Exdirector de Pemex es imputado por corrupción, pero elude la cárcel por colaborar con la justicia
Un juez de control imputó este martes al exdirector de Pemex Emilio Lozoya por el delito de operación de recursos de procedencia ilícita, pero no le impuso prisión preventiva a pesar de haberse fugado del país el año pasado gracias a su compromiso de colaborar con la justicia,
El juez de control José Artemio Zúñiga decretó que Lozoya estuviera bajo vigilancia durante todo el proceso en el hospital donde está internado actualmente, pidió que se le retire el pasaporte, que se le ponga un brazalete que él mismo debe pagar y que, una vez que sea dado de alta, se presente ante las autoridades a firmar cada 15 días.
La Fiscalía General de la República no solicitó la prisión preventiva para Lozoya y el juez le ha dado seis meses de plazo para investigar el caso del exdirector de Pemex.
La audiencia se desarrolló por videoconferencia pues el exfuncionario, de 45 años, fue hospitalizado por un cuadro anémico tras llegar extraditado desde España el 17 de julio, tras su captura en febrero. Funcionarios del poder judicial compartieron vía WhatsApp un resumen informal de la audiencia, que no estuvo abierta al público.
La fiscalía presentó cargos por la compra, entre 2013 y 2015, de una planta de fertilizantes por la que Pemex pagó unos 485 millones de dólares, un precio considerado excesivo pues la fábrica no se había usado durante 14 años.
Lozoya es acusado de recibir de la propietaria de la planta de fertilizantes, previo a la venta, un pago de 3.4 millones de dólares. De acuerdo con los fiscales, el dinero terminó en cuentas bancarias controladas por Lozoya y su hermana, quienes utilizaron la mayor parte del dinero para comprar una casa en un exclusivo vecindario de la Ciudad de México.
La modalidad del delito es la de haber adquirido el inmueble con recursos ilícitos "con el propósito de ocultar el origen o propiedad de dichos recursos", determinó el juez, según reportes que el Poder Judicial entregó a la prensa por un servicio de mensajería instantánea.
El exdirector de Pemex aseguró que poseía esa vivienda antes de asumir la dirección de la petrolera, en diciembre de 2012. Aseguró que era inocente de los cargos que se le imputan y que lo probaría.
Señala al entorno de Peña Nieto sin dar nombres
En su defensa, los abogados de Lozoya argumentaron que el exfuncionario había sido “utilizado” por un “aparato organizado del poder” durante los presuntos hechos de corrupción en su periodo al frente de Petróleos Mexicanos (Pemex), que transcurrió de 2012 a 2016.
Dijo que fue “sistemáticamente intimidado, presionado, instrumentalizado”, pero no dijo por quién. Se ha conjeturado que pudo haber sentido presión para recaudar fondos para la campaña presidencial.
"Denunciaré y señalaré a los autores de estos hechos y vuelvo a reiterar mi compromiso de colaborar con las autoridades el Estado mexicano", añadió.
El exdirector de Pemex no identificó al grupo, pero sus palabras parecieron insinuar que está listo para contarlo todo sobre los principales funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto. De hecho, según el resumen de la sesión, el juez recordó que Lozoya se comprometió a realizar en su momento las denuncias pertinentes y a “esclarecer la verdad en el marco del debido proceso”.
Finalizó de esta manera la primera audiencia de un caso que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que sería un antes y un después en la lucha contra la corrupción y que ha generado una tremenda expectación entre los mexicanos, ya que Lozoya fue un cercano colaborador del expresidente Peña Nieto.
López Obrador dijo que el nuevo propietario de esa compañía mexicana ha ofrecido reembolsar hasta 200 millones de dólares relacionados con la compra. El presidente dijo que México espera recuperar parte del dinero de los sobornos y de los contratos oscuros.
El presidente dijo el martes que el juicio “va a ayudar mucho, repito, a que se destierre la corrupción en México”. Señaló que los sobornos son un problema más grande para México que la pandemia de coronavirus.
“Estoy convencido de que es el principal problema de México. No es una pandemia... es una peste”, afirmó López Obrador.
