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Enfermedad del cáncer

¿El talco puede causar cáncer?

El resultado de varias demandas contra Johnson & Johnson alimenta las preocupaciones. Aunque los estudios científicos no son concluyentes, todo parece indicar que el uso genital de productos a base de talco posiblemente sea carcinogénico
27 Abr 2016 – 04:48 PM EDT
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Jonhson & Jonhson se ha defendido diciendo que hay estudios que garantizan la seguridad del talco. Crédito: iStock

Johnson & Johnson sufrió un revés en los tribunales en un caso que relaciona el polvo de talco con el cáncer y debe pagar 55 millones de dólares a Gloria Ristesund, por concepto de daños y perjuicios. La mujer usó el producto fabricado por la compañía durante más de 35 años y en 2011 fue diagnosticada con cáncer de ovario.

El fallo fue dictaminado por un jurado en St. Louis y Johnson & Johnson planea apelar el veredicto. Mientras que los abogados de Ristesund argumentaron que ellos conocían los posibles riesgos para la salud asociados al talco y no advirtieron a los consumidores, la compañía emitió un comunicado alegando que múltiples estudios científicos y reguladores han determinado que el talco es seguro para su uso en productos cosméticos.

En menos de seis meses se han hecho públicas tres demandas relacionadas con la misma historia: familiares de víctimas de cáncer de ovarios aseguran que existe un vínculo estrecho entre el uso de talco –específicamente el de Johnson & Johnson– y el desarrollo de esta enfermedad.  Las pruebas científicas no son concluyentes, pero la decisión de la corte abrió las puertas para el debate y la preocupación.

Otro de los casos es el de Jacqueline Fox, una habitante de Alabama, que murió a finales de 2015 como consecuencia del cáncer de ovarios que le diagnosticaron dos años y medio antes. Su hijo, Marvin Salter, señaló en la demanda que la mujer usó talco y jabón líquido de Johnson & Johnson como parte de su higiene íntima durante 35 años. Después de un juicio de 3 semanas, el jurado determinó que la empresa no cumplió con su responsabilidad de advertir al público sobre los riesgos del uso de estos productos. El juez, entonces, decidió que debía pagar a la familia 72 millones de dólares.


Si bien la compañía se defendió al decir que había estudios que garantizaban la seguridad del talco, lo cierto es que las alarmas se encendieron. Hace pocos días se interpuso otra demanda en la Corte Superior del condado de Los Ángeles, por la enfermedad de Eva María, esposa de Soren Threadgill, quien usó durante 25 años el talco de Johnson & Johnson. La mujer fue diagnosticada de cáncer en los ovarios en 1998 y murió en 2012. El caso se suma a otros 1,200 que reposan en las cortes de Misuri y Nueva Jersey. También en 2013 un jurado de Dakota del Sur indicó que este producto había influido en el desarrollo del cáncer ovárico de Deane Berg.

Ciencia sin acuerdos

Ahora, más allá de los resultados judiciales, ¿existe evidencia científica sobre el vínculo entre el talco y el cáncer de ovarios? Un documento de la Sociedad Americana contra el Cáncer señala que los estudios han arrojado conclusiones muy dispares. Las pruebas son claras en relación con el asbesto, una sustancia que estaba presente en el talco y que se demostró que podía producir cáncer si se aspiraba.

De todos modos, señala la organización, desde los años 70 el talco que se usa en los hogares estadounidenses ya no posee este elemento. La verdadera duda recae, entonces, en la utilización del producto en la zona genital y la posibilidad de que se desencadene el cáncer de ovarios, una enfermedad que genera más muertes que otros cánceres que atacan el sistema reproductivo femenino, de acuerdo con la Sociedad Americana contra el Cáncer.

Benedict Benigno, especialista en oncología ginecológica y CEO del Ovarian Cancer Institute, ofrece algunas ideas en su libro The ultimate guide to ovarian cancer, que se publicará en su segunda edición el próximo 6 de mayo. Allí señala que Donald Woodruff, un famoso patólogo de la Universidad John Hopkins, indicó que las partículas del talco, que se ha usado por años en el cambio de pañales, podían entrar por la vagina, pasar por el canal cervical, la cavidad uterina y las trompas de Falopio, y alojarse en al abdomen.

Cuando examinamos elementos microscópicos de pacientes con cáncer en los ovarios, frecuentemente vemos gránulos grandes y calcificados, denominados cuerpos de psamoma o calcosferitas, lo que hace que esta teoría sea bastante intrigante. En ausencia de otras explicaciones viables, a excepción de la ovulación repetitiva, quizás algo tan común y aparentemente inofensivo como el talco puede contribuir con el desarrollo del cáncer de ovarios”, señala el documento.

Pese a esa explicación, aún no hay claridad sobre el asunto. Scott Richard, integrante del Consejo Asesor Científico y Médico de la Coalición Nacional contra el Cáncer de Ovarios, dice que el mecanismo de acción del talco todavía no se entiende completamente. De todos modos, desde 1971 las investigaciones comenzaron a asomar una relación entre el talco y esta enfermedad, que en las hispanas de Estados Unidos tiene una incidencia de 10.6 por cada 100,000 personas. “Con el tiempo, estudios epidemiológicos más grandes han mostrado un creciente riesgo de cáncer de ovarios entre las mujeres que usan este producto en su área genital. Muchos de estos reportes indican que el riesgo aumenta entre 30% y 40%”, explica.

El especialista también menciona los resultados de otro análisis: se encontró talco en 75% de los casos estudiados de cáncer ovárico. A eso se suma que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, que forma parte de la Organización Mundial de la Salud, consideró que el uso genital de productos a base de talco posiblemente sea carcinogénico para los seres humanos.

De todos modos, señala Richard, otros científicos no llegaron a las mismas conclusiones: “Por ejemplo, un reporte que se publicó en 2014, con datos de la Iniciativa para la Salud de la Mujer, no pudo demostrar la relación entre el uso del talco y el cáncer ovárico, ni siquiera en las mujeres que usaron diafragmas con ese componente”.

Elise Simons, especialista en oncología ginecológica del Huntsman Cancer Institute, también resalta el carácter ambiguo de los resultados de las investigaciones. “Hay estudios que ofrecen datos epidemiológicos con la intención de encontrar una posible asociación entre el uso del talco y el cáncer de ovarios. De todos modos, es importante recordar que asociación no necesariamente significa causalidad”, explica.

Justamente, un trabajo que será publicado este año en el que se consideran 2,041 casos de cáncer de ovario epitelial, señala que el riesgo de padecer esta enfermedad después de usar talco depende de otros factores, como la menopausia, el peso, la costumbre de fumar o el uso de terapias hormonales, entre otras cosas.

En todo caso, Simons precisa que se deben hacer matices: “Hay limitaciones significativas en todas las investigaciones sobre este campo. El estudio ideal, que sería un ensayo clínico aleatorizado, es poco viable. Por eso, cualquier relación aún no es concluyente”.

¿Usarlo o no?

Dadas las incertidumbres, los especialistas sugieren mantener la prudencia. Richard apunta que hay que estar al tanto de las complicaciones: “Si bien el talco se utiliza como un producto de higiene femenina, el incremento de los posibles riesgos de padecer cáncer ovárico es alarmante. Las mujeres deben saberlo, y usar esta información para tomar la mejor decisión”.

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No se trata, entonces, de dejar de lado por completo esa costumbre, sino de evaluar los riesgos y los beneficios. Simons señala que el talco puede ser bueno para prevenir las irritaciones y las erupciones, pero que también se podrían utilizar otras alternativas sin ese elemento. La Sociedad Americana contra el Cáncer, por ejemplo, indica que las mujeres pueden considerar el uso de productos a base de maicena, pues, hasta ahora, no se ha demostrado su potencial cancerígeno.

Otros datos

La Sociedad Americana contra el Cáncer estima que en 2016 se diagnosticarán 22,280 casos nuevos, y que habrá 14,240 muertes asociadas a esta enfermedad.

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