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En Nueva York, la vigilancia a las pandillas ha sustituido a la política de ‘detención y cacheo’

El Departamento de Policía dice que las operaciones contra los grupos de adolescentes están frenando de forma eficaz la violencia juvenil. Otros las ven como una nueva manera de continuar la vigilancia policial basada en prejuicios raciales.
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3 Mar 2017 – 12:36 PM EST
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Un arresto de pandilleros en El Bronx, en abril de 2016. Crédito: NYPD

Las explosiones de bombas de ruido y el ruido de un helicóptero fueron los sonidos que Paula Clarke escuchó al despertar una mañana de abril del año pasado. "Al principio, pensé que estábamos siendo atacados por el Estado Islámico", dijo Clarke en un recientemente celebrado en West Harlem. "Es una pesadilla de la que aún no he despertado". El asalto antes del amanecer fue, en realidad, una operación de aplicación de la ley en busca de presuntos de pandillas en el vecindario Williamsbridge, en El Bronx, donde reside Clarke con su hijo, quien no estaba ahí en ese momento.

Ese día, más de 700 agentes del Departamento de Policía de Nueva York y una serie de agencias federales, incluyendo el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), irrumpieron en este vecindario predominantemente afroestadounidense. La operación terminó con 120 acusaciones y 88 arrestos por cargos de conspiración para extorsionar, narcotráfico, distribución de narcóticos y delitos con armas de fuego. El hijo de Clarke fue arrestado finalmente y ella dice que no ha podido verlo en más de cuatro meses.

Después de la redada, los agentes de ICE se felicitaron mutuamente por su habilidad y profesionalismo en lo que llamaron "el mayor desmantelamiento de pandillas" en la historia de la ciudad de Nueva York, según los correos electrónicos obtenidos por CityLab a través de la Ley de Libertad de Información. Los informes de las noticias locales básicamente continuaron este tono triunfal. Como escribió apasionadamente un agente de ICE, la operación "tiene más interés de los medios de comunicación de lo que puedo expresar y la historia ha sido reproducida en todo el mundo" (estos mensajes de correo electrónico se han publicado en la parte inferior del artículo).

Pero desde entonces, otros en El Bronx y otros lugares han criticado estas tácticas cada vez más agresivas de supresión de pandillas, que consideran la forma que tiene el departamento para seguir agrediendo a las comunidades latinas y afroestadounidenses que sufrieron las consecuencias del programa de detención y cacheo del NYPD. Esa polémica iniciativa les permitió a los agentes detener e interrogar a los transeúntes y fue utilizada principalmente contra residentes de minorías en vecindarios pobres.

"La práctica de detención y cacheo ahora es inconstitucional, y, por lo tanto, las redadas contra pandillas la han sustituido", dice Clarke. "Ellos clasifican a todos estos jóvenes de raza negra y de raza mixta como de pandillas, pero estos chicos son sólo grupos de jóvenes, como los demás jóvenes. Son muy pobres… No tienen nada excepto la ropa que llevan puesta".

Este cambio de orientación y énfasis en a la vigilancia a pandillas comenzó en octubre de 2012, pocos meses después de que los tribunales comenzaron a tomar medidas para detener la política de detención y cacheo. El entonces comisionado Raymond Kelly duplicó el tamaño de su división contra pandillas para que se enfocaran en los grupos de adolescentes de toda la ciudad. Desde el principio Kelly dejó claro que la mayoría de estos objetivos no eran criminales de alto perfil. Estos grupos no son "pandillas establecidas como Bloods y Crips", dijo, sino "asociaciones más débiles de jóvenes que se identifican a sí mismos según la cuadra en que viven, según la parte del desarrollo habitacional donde residen".

Desde entonces las autoridades han marcado numerosas cuadras como infestadas de pandillas, identificando la presencia de grupos de jóvenes violentos como justificación para las redadas de la policía a gran escala en toda la ciudad. Como puede verse en el mapa de abajo, la identificación hecha por el NYPD de las cuadras con pandillas abarca gran parte de los propios vecindarios afroestadounidenses y latinos afectados por la política de detención y cacheo (el mapa está basado en los datos del censo de 2016 sobre la residencia de personas latinas y de raza negra y los datos de ubicación de pandillas conocidas recopilados por el NYPD, los cuales el activista Josmar Trujillo adaptó de una historia del New York Daily News y se los proporcionó a CityLab. Haga clic en cada punto para ver qué pandilla o grupo está supuestamente activo en el lugar).

Los puntos rojos representan distintas pandillas activas e inactivas en Nueva York. El color de esas zonas (de blanco a azul) representa el porcentaje de población latina y afroestadounidense de cada área.

Como deja claro el mapa, las identificaciones de los grupos hechas por la policía se concentran en Harlem y El Bronx, y en vecindarios de bajos ingresos de Brooklyn, como East New York, East Flatbush y Bedford-Stuyvesant, los cuales han experimentado algunas de las mayores concentraciones de actividad de detención y cacheo.

Los críticos como K. Babe Howell, profesora de derecho penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), dice que esas identificaciones sólo son posibles gracias a la definición ambigua de ‘miembro de pandilla’ que tiene el NYPD. Como señaló Howell en un artículo de revisión del derecho penal de la Universidad de Denver en el año 2015, según los criterios de la Unidad de Inteligencia del NYPD un individuo puede ser clasificado como ‘Miembro Identificado de Pandilla’ por cumplir dos de los siguientes criterios: "Ubicación de pandillas conocidas", "Cicatrices/tatuajes relacionados con pandillas," "Documentos relacionados con pandillas", "Colores asociados con conocidos de pandillas" y "Gestos manuales asociados con pandillas".

De forma muy similar a lo que ocurría bajo la política de detención y cacheo, estas definiciones tan amplias podrían exponer a muchas personas a las sospechas de la policía simplemente por crecer en determinados vecindarios. "Si normalmente se reúnen en la bodega, según ellos ahí se cumple un criterio", dijo Howell recientemente en un sobre la vigilancia de pandillas en West Harlem.

Dermot Shea, jefe de Estrategias de Control de la Delincuencia del NYPD, dice que la policía es muy específica en cuanto a quienes considera de pandillas y sólo persigue a aquellos que hacen un daño considerable a sus comunidades. "Estamos muy seguros de que una vez que identificamos a alguien como miembro de una pandilla, sin equivocación alguna, es miembro de una pandilla", dice Shea. "Si alguien dice que es miembro de una pandilla o presume en línea ser miembro de una pandilla, entonces es miembro de una pandilla. Y si no estamos seguros acerca de evidencia como un tatuaje, lo corroboramos con una persona independiente".

Emmanuel Campbell, quien trabaja en disminución de violencia con el grupo comunitario 696 Queensbridge, insiste en que los actos esporádicos de violencia entre los grupos de jóvenes no deberían clasificarse como conflictos entre pandillas organizadas. "Los jóvenes se unen a los grupos porque juegan baloncesto, tocan música, crecieron juntos y a veces empiezan a formarse para protegerse a sí mismos y a sus vecindarios", afirma. "Pero una vez que nos catalogan como pandilla, ya nos pueden tratar de una manera diferente a como deberíamos ser tratados por ser seres humanos".

Como la delincuencia y los arrestos se encuentran en niveles mínimos históricos en Nueva York, también está la pregunta sobre la razón por la que el NYPD siente la necesidad de ser tan agresivo contra la violencia entre pandillas ahora, cuando ciudades como Chicago y Los Ángeles son conocidas por tener redes de pandillas más duraderas y extensas. "El objetivo desde el punto de vista del NYPD es limpiar la última fuente de actos graves de violencia en la ciudad", dice Alex Vitale, profesor de sociología del Brooklyn College. "Consideran que la forma de hacerlo es ir tras estos grupos de jóvenes, cuya violencia es recíproca, y cuadra por cuadra". Pero Vitale advierte que este enfoque de erradicación por parte del NYPD podría destruir la estabilidad de la comunidad y, en última instancia, allanar el camino para más actividad pandillera en el futuro.

Shea insiste en que muchos de la comunidad apoyan las operaciones antipandillas del NYPD, y sugiere que los críticos no proceden de los vecindarios afectados por la violencia de los grupos de jóvenes. "No creo que vivan en Grand Concourse en El Bronx o en Eastern Parkway en Brooklyn", afirma Shea. "La gente está pidiendo que nos ocupemos de estos casos y nos sentimos muy cómodos con quienes elegimos investigar". Shea también dice que la disminución de la delincuencia en la ciudad habla del éxito de su enfoque. "Nosotros no operamos a grandes rasgos, sino con bisturí, y los números lo respaldan".

Paula Clarke dice que la redada contra pandillas en su vecindario de El Bronx ha transformado radicalmente la comunidad, pero no de una buena manera. "Han eliminado 'la pandilla' y nada ha cambiado. Todavía hay personas apuñaladas y baleadas por aquí", dice ella. "Pero para mí, como madre, ahora el vecindario se siente completamente desierto. Muy pocas personas frecuentan el parque, nadie está en los campos de fútbol. Hemos perdido toda una generación de jóvenes".

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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