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    Crisis en Venezuela

    Sin agua ni luz y con comida racionada, partidarios de Maduro se atrincheran en la embajada venezolana en EEUU

    Un grupo de activistas estadounidenses lleva casi un mes en la embajada venezolana en Washington DC. En la última semana, la sede diplomática se ha convertido en escenario de enfrentamientos entre colectivos izquierdistas y venezolanos partidarios de Juan Guaidó que exigen que entreguen la sede diplomática a quien consideran representantes legítimos de su gobierno. En la noche del miércoles, les cortaron el agua y la luz.
    9 May 2019 – 08:02 PM EDT
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    El 'Colectivo para la Protección de la Embajada' lleva casi un mes en la sede diplomática pero fue esta semana cuando aumentó la tensión. Crédito: EFE

    WASHINGTON, DC.- Este miércoles, por segundo día consecutivo al salir del trabajo, Manuel Escalante, un joven venezolano que lleva 5 años viviendo en Estados Unidos, llegó a la embajada de Venezuela en Washington DC sobre las 7 de la tarde para defenderla de quien considera que son sus ocupantes ilegítimos: un grupo de activistas de organizaciones izquierdistas estadounidenses.

    "Quiero que esta gente salga. Mi pasaporte quedó en un segundo plano", afirma Escalante, quien el lunes vio por primera vez lo que estaba pasando en su sede diplomática cuando llegó para tratar de renovar su documento venezolano y se encontró con que el edificio estaba tomado por unos 15 activistas aglutinados en lo que han denominado el Colectivo para la Protección de la Embajada, un grupo afín al gobernante Nicolás Maduro.

    Los activistas aseguran que entraron al edificio con el consentimiento de los representantes del gobierno de Maduro que les dieron las llaves antes de abandonar el país a finales de abril cuando se expiraron sus visas y no están dispuestos a ceder el lugar a los diplomáticos elegidos por el presidente interino, Juan Guaidó, al que Estados Unidos reconoce. En la última semana, la tensión ha escalado y los activistas ya no pueden entrar y salir de la embajada, como hicieron las primeras semanas, y un grupo se quedó atrincherado en ella.

    El edificio de ladrillo visto en el acomodado barrio de Georgetown se ha convertido en un inesperado escenario de la crisis venezolana. De un lado de la calle, activistas afines a Maduro se manifiestan contra un posible golpe de Estado promovido por EEUU en Venezuela y tratan resguardar a quienes están dentro; del otro, de la diáspora venezolana exigen su salida y defienden que la embajada le pertenece a los representantes del gobierno de Guaidó.

    La escena de las protestas está delimitada con la cinta amarilla que usa la policía para indicar la escena de un crimen y cada grupo ha colocado consignas de su bando: 'Golpe fallido', 'Paren el golpe de estado', se leen en los carteles que han puesto los activistas estadounidenses en las ventanas superiores de la embajada. Los partidarios de Guaidó contrarrestan el mensaje con decenas de carteles en los que se lee 'Venezuela libre', 'Extranjeros ilegales', 'Manos fuera de mi embajada' o 'Invasores comunistas'. También hay imágenes que recuerdan la crisis humanitaria que se vive en Venezuela como algunas de hombres hambrientos comiendo de la basura y otras que homenajean a las víctimas de la represión a las protestas.

    En el centro, el servicio secreto y la policía tratan de evitar enfrentamientos que en los últimos días han resultado inevitables cada vez que los activistas intentan hacer llegar comida a quienes están dentro de la embajada.

    Los que están dentro "viven con mucha inseguridad no solo por la falta de comida y medicinas, sino también por las agresiones de la gente de afuera", le dice a Univision Noticias Medea Benjamin, cofundadora de la organización Code Pink, una de las que participan en el llamado Círculo de Protección de la Embajada. "Los primeros días eran tan agresivos que estaban golpeando las paredes con un martillo y en las noches apuntan con luces muy fuertes al edificio", afirma antes de reunirse con el resto del grupo para tratar de entregar alimentos a los que están dentro.

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    Entonces, cada uno de los activistas toma un producto: mandarinas, pepinos, espárragos... Los ponen el alto y recorren los escasos metros que hay hasta la otra acera, más cercana a la embajada, donde están los opositores. En ese momento, quienes están en el edificio descuelgan una bolsa vacía con una cuerda para tratar que les entreguen la comida. Los manifestantes venezolanos intentan evitarlo bloqueando su paso, apuntándoles con luces y también tocan bocinas de altavoces que generan confusión.

    "No caigan en provocaciones. Por favor, no los toquen, no los miren. Simplemente bloqueen pacíficamente. Ellos simplemente quieren un show mediático", advierte una de las manifestantantes venezolanas a través de un megáfono. En medio del caos, la policía reduce a uno de los activistas estadounidenses, un miembro de la organización Veteranos por la Paz, y lo detiene, lo mismo que hace con otra activista de Code Pink.

    Les cortan el agua y la luz

    Mientras, el servicio secreto pide a todas las personas alejarse de las ventanas y despeja el principal a la embajada. Los grupos se vuelven a concentrar cada uno en su acera hasta que un veterano de guerra californiano con una bandera en la que se lee 'Veteranos de Vietnam contra la guerra' cruza al bando contrario para pasearse por un lateral de la embajada donde el grupo de manifestantes venezolanos tiene montado un campamento para vigilar el edificio.

    "Un veterano defendiendo a los dictadores. Pero viven aquí. ¿Por qué no se van a Venezuela?", se pregunta un venezolano a su paso.

    Un par de horas después, será un aspecto de la realidad venezolana la que llegue a los ocupantes de la embajada cuando trabajadores de la compañía eléctrica de Washington DC llegan a cortar la luz. Más tarde, les quitarían también el abastecimiento de agua.

    "A los invasores de nuestra Embajada que defienden cómodamente al régimen usurpador, hemos decidido darles un poco de la experiencia de vivir en Venezuela bajo el socialismo fracasado de Maduro. A partir de este momento no tendrán energía eléctrica. Próximo paso: su salida", escribió en su cuenta de Twitter Carlos Vecchio, el designado por Guaidó para ser su embajador en EEUU.

    "Es totalmente ilegal y peligroso para Estados Unidos cortar el agua y la electricidad y negar el a la comida para quienes residen legalmente en la embajada como invitados del gobierno venezolano", se quejó Paki Wieland de Code Pink en un comunicado publicado este jueves."Nosotros somos los inquilinos legítimos de la embajada y contamos con el permiso del gobierno venezolano", insistió.

    Por su parte, el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, ha comparado lo que han hecho en la embajada con "la estrategia ilegal del imperialismo contra el pueblo venezolano".


    El ministro consejero de la Embajada de Venezuela en EEUU designado por Guaidó, Gustavo Marcano, le aseguró a Univision Noticias que su equipo le ha pedido al gobierno de EEUU que desaloje a las personas que ocupan la embajada y adelantó que, además, presentarán acciones legales contra ellos.

    "Seguiremos ejerciendo las acciones hasta que el Departamento de Estado ejecute el desalojo de estas personas que están de manera irregular en un edificio que es propiedad de los venezolanos. No es propiedad de las personas que están ahí ni del régimen", afirmó. "Están ocupando un bien que es de la República y quien está acreditado ante el gobierno de EEUU es el embajador Vecchio".

    Sin servicios consulares

    Sin embargo, los activistas que están dentro de la embajada aseguran que el corte de servicios básicos ni el racionamiento de alimentos que deben hacer porque les impiden meter comida no los hará salir de allí.

    "Ellos sienten que están haciendo algo muy importante, algo histórico, tratando de prevenir una guerra, porque realmente pensamos que si eso está en manos de la oposición, el gobierno de Maduro va a hacer algo igual y tomar la embajada de EEUU y eso sería la justificación para una guerra", afirma la cofundadora de Code Pink, Medea Benjamin.

    Mientras habla a las afueras de la embajada, un manifestante venezolano interviene: “Pregúntale por el dinero que reciben de (Hugo) Chávez, 15 millones de dólares. Todo tiene que ver con el dinero", afirma.

    "Yo no sé de dónde sacan eso de que le dieron 10 millones de dólares a Code Pink. No tiene ningún sentido", se defiende Benjamin. "Yo no he sacado ni un centavo de nadie, no entiendo de dónde viene eso. Toda esta gente son voluntarios. Nosotros no pagamos a esta gente para que venga aquí".

    Entre quienes se acercaron el miércoles a defender a los activistas que están dentro de la embajada y llevarles comida está Adam Dornes, un profesor de educación especial de Washington DC.

    "Es lamentable que nuestro gobierno apoye un golpe de Estado en Venezuela y es curioso que estén usando al servicio secreto y a estos contramanifestantes para hacer que esta gente pase hambre de la misma manera que el gobierno de EEUU está usando las sanciones para que la gente en Venezuela pase hambre", opina.

    Sin embargo, los venezolanos aseguran ser un movimiento espontáneo que se ha unido para defender su embajada como explica Adrián: "Es nuestra embajada. No creo que sea correcto que otras personas que no son venezolanas la estén ocupando. Por eso estoy aquí", le dijo el manifestante a Univision Noticias.

    Y al contrario que los estadounidenses de la acera del frente, él sí que aboga por una intervención extranjera. "Han sido 20 años (de chavismo). Uno ha tratado lo que puede, pero tiene que haber una invasión internacional. Los venezolanos solos no van a poder".

    "Yo apoyo la intervención militar. Ya es necesario", coincide Manuel Escalante. "Uno de mis mejores amigos murió ayer a los 27 años de una bacteria en el estómago, algo insignificante en otro país pero para él se complicó, no había la medicina y se murió. Mi mamá tiene cáncer de seno y me pone mal pensar que pueda sucederle algo y que no tenga la oportunidad de ir a Venezuela porque no tengo pasaporte por culpa de esta gente".


    En la práctica, el reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela por parte del gobierno de Donald Trump y la salida de los diplomáticos de Maduro implicó que los venezolanos que necesitan hacer trámites consulares se hayan quedado en un limbo.

    El ministro consejero de la Embajada de Venezuela en EEUU designado por Guaidó reconoce que en estos momentos no tienen la capacidad para emitir pasaportes, aunque asegura que están trabajando en ofrecer soluciones a sus compatriotas: "Todo el sistema consular fue desmantelado por el régimen. Todos los sistemas, los servidores fueron desmantelados. Se llevaron el material -incluso pasaportes y prórrogas de pasaportes que estaban listas- y a la gente que había incluso pagado este servicio la dejaron guindando", afirma Marcano.

    Mientras tanto, en la embajada de Washington se mantienen las dos visiones de Venezuela enfrentadas y supervisadas por un fuerte operativo de seguridad, una escena que Manuel Escalante compara con lo que sucede en su país: "Paradójicamente, los que estamos protestando afuera somos los venezolanos, dentro está la dictadura y el servicio secreto es la comunidad internacional que ve pero no hace nada", observa.

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