Liberan al científico cubano condenado a un año de prisión por llamar "guardia rural" a un guardabosques

LA HABANA, Cuba. - Ariel Ruiz Urquiola se volvió una piedra en el zapato para las autoridades cubanas. Primero fue expulsado de la Universidad de La Habana por su posición política y luego condenado a un año de privación de libertad por un supuesto cargo de desacato. Este lunes, después de las reiteradas denuncias al gobierno cubano por el caso del hombre que estuvo casi dos meses encarcelado, lo liberaron.
“Ayer subieron hasta nuestra finca dos de los jefes de la prisión y me informaron que Ariel había sido cambiado de la sala de penados a una sala civil y que con eso quedaba en libertad”, expresó vía telefónica Isabel Urquiola, madre del científico.
Ariel Ruiz, 43 años, es doctor en ciencias biológicas de la Universidad de La Habana y hasta ayer se encontraba en la sala de penados del hospital provincial de Pinar del Río producto de una huelga de hambre y sed que comenzó el 16 de junio y que mantuvo por 16 días ininterrumpidos para exigir su liberación inmediata y para denunciar su atropello legal.
Todo empezó a inicios del mes de mayo cuando del cuerpo de guardabosques del Ministerio del Interior se presenciaron en la finca de Ruiz Urquiola solicitando los permisos para erigir una cerca y la tala de unas palmas, además de la propiedad de sus motosierras y otras herramientas de trabajo.
Urquiola les sugirió a los oficiales que lo siguieran hasta su casa, que allí les podría mostrar toda la documentación en regla. En el trayecto se produjo un diálogo en el que las dos partes se increparon y en la que el biólogo, según la denuncia, utilizó el calificativo de “guardia rural” para referirse a los guardabosques.
Una frase que le costó la denuncia por parte de los oficiales. Una vez en el juicio, el fiscal alegó que “había manchado al Cuerpo de Guardabosques con un calificativo que refería a un cuerpo represivo antes del triunfo de la revolución”, dice Omara Ruiz Urquiola, profesora del Instituto Superior de Diseño de La Habana y hermana de Ariel, quien estuvo en el juicio.
Ruiz Urquiola ya había sido expulsado de la Universidad de La Habana
Ruiz Urquiola, docente e investigador de la Facultad de Biología que trabajaba en proyectos colaborativos con la universidad alemana Humbolt, había sido expulsado de la Universidad de La Habana en 2016. La causa: una investigación que le valió su título doctoral en la que denunció la pesca de tortugas en vías de extinción, práctica legal en Cuba hasta 2008, y una huelga de hambre para reclamar unos medicamentos para su hermana enferma de cáncer.
Tras su despido, Urquiola Ruiz emprendió un nuevo proyecto agroecológico que tiene como objetivo la conservación de especies en el Parque Nacional de Viñales. El proyecto, que aún marcha en unas tierras en usufructo arrendadas al estado cubano, se convirtió en un estorbo para las autoridades de la zona.
En varias oportunidades, la familia Urquiola denunció las violaciones que turistas y campesinos del sitio cometen a los códigos medioambientales estipulados en la Sierra del Infierno, lugar donde se encuentra asentada la finca familiar.
Un ejemplo concreto: en un solo día, Ariel recopiló 82 trampas para cazar jutías y las llevó donde las autoridades del parque. No hubo respuesta. Tiempo después comenzó el asedio y el acoso de sus vecinos, quienes dañaron animales y cultivos de los Urquiola en represalia a su actitud.
“Las autoridades no han hecho nada. Todo esto que ha pasado es un montaje que han construido para sacar a Ariel y su familia de aquí y para que no siga denunciando las barbaridades que se cometen”, dice Yosvani Chávez, campesino de la Sierra del Infierno.
Con Ariel Ruiz Urquiola en prisión, el estado cubano podría tener la potestad de retirarle sus propiedades después de seis meses de inactividad. Su condena de un año de privación de libertad había comenzado el 8 de mayo después que se le aplicara el cargo de “desacato e insulto a las autoridades”.
Amnistía Internacional lo declaró "preso de conciencia"
“Ariel Ruiz Urquiola no es otra cosa que un obstáculo para el gobierno de Viñales. Un hombre que denuncia la caza ilegal de animales, la tala indiscriminada de árboles, la destrucción de la flora y la contaminación de las aguas, tiene que ser sacado del tablero por instituciones adaptadas corruptamente al lucro”, opina el bioquímico Oscar Casanella.
“Es un hecho horriblemente triste e increíble que se ponga preso a alguien que lucha por la conservación de la naturaleza”, dijo Thomas von Rintelen, biólogo del Museo de Ciencias Naturales del Instituto Leibniz a Deutsche Welle.
Desde el inicio de su condena, Urquiola fue declarado “prisionero de conciencia” por la organización Amnistía Internacional. Tras el juicio, el biólogo fue encarcelado en la prisión provincial de Pinar del Río. Un mes después fue trasladado al campamento penal “Cayo Largo”, donde el sábado 16 de junio comenzó la huelga de hambre y sed para forzar su liberación.
A finales de junio, Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, solicitó a Cuba la liberación inmediata de todos los presos políticos en la isla y expresó especial preocupación por los casos de Ariel Ruiz y Eduardo Cordet.
Luis Almagro, presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), también condenó la detención arbitraria de Urquiola y pidió explicaciones al alto comisionado para los derechos humanos de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU).
Durante la huelga de hambre y sed, Ariel Ruiz Urquiola le dijo a su hermana: “En una situación de indignidad no voy a vivir, no lo acepto. Moralmente no estoy preso, mi cuerpo sí, pero mi espíritu no. No he cometido ningún delito, mis principios y valores me impiden aceptar esta condición que es humillante y así no voy a vivir”.
En los 16 días de inanición, en los que tampoco probó un sorbo de agua, el gobierno cubano solo le permitió a Ariel una visita de sus familiares y una asistencia religiosa.
“Estamos feliz por la liberación, pero nadie puede olvidar esto que ha pasado, todo el atropello dictatorial de este gobierno. Queda claro una vez más que en Cuba no hay libertades y que su pueblo vive bajo un férreo asedio, digno solamente de las mayores dictaduras que han existido en la historia de la humanidad”, dice Omara Ruiz Urquiola.