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Papás y Mamás

¿Qué pasó cuando le castigué sin video juegos a mi hijo?

La historia personal de cómo mi hijo se absorbió en la violencia y el detox por el que tuvo que pasar
4 Ago 2016 – 05:27 PM EDT
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Hay que estar pendientes de juegos violentos que pueden estar absorviendo a tus hijos Crédito: Dreamstime

Nunca me ha gustado que mis hijos pasen todo el día en frente de la televisión o de la computadora. Desde chiquitos les hemos inculcado el amor por la naturaleza, el amor por las actividades al aire libre y el deporte.

En mi casa sólo hay una televisión y el contrato que tenemos de cable es el más básico. Con esto te puedes dar una idea que no somos una familia que sigue series o programas. El tiempo que pasamos frente a las pantallas es muy poco, sólo el necesario para trabajar o una tarea de la escuela. Pero a principios de año, mi hijo empezó con la idea de hacer su propia computadora. Mi esposo, ingeniero, feliz con la idea de que él construyera algo. Hasta ahí todo iba muy bien, todos estábamos super orgullosos de él y sus ganas de crear. Nuestra emoción se fue apagando cuando nos dimos cuenta que la computadora que estaba haciendo era para jugar, el le dice ‘gaming’.

Mi esposo y yo decidimos apoyarlo y empezar a entender este mundo de tecnología y juego que está tan de moda entre los adolescentes. Decidimos que ya tenía edad de tomar sus decisiones y decidir que es bueno para él y que no. Pasaron los días, le llegaron todas sus piezas y terminó su computadora y empezó a usarla en el ‘gaming’.

Al principio empezó jugando una hora al día, yo lo único que oía eran carcajadas y pláticas. El juego que escogió tenía como fin hacer misiones de soldados en grupo, con amigos. Aunque había algo que no me gustaba, mi sexto sentido de mamá me lo decía, me trataba de convencer pensando que estaba adquiriendo habilidades sociales y técnicas. Poco a poco el tiempo de pantalla que tenía mi hijo empezó a aumentar, el empezó a desobedecer por estar jugando. Dejó de leer, de salir a jugar, y cada vez se enojaba más si le apagábamos la computadora. El colmo fue que cuando no estaba jugando veía videos de youtube que estuvieran relacionados con el juego. No podía dejar de verlo, no podía pensar en otra cosa.

Fue en ese tiempo cuando descubrí que la misión principal del juego era matar a las personas del otro equipo, también en ese tiempo él empezó a hablar de cuchillos, de apuestas y de cómo ganar dinero en ellas.

Todo fue muy rápido, no fueron más de dos meses cuando decidimos sentarlo y pedirle porfavor que borrara todos los archivos del juego de su computadora. ¿Qué pasó cuando le castigamos el juego?

Se volvió un niño totalmente desconocido para mí, enojón, grosero y contestón. Nada que ver con el niño que yo conocía. Entendí que estaba pasando por una especie de detox, una desintoxicación de la violencia que estaba recibiendo su cerebro, de las mañas de los productores de juegos para ganarse se las mentes de los adolescentes. Nos costó mucha paciencia, muchas pláticas y hasta uno que otro castigo para hacerlo entrar en razón.

Al final entendió y se dio cuenta de cómo estaba siendo absorbido por ese mundo, por esas situaciones violentas. Entendió que él estaba siendo parte de un mundo violento en el que nadie quiere vivir, entendió que él, de cierta manera, estaba apoyando a la violencia. También se dio cuenta que con cada atentado que hay en el mundo, se pierden vidas. Vidas muy importantes y que esas vidas siempre son la mama, el papa, el hermano, etc. de alguien mas. Se dio cuenta que las vidas humanas ni en un juego de computadora se puede justificar perderlas.

Yo aprendí de la importancia de estar cerca de mis hijos, confirmé nuestra decisión de tener una sola televisión y que la regla de no tener computadoras en las recámaras siempre ha sido la correcta. Pero sobre todo me di cuenta que todos los niños están expuestos a los peligros cibernéticos. Abrí los ojos y afiné mis antenas porque me di cuenta que en cualquier familia puede pasar.


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