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Realeza

La raza del bebé de Meghan y Harry: una cuestión de identidad que sí importa

El esperado bebé nació, primeras fotos. Sin embargo, hay un tema de debate entre los expertos que está adquiriendo mayor revuelo: su identidad racial. Una conversación que va desde convertirlo en símbolo de integración a advertencias sobre las falsas expectativas que este nacimiento puede generar.
13 May 2019 – 05:50 PM EDT
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Hijo de una madre afroamericana y de un descendiente directo de la corona británica, Archie Harrison Mountbatten-Windsor es el primer bebé de raza mixta (al menos en la época reciente) en la casa real del Reino Unido. ¿Por qué importa? En principio, por lo histórico del evento.

Por lo menos en 100 años de historia de la monarquía británica, la fotografía publicada el miércoles pasado es un documento nunca antes visto. En el mismo espacio -compartiendo los lazos familiares- se puede ver a la reina Isabel II de origen británico con el pelo blanco perfectamente peinado, a Felipe, el duque de Edimburgo de origen griego-alemán, al padre Harry descendiente de una familia real europea y de los condes Spencer, a la abuela afroamericana Doria con un piercing en la nariz, a Meghan hija de madre negra y padre blanco y a Archie, el primer niño mixto en la familia envuelto en la manta tradicional de los bebés reales.

Nunca antes se había visto una imágen con esta variedad étnica en la historia de esta conservadora familia real europea. Al publicar el nacimiento del bebé, el diario The New York Times señaló que su importancia estará “indeleblemente ligada a la raza”.

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Honestamente, el tema no es tan nuevo ni tan tabú. De hecho, la propia Meghan Markle ha hecho referencia a su raza en repetidas ocasiones. Más a fondo en 2015 cuando escribió un ensayo para la revista Elle UK titulado: "Soy mucho más que ‘otros’" en el que cuenta la terrible experiencia, aún siendo una niña, al tener que elegir cuál era su origen étnico en un censo escolar:

"Blanco, negro, hispano o asiático. Ahí estaba yo (mi pelo rizado, mi cara pecosa, mi piel pálida, mi raza mixta) mirando esos recuadros, sin querer meter la pata, pero sin saber qué hacer. Solo podía elegir uno, pero eso sería elegir a un padre sobre el otro, y una mitad de mí sobre la otra. Mi maestra me dijo que marcara la casilla de caucásico. "Porque así es como te ves, Meghan", dijo. Dejé mi bolígrafo. No como un acto de desafío, sino más bien un síntoma de mi confusión. No me atreví a hacerlo de solo imaginarme la tristeza en las entrañas de mi madre si se enterara. Por lo tanto, no marqué una casilla. Dejé mi identidad en blanco -un signo de interrogación, un absoluto incompleto- de la misma forma a cómo me sentía…", escribió Markle.

Y hace solo unos meses, en particular desde el anuncio de su relación con el príncipe, el tratamiento del tema de racista y sexista que habían hecho de su entonces prometida.

"Con una abuela negra y una bisabuela monarca británica, Archie ya es un importante recordatorio para todos nosotros de que las familias y las personas realmente pueden venir en todas las formas, tamaños y colores", escribió Arianna Davis en un texto en primera persona para la revista Oprah.

“Por más difícil que sea para él, también sé algo de lo que baby boy Sussex aún no se da cuenta: que es un símbolo de esperanza para muchas personas birraciales de todo el mundo. Sé que es un peso muy grande para colocar sobre los hombros de un bebé. Pero puedo decir por experiencia que cuando eres un niño mixto a menudo te sientes solo”, cuenta Davis quien compartió estas experiencias en un encuentro con Meghan antes de formara parte de la realeza.

Mitos y privilegios

Sin embargo, no todos se sienten tan eufóricos al respecto. Como Carla Hall en su columna de opinión en el diario LA Times 'Will Meghan Markle and Prince Harry raise their baby to be black?' en la que cuestiona en qué identidad cultural crecerá el pequeño Archie. Hall argumenta que simplemente el bebé es negro debido a su herencia de abuela materna. Pero su realidad no será la de cualquier habitante negro de Los Angeles (donde ella vive) o del Reino Unido.

“(Bebé Sussex) tendrá una vida extraordinariamente privilegiada. Solo podemos esperar que él viva, eventualmente, en un mundo postracial. Aún así, necesita saber qué significa ser una persona negra en en oy. Por supuesto, significa docenas de cosas. Su vida será en gran parte lo que haga con ella. No hay una "experiencia negra", excepto, quizás, cuando un policía te detiene por parecer sospechoso. Dudo mucho que eso le pase al joven Sussex…”

Para el analista John Blake de CNN, la llegada del bebé debe ser observada como un hecho histórico pero aislado. Uno que no necesariamente cambiará la realidad de la mayoría de las personas de raza negra -ni birraciales.

“No utilicemos el nacimiento real para sacar a relucir un mito peligroso. No convirtamos a este niño en otra 'Gran Esperanza de Raza Mixta' (...) La presencia de estos símbolos de raza mixta en posiciones de poder no se traduce automáticamente en más poder para la gente de color”, escribe.

“La historia de la realeza nos lo ha demostrado”, continúa.

Tradicionalmente sustentada en el linaje de la sangre, el nacimiento de Archie aparece como un acto revolucionario para la monarquía.

La activista racial Kathomi Gatwiri explica a detalle en su texto 'Por qué Meghan Markle es disruptora para la monarquía' cómo hist´óricamente esta institución ha estado sustentada en prejuicios de raza. "Los ideales de pureza ubican a los negros como inadecuados para la realeza, capaces de contaminar el gen 'puro' que está reservado para el espacio real", escribió.

Sangre azul

Ideas y conceptos que bajo muchas luces resultan retrógradas pero basta recordar que el frecuentemente usado término ‘sangre azul’ se refiere a la piel pálida de los monarcas que dejaba ver el color de las venas a diferencia de la piel bronceada de los trabajadores del campo o personas de color o considerar que apenas en 2013 se hicieron modificaciones sutanciales a las leyes de sucesión británicas para eliminar la prohibición por género.

“La idea de un bebé de raza mixta en el regazo de la reina Isabel, jefa oficial de la Casa de Windsor -que bien podría llamarse la Casa de la Blancura- realmente tiene un punto", explica Sarah Malik en un largo análisis sobre las líneas de sangre para la cadena australiana SBS.

"Mucho se ha escrito sobre cómo el matrimonio de Meghan Markle está destruyendo uno de los últimos bastiones de la blancura solo por existir en un espacio que históricamente ha excluido todo lo que ella representa como una mujer birracial, estadounidense, divorciada de trasfondo católico. (...)

En cierto sentido, hay una deliciosa colonización a la inversa en juego, ya que la institución está siendo cambiada por los descendientes de la gente de las costas lejanas que alguna vez gobernó".

Lo cierto es que la llegada de Archie ha puesto sobre la mesa un tema urgente -sin importar si se es blanco, negro o de alguna otra etnicidad.

“(Meghan) entendió que no derrotas el racismo ignorando la raza, si no reconociéndola, abrazándola, aceptándola -y dándole a tu nueva familia el encargo de aceptarla también”, dice la escritora Lizzie Skurnick en su columna de opinión en The New York Times.

“Las personas -generalmente las blancas- siempre piensan que la respuesta a cosas como el racismo es no hablar de raza, ya que, como dice el dicho, el color no se ve. Pero nadie les dice a las mujeres que comiencen a convertirse en hombres para derrotar el sexismo", explica.

El diario The Guardian lo trata a porfundidad en su reporte especial sobre identidad y sociedad titulado “ ¿Qué nos dice Archie sobre la raza mixta británica?

"Una perspectiva negra en estas discusiones es muy importante. El país ha estado fascinado por cómo se puede sentir el hecho de que el bisnieto de la reina sea reconocido por su herencia afroamericana. Pocos se han detenido a pensar en cómo se sentiría la duquesa de Sussex o su madre, Doria Ragland, si no lo fuera".

En gran medida el cómo sus padres decidan abordar la identidad mixta de Archie, el nuevo integrante de la familia real, mandará un contundente mensaje racial (cualquiera que este sea) de la corona británica al mundo -habrá que ver cómo la sociedad lo recibe.

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