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CityLab Transporte

Así es manejar nueve horas en un auto 'manos libres'

Probamos un nuevo Cadillac semiautónomo en autopistas a través de Estados Unidos, en el que puedes soltar el pedal y el manubrio, si es que te atreves.
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13 Oct 2017 – 03:50 PM EDT
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Cadillac está llevando a su CT6 del 2018 —el cual está equipado con un software semiautónomo— en un viaje a lo largo del país. Crédito: Scott Downing / Cadillac

Ceder el control es difícil.

Sin embargo, aquí estoy en un Cadillac que cuesta 84,000 dólares, viajando a 65 millas por hora (104 kms. por hora) en la altamente transitada autopista Beltway que va alrededor de Washington DC. El representante del fabricante de autos me aseguró que en realidad sí es seguro quitar mis manos del volante y mi pie del acelerador. El auto —un sedán CT6 de 2018— está equipado con el sistema semiautónomo Super Cruise de la compañía. El sistema asumirá el control de manera segura, claro, en cuanto me arme con la fortaleza necesaria para ceder el control.

Aprieto el botón que le indica al auto que active su modo de autoconducción y lentamente voy soltando el volante. Pero mantengo mis manos cerca y listas para agarrar si acaso esto termina siendo un engaño.


Me entretiene ver cómo se enciende la luz verde en la barra que queda en la parte superior del volante y el auto se sacude un poco a medida que se realinea con el centro de la senda. Puedo sentirlo acelerando y desacelerando a medida que se ajusta para corresponder con la velocidad del tráfico. El auto aborda las curvas serpenteantes de la Beltway mucho más suavemente que lo hubiera hecho yo. Pero toma tiempo confiar en este vehículo: cuando otro auto se incorpora a mi senda, mi corazón da un ligero brinco. Sin embargo, el Cadillac grande también se percata del vehículo y frena para dejar al otro conductor entrar. Y dentro de poco encuentro que me estoy calmando.

Cadillac estrenó el Super Cruise con una gira promocional que se extenderá por todo el país, desde la Ciudad de Nueva York hasta Los Ángeles. Yo me uní a la gira durante su segunda fase, la cual iba a recorrer desde Washington DC a Cleveland, Ohio [por motivos de transparencia, cabe notar que Cadillac pagó por el viaje, el cual incluyó la estadía de una noche en un hotel.] Se trata de un viaje un poco raro pero tal vez parezca totalmente normal en unos cuantos años.

Super Cruise es la respuesta de Cadillac ante la tecnología Autopilot de Tesla: se le promociona como la “primera verdadera tecnología de conducción con manos libres para la carrera”. Es un sistema de conducción del ‘nivel 2’, que puede controlar el manejo y la velocidad durante minutos cada vez y con una velocidad máxima de 85 millas por hora. Cambiar de senda, tomar salidas y navegar zonas de construcción son tareas que mayormente le toca al conductor.

A diferencia de Tesla —la cual promete que su Autopilot puede funcionar en ciudades— Super Cruise sólo opera en carreteras bien definidas y de limitado, en que el tráfico opuesto está separado por una mediana de concreto o de pasto. Depende de una cámara delantera y sensores para detectar líneas de sendas. Una base de datos en donde se han mapeado más de 160,000 millas de carreteras en EEUU y Canadá mediante tecnología avanzada LIDAR permite que el sistema mantenga el auto centrado con mejor precisión y que anticipe cambios en las vías y con el tráfico hasta unos 2,500 metros adelante. Se actualizará el mapa cada pocos meses usando tanto tecnología satelital como el método trabajoso de enviar cartógrafos a carreteras específicas.

Según Cadillac, la persona en el asiento del conductor es más como un ‘colaborador’ que un ‘pasajero’: aún se espera que prestes atención a la vía (una cámara para monitorear los ojos que está montada encima del volante asegura esa atención). Soy una persona ideal para probar dicha característica, ya que soy una conductora novata, estoy un poco privada del sueño y puedo ser fácilmente distraída por los ruidos frecuentes que emanan de mi móvil.


Y he aquí un buen ejemplo de a lo que me refiero: con menos de una hora transcurrida de mi viaje de prueba, trato de agarrar a mi móvil para abrir Instagram, desviando la vista por lo que pensé que sería un segundo (no esto hagas en casa ni en ninguna otra parte). Es fácil ceder ante tal tentación; dado que el auto se encarga de la conducción, ya no estás seguro de lo que debes hacer con tus manos. Y la mente de uno tiende a vagar.

Pero los ingenieros de Cadillac previeron que algo así podría ocurrir. El auto me pita furiosamente; la barra de luz verde ahora cambia a un rojo alarmante y está destelleando. Regresar mi atención a la vía lo calma. Si yo hubiera ignorado estas señales, el auto hubiera desacelerado gradualmente y hubiera pedido ayuda, suponiendo que yo estuviera incapacitada.

Aún es muy incierto si los autos autónomos son la solución para la conducción distraída. Algunos expertos dicen que la tecnología permite poco espacio para el error humano. Otros observan que, a medida que los vehículos autónomos salen al mercado, los conductores dependerán demasiado de un sistema que dista mucho de ser perfecto. El choque mortal que ocurrió el año pasado entre un camión y un Tesla Model S usando Autopilot parece resaltar esa observación. En un reporte publicado en septiembre por el National Transportation Safety Board (Concejo Nacional de la Seguridad de Transporte), los investigadores culparon a la sobredependencia del conductor en el sistema. Hallazgos anteriores indicaron que el conductor no les hizo caso a seis advertencias audibles ni tampoco a siete advertencias visuales del de instrumentos.

Cuando se trata de la relación entre conductores y vehículos autónomos, quizás Jack Stewart de Wired lo expresó mejor:

“Por muy paradójico que parezca, pero mientras más control tenga el auto, más éste necesita saber acerca de la persona sentada detrás del volante: si está prestando atención, su humor, incluso su salud”.


Periódicamente el Super Cruise se desconecta. A veces sucede porque las líneas en la se vuelven más difíciles de detectar. En otras ocasiones parece aleatorio: un portavoz lo atribuye a unos errores menores en los que los ingenieros continuamente están trabajando. A medida que nos acercamos a una zona de construcción en la autopista Pennsylvania Turnpike, el sistema se mantuvo activado y el auto desaceleró considerablemente. Extendí la mano para tomar un poco de agua, pero no me di cuenta de que las barreras puestas por los trabajadores de construcción habían creado una curva relativamente cerrada, la cual hizo que se apagara el autopiloto. El auto empezó a pitar y afortunadamente el otro periodista en el asiento delantero del pasajero agarró el volante y nos guió en la dirección indicada (tengo que reconocer que reaccioné un poco tarde).


Sin importar quien lo maneje, el Cadillac sí es un auto sumamente cómodo para andar las carreteras: tiene asientos afelpados de cuero que masajean la espalda, un avanzado sistema climatizador para las necesidades de cada pasajero y pantallas HD de 10 pulgadas para los que van sentados en el asiento de atrás. A medida que sigue el viaje, sí logro sacar un par de fotos y videos desde atrás del volante para compartirlos en Instagram. Sin embargo, a medio camino del viaje de nueve horas (unas cuantas paradas por el camino y una aventura con un teléfono perdido nos atrasaron un par de horas), se acabó la mayor parte de la novedad, junto con ese impulso de probar los límites de las características de seguridad del CT6.

Encuentro que estoy descansando mis manos ligeramente en el volante a pesar de que no estoy obligada a hacerlo. En parte esto se debe al hecho de que no tengo más nada que hacer, y en parte sirve para recordarme que, si bien el auto está asumiendo la mayor parte de la responsabilidad de conducir, yo sigo siendo la que está al mando.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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