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CityLab Transporte

En el metro de Moscú, ya puedes pagar tu boleto con joyas

No, no se trata de intercambiar una gema por un ticket, sino de brazaletes y anillos inteligentes que pueden ser cargados con dinero.
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16 Nov 2017 – 04:11 PM EST
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El metro de Moscú es conocido por su fastuosidad. Crédito: iStock

La historia de los sistemas de metro está marcada por los innumerables intentos de mejorar la manera en que los pasajeros pagan los pasajes. Primero había boletos, luego fichas. Las tarjetas magnéticas aceleraron las cosas en su tiempo y las tarjetas de pago por o llegaron después para acelerar el proceso de pago todavía más. Y ahora en Moscú lo único que necesitas para pasar el torniquete es una joya.

No es que la capital rusa esté instalando casas de empeño en lugar de casetas: es que realmente está experimentando con alternativas a las tarjetas de pago, por ejemplo, productos ‘wereables’ o ‘vestibles’. Desde finales de octubre, dos de las principales estaciones del metro han estado vendiendo brazaletes incrustados con microchips como parte de un programa piloto. Estas pulseras se pueden cargar con dinero y luego se rozan con el torniquete para entrar y salir, tal como una tarjeta típica de pago. Para la gente más consciente de la moda que piensan que un brazalete de goma desentone con su conjunto, Moscú tiene una alternativa: tienen a disposición 500 anillos negros de cerámica en tamaños grandes y pequeños que te dejarán entrar por una barrera con sólo un golpecito de nudillo. La cuenta de Twitter de Moscú compartió algunas imágenes de los anillos el mes pasado.

La idea es tan ingeniosa que parece imposible que no se le haya ocurrido a nadie antes. Después de todo, no hay ninguna razón por la que un microchip de pago tiene que estar incrustado en una tarjeta.

En realidad, a alguien sí se le ha ocurrido: proyectos de startups sugiriendo justo este tipo de innovación se han estado considerando durante al menos dos años. De hecho, el concepto es tan sencillo que los pasajeros comunes y corrientes se les han adelantado a las autoridades de transporte público para crear sus propias versiones provisionales. Durante los días iniciales del Oyster Card, la tarjeta de transporte de Londres, un hack popular era extraer el microchip y pegarlo a un reloj. El año pasado, un estudiante de diseño en Londres llevó esto a un paso más adelante al instalar el chip en unas uñas postizas .

Al igual que los nuevos anillos y brazaletes de Moscú, estos hacks de relojes y cuerpos tenían la gran ventaja de eliminar la necesidad de sacar y luego meter una tarjeta de pago en una billetera, algo que, dependiendo del grosor de la billetera en cuestión, quizás todavía sea necesario en algunos sistemas de transporte público. Por lo tanto, dichas prendas representan un gran adelanto.


Sin embargo, estas innovaciones quizás estén avanzando hacia la obsolescencia. En Londres las tarjetas de pago están perdiendo popularidad a medida qu e los pasajeros cambian a usar sus tarjetas de débito de tipo ‘ less’ o sin necesidad de o. Las personas están usando este tipo de tarjeta cada vez más en todas partes, incluso para compras pequeñas. Los torniquetes ya son lo suficientemente sensibles que puedes pasar por ellos sólo al ondear una billetera (o incluso la bolsa) por el sensor. Esto podría hacer que sea innecesario para un sistema de transporte público mantener su propio sistema de pagos, incluso si éste puede ser convenientemente incrustado en un anillo pequeño.

Y la tecnología sigue avanzando. Pronto, incluso esas tarjetas de débito podrían ser sustituidas por escáneres biométricos de rostros. Hay algo marcadamente distópico en la idea de que un sistema de pago simplemente ‘sepa’ si andas con dinero simplemente al ‘mirarte’, pero eso por lo menos les evitaría a los pasajeros algunas torpezas en la caseta de peaje. Ya para ese tiempo el avanzado sistema nuevo e ingenioso de pago quizás se vea tan agradablemente obsoleto (si no tan torpe) como las antiguas bicicletas de la época victoriana lo son hoy.

Mientras tanto, cabe recordar que mientras que los moscovitas estén moviendo sus dedos anulares delante de casetas de peajes, muchos neoyorquinos siguen esperando poder avanzar de esas tiras magnéticas temperamentales y frágiles, y que la gente de Filadelfia apenas ahora está descubriendo cómo será la vida después de las fichas de transporte.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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