Ante el fin del TPS, muchos salvadoreños se preguntan qué harán sin las remesas que les llegan de EEUU
SAN PABLO TACACHICO, El Salvador.- Cuando el salvadoreño Fabio Salinas se enteró que tenía que someterse a dos operaciones en 2015 llamó a su hijo José, de 57 años, que vive en Glen Cove, Nueva York. Junto a otros cuatro hermanos que también viven en EEUU, José reunió lo suficiente para pagar las cuentas médicas de su padre que acabaron superando los $7,000.
“De no haber sido por eso, estaría en el cementerio", afirma Fabio Salinas, de 83 años, sentado fuera de su casa en San Pablo Tocachico, una localidad de 22,000 habitantes a una hora y media de la capital, San Salvador. El hombre, que camina renqueante mientras se apoya en un bastón, está perdiendo la vista.
Sin contar con operaciones graves, Salinas estima que él y su mujer, Avelina, de 76 años, gastan unos $400 mensuales en medicamentos y otros gastos por salud, un dinero que le envían sus hijos desde Nueva York y Los Ángeles. Pero ahora, la pareja de ancianos teme que esos recursos dejen de llegar.
Como cientos de miles de salvadoreños, dos de sus hijos, entre ellos José, son beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS), un programa de visas que permite a inmigrantes salvadoreños vivir y trabajar de manera temporal y al que el presidente Donald Trump decidió poner fin tras 17 años en vigor.
“Me puse triste cuando escuché las noticias", recuerda Fabio Salinas, quien hasta que se jubiló trabajaba como campesino. "No puedo hacer más que pedirle a Dios por el presidente (Trump) que ha hecho todo esto. ¿Qué va a ser de los salvadoreños que tendrán que volver si no pueden vivir ahí?", se pregunta.
Golpe a la economía salvadoreña
Salinas comparte su preocupación con las autoridades de El Salvador. El fin del TPS puede suponer un duro golpe para la economía del país. En 2017, los salvadoreños mandaron más de $5,000 millones de dólares a sus familias, según el Banco Central de Reserva de El Salvador. Eso representa el 18% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, un 17% más que el año anterior, según la agencia de calificación crediticia Moody’s que indica que más del 20% de las remesas proceden de beneficiarios del TPS.
Tras conocer la decisión de Donald Trump de poner fin de ese beneficio para los salvadoreños, esa agencia dijo en un comunicado que la decisión de EEUU tendría efectos negativos a largo plazo para El Salvador si genera deportaciones masivas, lo que derivaría en "una disminución de las remesas y afectaría al crecimiento económico".
Fabio y Avelina reciben unos $600 dólares al mes para sus gastos básicos: unos $200 en comida y servicios y $400 por sus gastos médicos. Casi la mitad de ese dinero se lo envía José, que trabaja de jardinero en el área de Long Island. Ese dinero da para mucho en El Salvador, donde el salario mínimo medio está entre $200 y $300 dólares mensuales, dependiendo del sector. Pero la pareja de ancianos no recibe ningún tipo de pensión y ahora que el estatus legal de su hijo en EEUU se tambalea, eso puede significar un golpe duro para ellos.
“Ahora no es suficiente. Pero puede llegar un momento en que no pueda pagar el agua, la gasolina o el teléfono", dice Fabio. "¿De dónde voy a sacar el dinero si no puedo trabajar?".
El gobierno estadounidense aprobó el TPS para los salvadoreños tras una serie de terremotos mortales que golpearon el país en 2001. Ese estatus estaba destinado a los inmigrantes que no podían regresar a sus países de origen porque sus gobiernos no podrían recibirlos debido a conflictos civiles, desastres naturales o violencia.
Desde hace 17 años y hasta enero, Washington renovaba el TPS a los salvadoreños cada 18 meses y en la actualidad cerca de 200,000 inmigrantes salvadoreños viven y trabajan legalmente en EEUU gracias a ese beneficio.
Además de cancelar el TPS a los salvadoreños, Trump anunció el fin de ese beneficio para 46,000 haitianos y 2,500 nicaragüenses. Además, podría hacer lo mismo con los 57,000 hondureños beneficiarios de ese programa.
¿Vuelta a un país que no se recupera?
José estaba entre las decenas de miles de salvadoreños que huyeron de la guerra civil que se extendió entre 1980 y 1992 y en la que murieron unas 75,000 personas. José migró a EEUU en 1989 y regresó por un corto periodo a El Salvador antes de volver a migrar en 1993. Ese año, unos 250,000 salvadoreños tenían sus casos de asilo pendientes en EEUU.
Unos años después de recibir el TPS, José trajo a sus hijos a EEUU de El Salvador. Ahora, ellos son adultos y tienen sus propias familias.
Gracias al TPS, los beneficiarios están protegidos de la deportación y tienen a mejores oportunidades de empleo y eso se traduce en que pueden ofrecerles mejores condiciones de vida a sus familias en El Salvador.
Por eso, a José le preocupa si, cuando se le acaben los beneficios, podrá seguir mandándoles dinero a sus padres enfermos. "Estamos muy preocupados y tristes", afirma.
El gobierno salvadoreño respondió al anuncio del fin de los beneficios con un vago comunicado de prensa del ministerio de Relaciones Exteriores en el que reiteraba su compromiso con sus compatriotas en la búsqueda de alternativas para que pudieran quedarse en EEUU. Además, el 16 de enero, la cancillería anunció un plan para negociar empleos para deportados salvadoreños en Qatar, el país que albergará la Copa del Mundo de 2022.
La cancillería salvadoreña no respondió a una solicitud de entrevista de Univision Noticias.
El 8 de enero, la secretaria de Seguridad Nacional,Kirstjen Nielsen, anunció el fin del TPS para los salvadoreños dando por hecho así que inmigrantes como José pueden regresar a un país ya recuperado del terremoto de 2001. Pero la realidad es que la nación aún padece de altísimos niveles de violencia y pobreza. Solo en 2017, se registraron algo menos de 4,000 homicidios y se estima que el 41% de los hogares de ese país centroamericano viven bajo la línea de la pobreza, según el Banco Mundial.
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“Somos una economía muy dependiente de las remesas.... Imagina las consecuencias (de perderlas)", dijo Roberto Rubio, director de la La Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), un instituto de investigación enfocado en el desarrollo. Rubio cree que la decisión de EEUU podría incrementar los niveles de pobreza y desempleo, un caldo de cultivo para el fortalecimiento de las pandillas. "Incluso en el mejor escenario, el impacto puede ser duro", añadió.
La istración de Donald Trump dio de plazo hasta septiembre de 2019 a los beneficiarios del TPS para regresar a El Salvador o regularizar su estatus. Pero es probable que muchos se queden en el país indocumentados.
José ya ha consultado con un abogado que le ha dicho que no tiene opciones legales para permanecer en el país. Ahora está analizando qué hacer y tiene la presión adicional de que su madre necesita aparatos auditivos que cuestan $1,300.
"Sin las remesas que nos envían, ¿qué será de nuestro país?", se pregunta su padre, Fabio. "Sin ellas, muchos de nosotros estaríamos muertos porque no tenemos dinero".