Cómo la policía nos vigila en las redes sociales

En octubre, la organización Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) publicó correos electrónicos que demuestran que Geofeedia, compañía de monitoreo de redes sociales, había rastreado las cuentas de manifestantes de Black Lives Matter para clientes de las fuerzas del orden público. Las revelaciones de espionaje en medios sociales acapararon titulares y llevaron a Twitter, Facebook e Instagram a restringir el de Geofeedia a los datos de s (lo cual a su vez obligó a la empresa a reducir su personal a la mitad). Desde entonces, al menos dos empresas de monitoreo de medios sociales, Snap Trends y Media Sonar, perdieron el a los datos de Twitter para actividades de vigilancia similares.
Los defensores de las libertades civiles han celebrado estas decisiones, pero nuevos documentos sugieren que la policía aún tiene muchas otras herramientas para espiar a los s de medios sociales.
Jennifer Helsby, cofundadora del grupo de fiscalización ciudadana de la policía Lucy Parsons Labs, le proporcinó a CityLab diapositivas preparadas por un antiguo empleado del Centro de Inteligencia de la Oficina del Sheriff del Condado de Cook, en Chicago, que arrojan cierta luz sobre cómo la policía utiliza los medios de comunicación social. La presentación muestra cómo los analistas de inteligencia obtienen la ubicación y el contenido a partir de los datos de Twitter, Facebook, Instagram. Además, les asesoran sobre configurar cuentas falsas y reunir documentación sobre personas de interés.
Una de las advertencias muestra sitios como Statigram e Instamap, que pueden ayudar a las fuerzas del orden a analizar tendencias de fotografías o a recopilar fotografías sobre personas en las zonas seleccionadas. Este ejemplo señala imágenes de individuos recopiladas usando Instamap cerca de la cárcel del condado de Cook, que la Oficina del Sheriff del Condado de Cook opera, así como imágenes de un niño, una mujer joven y familias en Chicago.

Otras diapositivas revelan técnicas de vigilancia más avanzadas. Geofeedia, según afirma la presentación, puede utilizarse para geolocalizar s y realizar una " búsqueda por radio y polígono" de un área para detectar contenido de medios sociales. Echosec, una herramienta menos conocida, puede supervisar y geocercar s, lo que le permite a la policía ( y comercializadores) rastrear y recopilar las publicaciones de los s tan pronto como se difunden dentro de un área limitada.
Estas herramientas se basan en las publicaciones públicas de los individuos en medios sociales, pero la presentación también explica que la policía puede crear cuentas falsas (algo conocido como "catfishing") para conseguir datos no públicos de medios sociales, aunque estas cuentas no están permitidas en Facebook, Twitter e Instagram.
En otra imagen de la presentación ( disponible aquí en inglés) se leen las siguientes advertencias sobre las posibilidades que cuenta la policía:
- No hay ninguna ley que diga que no se puede tener una cuenta de medios sociales falsa o encubierta.
- Facebook, Twitter y Instagram tienen en sus políticas que, si se descubre una página falsa o encubierta, se desactivará inmediatamente
- Su agencia debe establecer una política que se siga para garantizar la legalidad.
La información en los medios sociales puede utilizarse en la corte y ya ha sido utilizada en casos previos. http://blog.lawyers.com/2012/10/social-media-wins-and-loses-family-law-cases/
Si bien a menudo se considera que la vigilancia de medios sociales tiene como blanco determinados lugares o términos, como hashtags, los registros de la Oficina del Sheriff del Condado de Cook sugieren que los analistas de inteligencia también recopilan información sobre personas de interés para la retención a largo plazo, no sólo para el " conocimiento de la situación" en eventos públicos. Aquí se muestra un ejemplo de un "Reporte de Información de Inteligencia" para recopilar fotografías y otra información.

Una imagen de la presentación de la Oficina del Sheriff.
La presentación no entra en detalles sobre si existen límites sobre quién puede ser el objetivo de estas operaciones o qué salvaguardias legales se les garantizan. Una diapositiva menciona términos como ‘causa probable’ y ‘orden de allanamiento’, pero no hay ninguna explicación sobre si o cómo los procedimientos legales afectan el monitoreo. Algunas de las diapositivas sugieren que esta vigilancia policial no se centra necesariamente en presuntos delincuentes peligrosos. Por ejemplo, la presentación tiene un enlace a un video de una noticia de ABC que muestra una unidad del Departamento de Policía de Los Ángeles dedicada al monitoreo de fiestas de adolescentes en tiempo real mediante el seguimiento de los medios de comunicación social (la Oficina del Sheriff del Condado de Cook declinó las peticiones de CityLab para comentar sobre su programa de monitoreo de medios sociales).
Joseph Giacolone, un sargento jubilado del Departamento de Policía de Nueva York y actual profesor del Departamento de Derecho, Ciencias Policiales y istración de Justicia Penal de John Jay College, dice que, aunque estas cuentas de medios sociales encubiertas pueden violar los términos de uso de Facebook y Twitter, eso no las hace ilegales. "No es diferente a ejecutar una operación encubierta o un operativo de compra para obtener evidencias", dice Giacolone. "Al solicitar una amistad, como policía se debe tener cuidado con la cuestión del atrapamiento. Pero si pones una imagen de una mujer semi desnuda ahí, te van a aceptar. O sea, no es tan difícil, ¿no? Te van a invitar enseguida".
A nivel nacional, los expertos dicen que hay muy poca claridad sobre cuán a menudo se realizan las operaciones encubiertas en línea. Las encuestas indican que tales actividades a menudo se dejan a la discreción de los propios agentes de la policía. "Un 70% de los detectives que usan esto son autodidactas, al igual que la mitad de los departamentos no tienen siquiera una política o procedimiento sobre cómo usarlo", dice Giacolone, citando una encuesta de LexisNexis del año 2014 sobre el uso de estas herramientas. "Así que los policías trabajan sin red, por así decirlo, y va a haber un montón de impugnaciones en estos casos".
La misma encuesta reveló que aunque sólo un 48% de los departamentos encuestados tenían procesos formales para el uso de los medios sociales en las investigaciones, un 80% de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley informaron que sentían que "crear personas o perfiles en los medios de comunicación social para su uso en las actividades de aplicación de la ley es ético".
Uno de los principales motivos de preocupación entre los defensores de las libertades civiles es que tales métodos son injustamente dirigidos al público en general y no a quienes ya han cometido un delito. La encuesta de LexisNexis también indicó que un 40% de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley habían utilizado al monitoreo de medios sociales para rastrear "eventos especiales" y un 67% de los encuestados creía que el monitoreo de medios sociales "es un proceso muy valioso en la previsión de crímenes".
Al abogado de políticas de ACLU del Norte de California Matt Cagle, quien ayudó a difundir la información sobre la vigilancia de Geofeedia sobre Black Lives Matter, le preocupa que las cuentas encubiertas carezcan de supervisión judicial. "Este nuevo mundo de productos de vigilancia no debería darles a las fuerzas del orden público un cheque en blanco para crear cuentas encubiertas y recopilar información sobre ciudadanos respetuosos de la ley", dice. "Al utilizar cuentas encubiertas, están potencialmente haciéndose amigos de varias personas y obteniendo un mucho más amplio que lo que permitiría una orden judicial a Facebook en busca de información específica".
Así que, ¿quienes realmente son más propensos a ser blanco de la vigilancia en los medios de comunicación social realizada por las fuerzas del orden público? A Brendan McQuade, profesor asistente de sociología de SUNY-Cortland que estudia las operaciones de inteligencia de las fuerzas del orden público, le preocupa el hecho de que estos métodos sean usados para reprimir la disidencia política. "No es de buen oficio criminal difundir las cosas en los medios de comunicación social, por lo que creo que está más orientado a la vigilancia política", dice. McQuade señala que los datos ya disponibles para las fuerzas del orden público, tales como registros de compañías telefónicas, le permiten a la policía obtener la ubicación y asociación de sospechosos de forma mucho más eficaz.
Geofeedia anunció su utilidad en este aspecto durante lo que llamó ' los disturbios de Freddie Gray' en Baltimore el año pasado. En el material promocional destinado a los departamentos de policía, la empresa afirma que su producto, que fue utilizado por la Unidad de Inteligencia Criminal del Departamento de Policía del Condado de Baltimore, ayudó a la policía a "pasar fotos de medios sociales por una tecnología de reconocimiento facial para descubrir los revoltosos con órdenes judiciales pendientes y arrestarlos directamente en la multitud".
Giacolone dice que la vigilancia en los medios sociales puede ser útil para la lucha contra el crimen, pero en general sólo para jóvenes criminales de bajo nivel, no para los criminales más experimentados y peligrosos. "Hay dos tipos de personas: los jóvenes, la generación que le gusta atraer la atención y publica todo en línea, y luego tenemos a los más viejos que han aprendido a usar los medios sociales anónimos para vender drogas y es difícil identificarlos. La mayoría de estos chicos publican cosas como, ‘Oigan todos, acabo de robar la tienda de la esquina, miren lo que tengo’".
Incluso si estas operaciones de espionaje estuvieran limitadas a sospechosos en investigaciones criminales de bajo nivel, los defensores de las libertades civiles advierten que los s deberían preocuparse por la forma en que sus datos se conservan y interpretan por parte de las fuerzas del orden público. En los últimos años, el Departamento de Policía de Nueva York ha dependido de millones de publicaciones en medios sociales para justificar redadas a 'pandillas' en toda la ciudad, tomando como blanco a jóvenes del vecindario cuyas discusiones en línea a veces se refieren a la violencia en sus comunidades. Los procesamientos posteriores de estas redadas han sido polémicos porque las conversaciones en los medios de comunicación social sobre tiroteos, disminuciones del volumen de actividad de personas en medios sociales, y fotografías en línea de hombres jóvenes haciendo señales con las manos han sido cuestionablemente interpretadas como prueba de pertenencia a pandillas y participación en conspiraciones delictivas violentas.
Matt Mitchell, investigador de seguridad de la organización de justicia racial CryptoHarlem, señala que el Departamento de Policía de Nueva York ha llevado a cabo estas operaciones mediante la creación de expedientes de inteligencia sobre los s de medios sociales a lo largo de los años, como parece estar haciendo la Oficina del Sheriff del Condado de Cook. "La policía dice, 'voy a seguirte dondequiera que vayas, anotar cada palabra que digas, y ver cada fotografía que tomes', y ahora con estas cuentas encubiertas es tu amiga oyendo todo lo que digas en confianza", dice Mitchell. "Si eres de piel oscura, tu contenido en los medios sociales tiene un costo: es un virtual boleto a la prisión".
A menudo las operaciones de vigilancia de pandillas en medios sociales del Departamento de Policía de Nueva York recopila y filtra contenidos de medios sociales de adolescentes y preadolescentes durante años, sólo para usarlos contra ellos en la corte mucho más adelante. La retención de datos de medios sociales por parte de la Oficina del Sheriff del Condado de Cook mediante informes de inteligencia podría permitir procesos similares.
"Lo que se dice en línea no siempre es real. No es lo mismo que algo que la policía escucha cuando pincha un teléfono, pero en cuanto se escribe, se convierte en realidad para la policía", dice Mitchell. "Si se observa bien, se encontrará algo, no importa lo que se esté mirando. Se toma una publicación que se hizo hoy, se analiza esto otro que se hizo hace cinco años, se unen ambas cosas y se puede sacar cualquier conclusión que se desee".
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.