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    “Me obligó a abortar no solo una vez, sino tres veces”, la denuncia de una teóloga contra un cura que remece a la Iglesia

    Marcela Aranda, una católica chilena, reveló que Renato Poblete, fallecido exdirector del Hogar de Cristo, se aprovechó de su "fragilidad". Según ella, la violó durante varios años, permitió que otros hombres abusaran de ella y la golpearan mientras él miraba. Además, le repochó "esos tres niños que yo nunca pude abrazar, despedazados por un hombre abominable”.
    3 May 2019 – 11:40 AM EDT
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    Una nueva denuncia sobre abusos sexuales del clero está remeciendo los cimientos de la Iglesia Católica de Chile. Una mujer de 53 años, ingeniera mecánica y teóloga, reveló que en la década de los años ochenta, un destacado sacerdote jesuita, símbolo de la caridad en ese país sudamericano, la violó durante varios años, permitió que otros hombres abusaran de ella y la golpearan mientras él miraba y la obligó a realizarse tres abortos.

    Marcela Aranda, la última de una larga lista de víctimas de abusos por parte de sacerdotes y religiosos en Chile, en una entrevista transmitida esta semana por el programa AhoraNoticias de la cadena MEGA, presentó un crudo relato de los abusos a que fue sometida por el fallecido sacerdote Renato Poblete, exdirector del Hogar de Cristo, obra fundada por San Alberto Hurtado que cobija y atiende a niños y adultos vulnerables de la sociedad chilena.

    “Él (Poblete) comenzó a abusarme sexualmente c on mucha violencia y me llevaba ante otros hombres para que me violaran y me golpearan por turnos mientras él miraba”, contó Aranda.

    Los abusos, según el relato, se produjeron durante un período de ocho años. “Fue un abuso de conciencia, poder y sexuales del jesuita Renato Poblete (…) ¿Pero sabes qué es lo más terrible, lo que más me hace sufrir?”, se preguntó durante la entrevista. “Es que él me obligó a abortar no solo una vez, (sino) tres veces”, se respondió ella misma.

    Menor de edad

    La mujer, que en el tiempo en que ocurrieron los presuntos abusos tenía 19 años (en aquellos años la mayoría de edad en Chile se alcanzaba a los 21), detalló además que, las violaciones se llevaron a cabo en la oficina del religioso en la sede del Hogar de Cristo ubicada en Santiago, “en su casa” y en distintos lugares, incluyendo en el interior del automóvil del religioso.

    “Fueron 8 años de martirio, de sufrimiento”, señaló Aranda. “Me fue despedazando, arrasando, palmo a palmo, hasta que no quedara nada de mí”, apuntó.

    En otra parte de su relato explicó que “quería ser religiosa. En ese contexto me presentan al capellán del hogar de cristo, Renato Poblete. Yo estaba muy halagada, era la figura púbica más importante” de la solidaridad chilena que se codeaba con los más ricos.

    Añadió que “en ese tiempo tenía problemas en mi familia. Él percibe esa fragilidad y dice que ‘de ahora en adelante voy a ser tu padre, yo te voy a cuidar’. Le entregué toda mi vida. Nunca imaginé que algo tan lindo, tan puro como pensar en la vida religiosa, una bestia la transformó en un abuso”.

    Años de silencio

    Aranda contó que en ciertas ocasiones “las víctimas de hechos graves tendemos a olvidar algunas cosas, como un mecanismo de defensa para poder sobrevivir con los abusos, pensar que nunca existieron. En los últimos 25 años eso fue lo que existió, ese período se borró de mi consciente, eran como años que nunca hubieran existido”.

    Tras la crisis de enero de 2018, cuando el papa Francisco envió a Chile a monseñor Charles Scicluna, obispo de Malta, para “escuchar a quienes han expresado la voluntad de presentar los objetos (pruebas) que están en su poder” que involucraban a un obispo acusado de encubrir abusos sexuales, Aranda explicó que comenzó a “ver esto de los abusos en la iglesia”.

    “Me sentí pésimo. Me dio un colapso, mucho horror, situaciones de llanto y otras más… Pude poner en palabras los abusos de los cuales fui objeto”, indicó.

    Tras reunirse con víctimas chilenas de abusos del clero en Nueva York y Chile, Sicluna entregó en abril un informe al Papa, quien en una carta dirigida a los obispos chilenos dijo que el reporte tenía más de 2,300 páginas y 64 relatos que rompieron “la confianza” de los fieles “por nuestros errores y pecados”.

    Francisco dijo además que el reporte muestra el dolor de “tantas víctimas de graves abusos de conciencia y de poder y, en particular, de los abusos sexuales cometidos por diversos consagrados de vuestro país contra menores de edad, aquellos a los que se les negó a destiempo e incluso les robaron la inocencia”.

    Aranda afrimó que en varias ocasiones denunció los abusos, incluso al provincial de la Compañía de Jesús en Santiago, pero nunca recibió una respuesta. Además, indicó que cuando encaró a Poblete la amenazó para "que no lo dijera a nadie, porque n adie me iba a creer. Que él era lo suficientemente poderoso”.

    “Lo que más me hace sufrir y que nunca voy a poder sacar de mi memoria y de mi corazón”, puntualizó, “es que él me obligó a abortar y no solo una vez, (sino) tres veces. Esos tres niños que yo nunca pude abrazar, despedazados por un hombre abominable”.

    Respuesta de la Compañía de Jesús

    El martes, al siguiente día de la denuncia de Aranda, la Compañía de Jesús emitió un comunicado precisando que “quisiéramos compartir la tristeza y abatimiento en que nos encontramos como congregación, así como muchos de nuestros colaboradores y la opinión pública”.

    Añade que “los hechos que ella (Aranda) ha denunciado en contra del sacerdote Renato Poblete Barth, fallecido en febrero de 2010, son de la máxima gravedad y, por lo mismo, acogemos su dolor y el sufrimiento que ha vivido”.

    “Desde que la Compañía de Jesús recibió su denuncia, se inició una investigación a cargo del abogado laico Waldo Bown y se comunicó a la opinión pública. Tal como fue informado, se han recibido nuevas denuncias de abusos en contra de este sacerdote.

    "Deseamos que esta investigación se realice con la mayor celeridad posible. Asimismo, queremos que la investigación cuente con el tiempo necesario para alcanzar la máxima rigurosidad”, puntualizó.

    La congregación dijo, además que “desde la conmoción en que nos encontramos, seguimos comprometidos en poner todos los medios para alcanzar la verdad y contribuir en los procesos de reparación”.

    Qué dicen otras víctimas

    El periodista Juan Carlos Cruz, quien a finales de febrero presentó su testimonio de abusos en el arranque del cónclave de cardenales convocado por Francisco para abordar los casos de pederastia, dijo en su cuenta de la red social Twitter que el testimonio de Aranda era “terrible” y “crudo”.


    “Cuando uno piensa que te has puesto más resistente, oyes a sobrevivientes y sufres con sus relatos. Oyes el de la gran #MarcelaAranda y te descompone. Poblete acompañó a mi papá mientras moría a los 39 años, amigo de mi familia. Se merece el infierno por todo el mal que ha causado”, agregó.


    El médico James Hamilton, otra víctima chilena, dijo en su cuenta de Twitter que la denuncia de Aranda es “un ejemplo de valor de mujer”.

    Tanto Cruz como Hamilton fueron violados en los años ochenta por el sacerdote Fernando Karadina, a quien en 2011 la Congregación para la Doctrina de la Fe lo declaró culpable de abusos sexuales contra menores con violencia y abuso de potestad eclesiástica.

    Cuatro meses después, la Santa Sede rechazó la última apelación de Karadima y confirmó los cargos de culpabilidad de pedofilia (abuso de menores entre 8 y 12 años) y efebofilia (abuso de adolescentes y mayores).

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