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Papás y Mamás

Cómo el mal humor del papá tiene efectos negativos en el desarrollo de los niños

Un papá gruñón o enojado todo el tiempo tiene un efecto negativo en el desarrollo de los hijos, y, según un nuevo estudio, su mal genio afecta a los chicos más que el malhumor de la madre.
16 Ago 2016 – 03:22 PM EDT
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Desde los gritos porque su equipo favorito va perdiendo al mal genio por los problemas financieros, el mal humor y la forma en que éste se demuestra es percibido en nuestros bebés de maneras inimaginables.

Un estudio de la Universidad de Michigan State comprueba que el mal humor de papá en casa tiene mayores efectos adversos que el de mamá.

Luego de estudiar a 730 familias durante períodos sostenidos, los investigadores de Michigan State determinaron que el estrés demostrado por parte de los papás tiene mayores efectos negativos sobre el desarrollo cognitivo y del lenguaje de niños entre 2 y 3 años.

Antes de que las madres del mundo den un suspiro colectivo, el mal humor y estrés de ellas también afecta a los niños, contribuyendo a que existan problemas de comportamiento en menores, pero, son los niveles de estrés, depresión o malgenio de los papás los que podrían dejar mayores secuelas negativas en los niveles de desarrollo, habilidades de socialización y posteriormente incluso generar tendencia a la depresión en los menores.

Aunque los padres de hoy están mucho más involucrados que los de antaño, todavía quedan semblantes de modelos familiares tradicionales en que el padre es el jefe del hogar, proveedor unitario y líder paterfamilias. A pesar de ello, las exigencias de la vida moderna, y las necesidades de los niños, obligan a nuevas dinámicas familiares más inclusivas e igualitarias en las que los padres tengan un rol más familiar, menos ejecutivo y desarrollen relaciones más estrechas con sus hijos.

Adicionalmente, ya todos sabíamos que el mal ambiente en casa se traduce en mal genio y ansiedad generalizada y hay varios estudios que hablan sobre cómo los niños imitan actitudes de adultos que iran http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23020146.

Eso es como descubrir el agua tibia, lo novedoso aquí es el tener la lupa sobre papá y tener confirmación científica de los efectos que su mal humor puede tener sobre los más pequeños.

Denle un descanso a papá

Ya que los padres tienen un efecto predominante sobre el desarrollo del lenguaje, ellos también deben formar parte de las conversaciones sobre el cole y los amigos tradicionalmente reservadas para mamá. De la misma forma, la idea de que son únicamente las madres quienes necesitan descansar y restaurarse también debe ser desdeñada pues estudios como este recuerdan la importancia de que los papás también se cuiden y tomen en cuenta su bienestar emocional.

El pensar que los hombres no necesitan desestresarse porque ‘no se quebrantan’ tiene fatales consecuencias, no sólo porque cargamos a nuestros hijos con ese prejuicio sino porque encima el crecer con esa idea tendrá efectos negativos sobre sus hijos y servirá para perpetuar este círculo vicioso de machismo, padres estresados e hijos con problemas de desarrollo.

La paternidad viene acompañada de un montón de responsabilidades dentro y fuera del hogar, pero el estar preparados para aceptar el estrés que esto significa disminuye la reacción negativa.

Hay formas de combatir el estrés como deportes, juegos interactivos, aire libre, es importante tener identificadas un par de actividades simples que ayuden a disminuir los niveles de estrés para poder ahuyentarlo en cuanto este se asome.

Separen un tiempo para sí mismos en el que puedan despejar la cabeza, y tengan claro que necesitar ayuda no tiene nada de malo. Todos podemos estar bastante agobiados y la perspectiva de un tercero podría ayudarnos a manejar nuestras emociones con mayor claridad.

El ser padres puede ser increíblemente abrumador, sobre todo si pensamos que todo lo que se hace y deja de hacer tiene efectos sobre nuestros hijos. Y aunque muchos pasen más tiempo con sus madres, las acciones de los padres tienen un peso enorme. Así que padres, sonrían y a cuidarse más que su estrés ¡sí que cuenta!

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