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    Rancho Viejo, el pueblo mexicano de las bodas tristes

    En el municipio de Tlacoachistlahuaca, Guerrero, se encuentra este poblado donde habitan indígenas de las culturas mixteca y amuzga, quienes mantienen viva la costumbre de forzar a las mujeres a casarse.
    21 Dic 2017 – 06:16 PM EST
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    CIUDAD DE MÉXICO.- El novio intenta darle un beso a su esposa. Ella lo evade sin importar que sus familiares le exigen que lo bese. Es el día de su boda, pero ambos lucen tristes, a pesar de la música y el baile. Estas imágenes de una boda en México se hicieron virales de forma reciente por una sospecha: ¿Se trataba de un matrimonio forzado?

    Univision Noticias ha confirmado que el enlace se produjo el pasado 25 de noviembre en Rancho Viejo, un pueblito de apenas mil habitantes enclavado en la sierra mixteca de Guerrero. Concretamente, en la cancha de baloncesto del poblado, acondicionada para la fiesta. Ningún familiar de los novios ha respondido a nuestras preguntas, ni siquiera el pariente que subió el video a las redes sociales, y que luego lo eliminó tras las muchas críticas recibidas.

    El silencio en torno al enlace hace difícil comprobar las sospechas sobre la novia triste, pero lo cierto es que en Rancho Viejo (perteneciente a Tlacoachistlahuaca) son muchas las novias tristes. Así lo asegura el propio alcalde de Tlacoachistlahuaca, Juan Carmona, que cuenta que en el poblado de Rancho Viejo y otros aledaños son comunes las bodas forzadas. En esta región donde habitan indígenas de las culturas mixteca y amuzga existe la costumbre –desde hace más de 200 años– de que las mujeres sean obligadas a casarse.

    Carmona explica que muchas veces los papás del futuro esposo llegan a un acuerdo económico con los de la futura novia, incluso aunque estos no se conozcan. “Ellos lo ven normal. La venta de las hijas es muy común. Tener hijas es muy redituable [beneficioso] para ellos, porque cuando tengan 12,13,14 años las venden”, dice el alcalde, que explica que no se trata de un delito, pues estos acuerdos se amparan en las leyes de 'usos y costumbres' indígenas.

    En esta región de Guerrero, agrega el funcionario, una niña de 12 años es vendida hasta en 18,400 dólares y una mujer mayor de 20 años –que es considerada como “dejada”– cuesta 5,200 dólares. A esto se suman regalos como ganado, cajas de bebidas alcohólicas, cientos de refrescos y decenas de bultos de maíz.

    "Ella ya fue comprada por él”

    La ONU documentó varios casos de matrimonio forzado en Guerrero y los publicó en un informe dado a conocer en 2008. “En los estados de Chiapas y de Guerrero, las jóvenes indígenas expresaron su inconformidad frente al matrimonio a temprana edad. Niñas de 12 y 14 años a menudo son obligadas a contraer matrimonio por decisión de los padres”, refirió el organismo internacional.

    En el informe se encuentra el relato de Eulogia Flores, una mujer indígena del estado de Guerrero, quien describe que una vez que termina la boda, la mujer es obligada por su esposo a tener relaciones sexuales porque “siente que tiene todo el derecho sobre ella, porque ella ya fue comprada por él”.

    “Después de probarla ya no le sirve, en la cara de la mujer le dice que él puede andar con una y otra mujer, la que él quiera porque ella ya no le sirve, que es una inútil, las amenazan, las golpea, las maltrata, les grita, la pisotea, la ven como un animal”, narró Eulogia a representantes de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

    "Los hijos obedecen"

    En los casi cinco minutos que dura el video de la boda triste de Rancho Viejo se observa a la novia arrojando su ramo e incluso participando en el brindis pero ni siquiera mira a su esposo a los ojos. Los invitados por su parte parecen no extrañarse del comportamiento de la mujer e incluso siguen bailado y aplaudiendo por los recién casados.

    Incluso sin tener confirmación de que este caso se trate también de una boda forzada, la polémica con el video ha puesto en el foco con una práctica todavía habitual en zonas de México. Así lo asegura también Albino Rodríguez, de 40 años de edad, un poblador de la región mixteca, quien dice que él ha presenciado decenas de bodas tristes. En al menos 30 ocasiones fue testigo de matrimonios forzados o 'matrimonios de concierto', como comúnmente se les conoce.

    “Aunque no estén de acuerdo, los hijos obedecen porque es la costumbre”, asegura Rodríguez.

    José Luís Pérez hace labores sociales con jóvenes indígenas en la zona mixteca de Guerrero y también confirma que en algunos pueblos los padres venden a sus hijas. No obstante, también asegura que en algunos pueblos las cosas han ido cambiando, sobre todo en las comunidades de la cultura amuzga, donde ya casi no obligan a las mujeres a casarse.

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