Soborno, organización criminal y rebelión: investigaciones por las que Castillo pasó de presidente a detenido en Perú
LIMA, Perú. - En solo horas, Pedro Castillo pasó de ser el “presidente del pueblo” a otro exmandatario peruano detenido y recluido en la misma base policial en la que se encuentra preso el también expresidente Alberto Fujimori, con quien compartió la misma decisión: cerrar el Congreso peruano acusándolo de obstruccionista.
Su antecesor tuvo éxito en la medida y, en 1992, con le llamado 'Fujimorazo', disolvió el legislativo, promulgó una nueva Constitución al año siguiente, y se quedó gobernando el país con mano dura por casi una década. En cambio, Castillo fue abandonado en lo que ha sido considerado un golpe de Estado y su gobierno cayó estrepitosamente habiendo pasado apenas 16 meses en el poder.
En esos meses Castillo, de 53 años, tuvo un paso complicado al frente del país latinoamericano, que acumula ya seis presidentes en los últimos seis años. Casi todos los que gobernaron en las últimas dos décadas se encuentran acusados y procesados judicialmente por corrupción, incluso uno de ellos, Alan García, en 2019 se suicidó para evitar ser arrestado.
Antes de intentar cerrar el Congreso, hecho por el que ahora afronta investigaciones por presunta conspiración y rebelión que tienen pena de cárcel de hasta 20 años, Castillo ya venía siendo investigado por la Fiscalía por seis casos y recaían sobre él graves acusaciones de excolaboradores cercanos.
Una de las más recientes es la del exasesor Salatiel Marrufo quien, en calidad de colaborador de la Justicia peruana, aseguró que recibió un soborno de más de 1 millón de dólares en efectivo que iban dirigidos para Castillo y su exministro de Vivienda, Geiner Alvarado. El pago lo habría realizado una empresaria del sector inmobiliario para beneficiarse de resoluciones a su favor.
El exmandatario siempre ha asegurado no ser corrupto y en recientes declaraciones públicas puso más énfasis en ello, acusando a la oposición y a grupos económicos de no quererlo en la presidencia y de armar un complot para sacarlo del poder.
“Quieren encontrar un chat, un video, quieren que alguien diga ‘sí, el presidente me llamó para ser ministro o director, y me pidió tanto (dinero)'. ¡Pero no van a encontrar! Un campesino no puede robar a un campesino, un maestro no puede robar a un maestro”, dijo hace pocas semanas a pobladores de la localidad cusqueña de Pichari.
Por qué la Justicia peruana investiga a Pedro Castillo
Las investigaciones judiciales que tiene abiertas son variopintas. Van desde el presunto plagio de la tesis de su maestría en psicología educativa, que la elaboró junto con su esposa Lilia Paredes, hasta supuestamente intervenir en la compra de biodiésel para la empresa estatal petrolera favoreciendo a un empresario que se reunió con él y que luego ganó la licitación.
Sobre el tema de su tesis, la Fiscalía lo investiga por los presuntos delitos de plagio agravado, falsedad genérica y cobro indebido en agravio del Estado, luego de que una investigación periodística mostrara que el documento elaborado por Castillo y su esposa arrojara un nivel de similitud superior a lo permitido con otras investigaciones nacionales y extranjeras y que no citaron a los autores originales.
En su momento, el expresidente desmintió cualquier acto irregular y dijo que su trabajo de tesis “fue validado con los estándares de calidad educativa respectivos” y afirmó que la denuncia era parte de un plan desestabilizador.
La Justicia también investiga a Castillo como supuesto líder de una organización criminal, por tráfico de influencias y colusión por designar a allegados en el Ministerio de Transportes para favorecer con contrataciones a los que apoyaron su campaña presidencial.
“Hemos hallado muy graves y reveladores indicios de la existencia de una presunta organización criminal enquistada en el Gobierno con la finalidad de copar, controlar y direccionar los procesos de contrataciones en los diferentes estamentos del Estado para obtener ganancias ilícitas”, dijo la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, en un pronunciamiento en octubre.
Castillo, además, está siendo investigado por pedir de manera irregular ascender a militares. Fueron los propios jefes militares los que denunciaron las presiones para realizar estos ascensos y al negarse a hacerlo fueron relevados en sus cargos. Según la denuncia de la Fiscalía, el exmandatario coordinó con su ministro de Defensa y su secretario del momento el ascenso de dos oficiales del Ejército, tres de la Fuerza Aérea y dos de la Policía Nacional a cambio de una compensación económica.
Otra de las investigaciones en marcha es por el supuesto encubrimiento de sus sobrinos y excolaboradores acusados de corrupción. Esto a raíz de la denuncia de su exministro del Interior Mariano González, quien afirmó que fue removido intempestivamente del cargo para impedir la conformación de un equipo especial de policías que apoye a los fiscales que investigaban a sus familiares y exfuncionarios, hasta ahora prófugos.
Según otra acusación fiscal, Castillo habría conformado también una organización criminal en el Ministerio de Vivienda para favorecer a sus conocidos con obras en su región natal, Cajamarca. Por esta denuncia su cuñada Yenifer Paredes estuvo detenida. Su esposa también está siendo investigada al ser considerada como la coordinadora de la organización.
Castillo lo ha negado. “La organización que nosotros tenemos es la organización del pueblo y eso se demuestra cuando nosotros abrimos las puertas de Palacio y entran a este espacio donde anteriormente no ingresaban”, dijo Castillo tras conocerse la denuncia. Además, resaltó, si fuera cierta la tesis fiscal en su contra “el pueblo hace rato hubiera tomado una postura distinta”.
En medio de las denuncias, el mandatario y sus abogados empezaron a hablar de una “politización de la Justicia”. Todas las investigaciones fiscales aquí señaladas están todavía en etapa preliminar.
Pedro Castillo y un Gobierno marcado por polémicas
Su gobierno estuvo marcado también por cuestionamientos y polémicas.
Convirtió en ministros a agresores de mujeres, investigados por terrorismo, médicos cuestionados y abogados de violadores. Algunos de sus familiares cercanos trataron de sacar provecho de su privilegiada situación y empezaron a ofrecer obras públicas sin ser funcionarios, encumbró a varios profesores y conocidos de su entorno sindical en puestos clave sin contar con la experiencia necesaria.
En el casi año y medio en el poder tuvo más de 70 ministros. Medios locales estimaron que en promedio hubo un ministro cada seis días, en una rotación nunca antes vista en la historia de este país.
Castillo, además, no tuvo una buena relación con la prensa local, a la que acusaba de sesgada y de responder a intereses políticos y económicos. “Esta prensa que no le sirve al país usa las condicionales “habría”, “sería”, “podría”, para esconder su verdadero objetivo de deslegitimar y normalizar una imagen negativa mía ante el pueblo peruano. Todos los peruanos han sido testigos que todos los días sin descanso solo se han ocupado de Pedro Castillo como un presunto criminal más”, dijo en un discurso a la nación en octubre.
Prefería hablar en plazas públicas, con micrófono en mano, y sus encuentros con la prensa fueron escasos, pese a la demanda de los periodistas por conversar con él.
Todavía no está claro qué va a pasar con el expresidente, quien tras el intento de cerrar el Congreso intentó pedir asilo a México, según confirmó el propio Andrés Manuel López Obrador. Pero, mientras duren las investigaciones judiciales, su nombre seguirá resonando en los pasillos judiciales.
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