno más con bastón.

Lo que había al mundo le habría parecido una simple torcedura de pierna, terminó siendo un tipo de fractura muy común entre los futbolistas.

La rehabilitación empezó a las dos semanas. El día que me debía de parar por primera vez sentía que no podía. Me tuvieron que dar terapia sicológica para que volviera a tener confianza en mi pierna pues tenía mucho miedo.

Sin embargo, el verdadero cambio apenas había comenzado.

Mi vida sin tacones

Ahora, casi un año después ya hago caminadora y bicicleta, pero no he recobrado la fuerza. Por el tipo de lesión que sufrí mi doctor recomienda no volver a usar tacones altos, ni de plataforma, solamente puedo usar los de 1.9 pulgadas.

Eso, para una mujer como yo, no es un asunto menor. Es un cambio de vida.

Los tacones con los que me fracture, los sigo teniendo... tenemos una relación de amor/odio. Me fascinan, pero decidí que una vez que mi pierna esté completamente sana les haré una especie de 'quema', pues según yo de esta manera cerraré el círculo.

El resto de mis zapatos de tacón siguen guardados, me duele en el alma regalarlos y me rehúso a dejarlos ir, aunque no vuelva a usarlos. Creo que en el fondo de mi ser tengo una ligera esperanza. Los pares más caros, esos que eran sólo para usarlos en ocasiones especiales, son los que me duele más verlos ahí, abandonados en el closet.

Después de todo lo pasado quedé bastante afectada, no he intentado subirme en ninguno de esos preciosos stilettos. Intento seguir las indicaciones del doctor. En verdad siento que si me los pongo, la pierna me temblará como espagueti y me voy a lastimar de nuevo.

Además los tacones han sido los culpables de uno que otro 'ataque' de ansiedad, algo que no había sentido antes. Una de las consecuencias más extrañas de mi relación este tipo de calzado es que ahora me detengo a ver los tacones de las demás mujeres. Es cómo una 'enfermedad': los extraño, he intentado decirme a mi misma que tengo la gran ventaja de ser alta, pero no funciona.

Me da tristeza saber que no los podré volver a usar, me afecta que los vestidos largos no me lucen tan bien como antes. Es algo raro, pues los odio, porque por su culpa tengo algunas limitaciones, pero al mismo tiempo los amo. Quisiera encontrar la manera de poder volver a subirme en ellos.


Por indicaciones médicas, solo he usado tacones bajos. En cuanto me los pongo tengo miedo. Unos momentos después, siento que me regresa un tipo de confianza difícil de explicar, esa que sientes cuando caminas con estilo sobre unos stilettos.

El cambio de vida es más profundo de lo que parece: incluso a la boda de mi mejor amiga, tendré que ir así: en flats (zapatos bajos). Los tacones cambiaron mi vida y jamás lo podré volver a usar.

*Texto adaptado por Paulina Soto.


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