Confucio, Buda, sabios de la Antigüedad la enunciaron de diferentes formas inclusive en la Biblia y el cristianismo hay muchas citas como “todo lo que el hombre sembrare, eso segará” que es en esencia la milenaria Ley del Karma, la ley de causa y efecto, enunciada también por los científicos en diferentes postulados de la vida práctica y de aplicación cotidiana: “no hay causa sin efecto, ni efecto sin causa”. Thinkstock
Cuando la vida te retribuye algo positivo no te está “premiando” –aunque suene muy poético- sino estás recogiendo el fruto de tus acciones, de la misma forma si ocurre algo negativo nadie te está castigando, estás cosechando algo que sembraste y lo que puedes llamar tu castigo es esa turbulencia interior que sientes. Thinkstock
Por el contrario, cultivar sentimientos de amor, perdón, tolerancia, respeto a los demás y al ambiente, compasión y sencillez, justicia y no venganza, y cualidades nobles no solamente engrandecen a quien las cultiva sino le ayuda a generar un buen karma, o sea consecuencia, cada vez mejor en su vida. Thinkstock
Al terminar un episodio dramático nos enfrentamos a dos opciones: o nos pasamos el resto de la vida buscando venganza y odiando o nos encauzamos en una nueva dirección, una nueva vida en la que se deja atrás el pasado, no se alberga odio, y se busca justicia, pero no venganza. Thinkstock
Actuar esperando siempre un premio o temiendo eludir un castigo conduce a desilusiones. Generamos buen karma cuando vivimos en el presente en cada instante en armonía con todo lo que nos rodea, recuerda que el llamado destino no es otra cosa que el karma que vamos creando diariamente. Thinkstock
Al devolver bien por mal, y tener una mente cada día más limpia sin prejuicios, odios, intolerancias, fanatismos, envidias, deseos de venganza y revanchas, y todos esos sentimientos negativos y destructores vivimos cada día mejor ya que las circunstancias están ahí y generalmente no podemos cambiarlas Thinkstock