Maduro impone una asamblea para reescribir la Constitución a su medida y desmantelar el Estado en Venezuela
CARACAS, Venezuela.- La Asamblea Constituyente del presidente Nicolás Maduro ha tenido un bautizo de sangre. En la jornada más violenta desde que en abril comenzaron las movilizaciones contra el régimen chavista, al menos 10 personas fueron asesinadas en distintas regiones del país mientras el oficialismo elegía a los 545 del cuerpo legislativo que utilizará Maduro para reescribir la Constitución, liquidar el Parlamento y diseñar un Estado a su medida.
Hasta este 30 de julio, el Ministerio Público contabiliza 122 víctimas fatales desde que se inició esta ola de protestas que entra ya en su cuarto mes.
Al filo de la medianoche, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) anunció que 8,089,320 personas participaron en las elecciones. La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, informó que esa cifra corresponde al 41,53% del censo electoral de cerca de 19,5 millones de personas.
Los números del CNE lucen paradójicos tras años de marcado descenso de la popularidad del chavismo, enmarcado en una profunda crisis política, económica y social sin precedentes. El presidente Hugo Chávez obtuvo 8,191,132 en las elecciones de 2012, poco antes de morir de cáncer. Su sucesor, Nicolás Maduro obtuvo 7,505,338 en 2013.
A esto se le suma el hecho de que la oposición no participó en los comicios de este domingo, cosa que sí ocurrió en las últimas dos elecciones presidenciales. Por ello ese sector calificó de fraude este proceso constituyente y aseguró que solo un 12% del censo acudió a las urnas este domingo.
"Funcionó el sistema electoral en un 90% y funcionó el sistema electoral en paz", dijo Nicolás Maduro mientras celebraba el resultado con unos pocos cientos de seguidores, en la Plaza Bolívar de Caracas.
Durante la jornada, el discurso de la “fiesta electoral” pregonado por la cúpula gobernante contrastaba con los ataques perpetrados por soldados, policías e integrantes de bandas paramilitares en conjuntos residenciales y calles, donde los simpatizantes de la oposición se congregaban para rechazar la Constituyente impuesta por Maduro.
Vecinos de la parroquia El Paraíso, en el oeste de Caracas, denunciaron nuevamente la embestida de los uniformados que destruyeron portones, dispararon bombas lacrimógenas a mansalva y provocaron un incendio en los sótanos de un edificio familiar al quemar una camioneta.
La arremetida de los funcionarios militares y policiales alcanzó a una clínica en el municipio Baruta, este de la capital, que izó banderas de la Cruz Roja para solicitar el cese de la agresión, pues los humos tóxicos afectaban a pacientes y personal médico.
La muerte se esparció por todo el país. El Ministerio Público reportó que en el estado Táchira, fronterizo con Colombia, dos jóvenes de 17 y 13 años cayeron “por heridas de armas de fuego”.
En el estado Lara, centro occidente, un hombre de 43 años perdió la vida al recibir “un disparo en la cabeza”. Otros dos ciudadanos de 28 y 39 años corrieron la misma suerte en el estado Mérida, en los andes venezolanos.
En el oriental estado Sucre, se registró el homicidio de Ricardo Campos, 30 años, secretario juvenil de Acción Democrática, parte de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Y en el estado Bolívar fue asesinado durante la madrugada un candidato a la Asamblea Constituyente.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) había convocado para este domingo una gran concentración en el este de Caracas y “trancazos” (cierres de vías) en el interior de la República.
El gobierno prohibió las manifestaciones públicas desde el viernes hasta el martes para que nada “perturbara” la elección de la Constituyente, y este domingo desplegó a centenares de soldados y policías con la finalidad de impedir que se desarrollaran estas actividades.
Apenas se asomaba un puñado de personas en una esquina, los uniformados llegaban con sus motos y tanquetas, lanzando lacrimógenas y obligándolos a dispersarse. “No toleran que la gente se concentre”, cuestionó el primer vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara.
El alcalde de Caracas y portavoz del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Jorge Rodríguez, negó estos hechos violentos y hasta llegó a reírse cuando en rueda de prensa le preguntaron por los casos de las personas asesinadas.
“Es completamente falso, y mira que los ‘guarimberos’ –opositores radicales- lo intentaron y no lo lograron. Ni un solo fallecimiento relacionado con el evento electoral”, contestó Rodríguez, quien adelantó que la Constituyente removerá de su cargo a la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, responsable de investigar estos sucesos.
Maduro no aparece registrado como chavista
Maduro sufragó a las 6:00 de la mañana de este domingo. “Quise ser el primer voto por la paz, la independencia, la soberanía y por la tranquilidad futura de Venezuela”, argumentó.
Luego, ante los medios de comunicación, el dignatario protagonizó un momento embarazoso cuando al tratar de registrarse en la mesa de votación presentó su “carnet de la patria” —documento que recientemente entregó el chavismo supuestamente para facilitar la entrega de ayudas sociales— y la máquina que leyó el código señaló en pantalla: “La persona no existe o el carnet fue anulado”.
La clave del proceso está en el número de electores. Desde muy temprano, el gobierno y su poderoso aparato de propaganda hablaban de una “masiva participación”, mostrando imágenes de algunos centros de votación con largas filas, al tiempo que la oposición aseveraba que había triunfado la abstención en señal de rebeldía.
La MUD indicó que en la consulta popular que organizó el domingo 16 de julio, 7,535,259 venezolanos repudiaron la Constituyente de Maduro. El presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, denunció antes de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) ofreciera su primer boletín que el oficialismo inflaría los resultados de este domingo para “anunciar una cifra de 8,5 millones”.
El rector Luis Emilio Rondón, único representante opositor en la directiva del Consejo Nacional Electoral, advirtió que el “debilitamiento de los controles técnicos” y la falta de auditoría ni siquiera permitían evitar que un ciudadano votara más de una vez.
No solo los dirigentes civiles de la revolución chavista ensalzaron la pulcritud del proceso. El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, fustigó a la disidencia y recalcó que “ese pueblo que salió a votar, salió en contra del boicot, contra la guerra económica, la violencia y las ‘guarimbas’”.
Sostén fundamental del Jefe de Estado, Padrino López repite el mensaje que achaca a una presunta “guerra económica” impulsada por el “imperio” norteamericano y la oposición el origen de la crisis económica que padece el país, caracterizada por la escasez de alimentos y medicinas, y una inflación de tres dígitos.
Más allá del debate interno y el uso que las partes den a los resultados de esta elección, el grueso de la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, la Unión Europea y los principales gobiernos de la región, ya dictaron sentencia: ninguno reconocerá esta Asamblea Constituyente, por considerar que liquida los restos de la democracia venezolana.