"Traidor", "mentiroso" e "impostor": el feroz ataque de Rafael Correa al presidente ecuatoriano
De aliados políticos a enconados enemigos. Así ha sido el tránsito que en poco más de seis meses han marcado las relaciones entre el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, y su antiguo mentor político y exmandatario Rafael Correa.
De regreso de Bélgica, donde vive desde mayo, Correa trajo en la maleta un rosario de descalificaciones hacia el actual gobernante, desde "traidor" y "desleal", pasando por "mentiroso compulsivo" e "impostor profesional".
Correa llega a Ecuador con dos propósitos: abogar por el exvicepresidente del país y su aliado político, Jorge Glass, en prisión desde octubre por supuestamente recibir 14 millones en sobornos de la constructora Odebrecht, y para recuperar el control de su partido Alianza País, severamente dividido en dos corrientes, una afín a Moreno y otra volcada al expresidente.
"Toda mi solidaridad y respaldo a Jorge Glas en esta persecución política. Ecuador ya tiene un preso político (...) un hombre inocente", dijo Correa a periodistas en la ciudad de Guayaquil, cuestionando las acciones adoptadas por su sucesor en sus primeros seis meses de su gobierno.
Moreno destituyó a Glas acusándolo de deslealtad a su gobierno y encargó el puesto a una persona de su confianza.
Además, llamó a una consulta popular sobre diversos temas, entre ellos derogar la figura de la reelección indefinida y cerrar el camino para que Correa pueda regresar al poder, en medio de duras críticas a las políticas implementadas durante su gestión e investigaciones sobre casos de corrupción en los que están involucrados funcionarios y aliados del exmandatario.
"Siempre supimos que Lenín Moreno era un tipo sin convicciones" dice ahora Correa de quien se desempeñó como su vicepresidente entre 2007 y 2013 y fue una de las piezas clave en la implementación de la llamada 'revolución ciudadana' en Ecuador.
El exmandatario no descarta que el movimiento político expulse al actual gobernante durante un congreso convocado para el próximo fin de semana.
Pero la prisión preventiva y el juicio -iniciado este viernes- contra el vicepresidente Jorge Glas, ha disparado la popularidad de Moreno, a quien los 'correístas', que le acusan de seguir los dictados de la oposición para desprestigiar el legado del exmandatario.
"La corrupción era un tema muy importante para Moreno. Si no actuaba ante tanta denuncia, el desprestigio y la pérdida de credibilidad le habrían ganado. Estaba obligado a cumplir su promesa, y el pez grande ahí era Glas", explica el politólogo Felipe Burbano.