Si andas en bici por la ciudad, estos consejos podrían salvar tu vida

Esta es una de tres historias que hemos publicado pensando en cómo hacer de tu vida en bicicleta más fácil y segura. Revisa nuestros otros artículos, en los que encontrarás cuatro ejercicios prácticos que te pueden ayudar a evitar accidentes y consejos para evitar que te roben tu bicicleta.
Montar en bicicleta te hacer sentir como un niño: te permite explorar, socializar con amigos y convertir deberes cotidianos, como ir al trabajo, en aventuras saludables. Pero, al mismo tiempo, es una actividad que puede tener sus riesgos.
Pero no hay necesidad de temer. A fin de explicar cómo moverse en las calles de la ciudad, hablamos con Doug Smith, instructor de ciclismo de la Asociación de Ciclistas del Área de Washington, quien imparte un taller para adultos en el que ofrece útiles herramientas encaminadas para ser un ciclista responsable.
Pensar como un auto
Las reglas en las calles no fueron únicamente escritas para los automóviles: están diseñadas, a su vez, para proteger a ciclistas. Una buena manera de ser sensato es pensar como un auto. Al menos eso es lo que Doug fomenta en su curso de ciclismo urbano, certificado por la Liga Americana de Ciclistas.
“Estás conduciendo tu bici, básicamente”, dice Smith. “Entonces deberás atenerte a las mismas normas de cuando manejas tu auto”. Esto no quiere decir que obedezcas solo las leyes elementales de ceder el paso, hacer señas, girar, cruzar y todas las demás normas del tránsito: significa pensar en la bici como un vehículo que efectivamente estás manejando.
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Los ciclistas han de ser conscientes en todo momento de este hecho. Parece obvio, pero muchos reflejos de conducir desaparecen una vez que montamos una bicicleta. “Te vas insertando en tu entorno”, indica Doug. “Preguntándote cosas como '¿Este se me atravesará en el medio? ¿Se detendrán de inmediato?´. O bien 'Necesito dejar más espacio entre este auto y yo'”. Ese tipo de pensamientos puede contribuir a que salgamos airosos en la vía.
El curso que da Smith, de tres horas de duración, comienza con simulacros en el estacionamiento y maniobras prácticas impartidas por la Liga Americana de Ciclistas. En la última hora, la clase se desplaza a las calles para enfocarse en cuestiones más generales relativas a la seguridad.
Aquí hemos condensado aquí los consejos fundamentales para los lectores de CityLab.
1. No olvides que estás en un vehículo: a veces tendrás que frenar
Mantente atento y preparado. Espera lo inesperado. No circules con la luz roja. Frena completamente. A menudo olvidamos estos consejos cuando vamos cuesta abajo en la bici. Pero estas no son, precisamente, carreteras rurales: vivimos en una ciudad bien trazada y señalizada.
“Hay que detenerse en las señales de pare y en las rojas o amarillas”, dice Doug. “Lo peor no es que haya visto ciclistas que no paran, sino autos que tampoco lo hacen. No somos los únicos (violadores de la ley), pero como ciclistas, en especial, debemos frenar”.
Así que nada de tocar el timbre y bajar la velocidad (algo conocido en EEUU como el ' Idaho stop'). “Mi recomendación es seguir la ley en todos lados y en todo momento”, añade Doug. “Conduce de forma segura, incluso si la ley te permite hacer cosas que no son precisamente ilegales”.
En todo caso, distintos lugares tienen distintas normas que hay que tener en consideración. Washington DC, por ejemplo, tiene una ley que autoriza a los ciclistas a compartir un carril, ir entre los autos detenidos en el semáforo, avanzando furtivamente hacia delante (está codificado en California también).
Hay riesgos de seguridad a tener en cuenta al tomar cualquiera de estas decisiones o al adelantar: la mayor cantidad de accidentes en bicicleta suceden por autos que las impactan por detrás. “Tienes que confiar en tu criterio ¿Qué ganas yendo hacia el frente?”, sostiene Smith. “Si tengo que escurrirme entre 10 autos pero luego, en un par de cuadras, estos me pasarán nuevamente de largo con total libertad, quizás es mejor quedarse detrás de ellos. Pero si, por el contrario, sé que tengo que hacer izquierda en la próxima cuadra, y por tanto posicionarme, entonces todo es mucho más fácil”.
2. Toma tu carril sin miedo
No siempre hay necesidad de amedrentarse ante los coches. Aquí les va una recomendación de seguridad aún más atrevida: ¡usa tu carril sin miedo! Primero que todo, tú eres parte del tráfico. Y, segundo, esto hace más visibles a los ciclistas. Si conduces a un lado, podrías pasar inadvertido para los choferes, para quienes serías otra de las distracciones de la calle que comúnmente ignoran.
“Cuando vas en bici, debes estar al tanto de tu espacio y de dónde estás”, sostiene Smith. “Pero no tienes por qué ubicarte tan a la derecha como te sea humanamente posible, ni como aprendimos que debíamos hacer cuando éramos jóvenes”. Cuando los ciclistas se posicionan en la derecha, los choferes pueden arrinconarlos al sobrepasarlos. Es más seguro situarse en el medio o, incluso, en la extrema izquierda de la calle. De esa forma, los choferes no tendrán otra opción que darte un trato propio de vehículos y sobrepasarte con cuidado.
“Esto manda el mensaje a los autos de que te encontrarán en la vía”, refiere. “Si ellos quieren sobrepasarte, tienen que cambiar de carril y pasar por sobre la línea amarilla discontinua, la amarilla continua, o la línea blanca discontinua para concederte más espacio”.
Doug también relaciona los muchos peligros que acechan en nuestros bien ponderados carriles para bicicletas –escombros, vidrios rotos, palos, arena, gravilla, animales muertos–, muchos de los cuales residen en el extremo derecho de las cunetas, obligando a los ciclistas a desviarse o a conducir por sobre estos obstáculos.
3. Prepárate para lo inesperado (el carril de bicicletas puede que no sea suficiente)
Muy a menudo moverse en el carril para bicicletas significa estar justamente en la zona de la puertas.
“Uno se siente más protegido porque todo el mundo sabe que es aquí donde vas a estar, a la derecha, en el carril para bicicletas”, señala Doug. “Pero este está mucho más cerca de la puerta del auto y, si una de estas se abriera, vendrían los problemas”.
Es por ello que Doug sugiere permanecer sobre el tercio externo o incluso el límite izquierdo del carril. Si se abre una puerta, “tendrás más tiempo para realizar una maniobra”, indica.
Otra importante regla general se relaciona con una de las más inservibles formas de la infraestructura relativa a las bicis: las flechas que muestran vías compartidas con los autos (conocidas en EEUU como sharrows). “Siempre recomiendo permanecer a la izquierda de la flecha”, dice Smith. “Asegúrate de que la flecha te pase por tu derecha, ubicándote en el tercio izquierdo de un carril delimitado”. Ese espacio hace posible un mayor tiempo de reacción ante cualquier imprudencia por parte de peatones, camiones de entregas, o taxis que con frecuencia se arriman en los carriles para bicicletas.
4. Sé predecible: no asumas que los autos pueden verte
Los ciclistas suelen involucrarse en accidentes o -casi accidentes- por dos razones distintas: exceso de confianza o falta de confianza. Los más confiados merecen mayor desprecio, dice Smith, cuando tienen esa actitud conocida como 'salmonear' , que consiste en conducir contra la dirección del tráfico, un paralelismo con el salmón que nada enormes distancias contra la corriente.
“La práctica del 'salmoneo' es uno de los peores problemas”, sentencia Doug. “Lo único que quiero decir es que es ilegal”. Conducir una bici en sentido contrario es la vía número uno en que los ciclistas contribuyen a los accidentes con autos o peatones.
Una rara excepción en las normas unidireccionales: a veces, los carriles en dirección contraria hacen que los ciclistas viajen en sentidos opuestos en una calle de un solo sentido o que las sendas para ciclistas creen dos carriles en una calle de un solo sentido.
Doug Smith advierte que estos elementos infraestructurales deberían abordarse con suma precaución. “El problema de los carriles opuestos es cuando aparecen intersecciones: otros autos y peatones no esperan que vengas en ese sentido”, remata Smith.
El elemento inesperado es aplicable a los pedalistas menos confiados también: la gente que tiende a andar en bici sobre la acera. Smith lamenta que este comportamiento sea un síntoma de ciudades que no brindan el espacio suficiente a las bicicletas, pero añade que no hay motivo alguno para avergonzarse por montar bicicleta sobre la acera si es ahí donde uno se siente cómodo al hacerlo.
“Sería genial si los ciclistas no sintieran que tienen que usar la acera”, añade Smith. “Sería igualmente genial si hubiera suficientes instalaciones e infraestructura, espacios especializados donde los peatones pudieran caminar adonde necesiten, los ciclistas andar por donde quisieran, y los autos otro tanto, ir adonde les plazca”.
Pero, en ocasiones, las leyes hacen fracasar el montar bicicleta sobre esas rutas. La mayoría de los ayuntamientos prohíbe rodar sobre la acera en los principales distritos de negocios o en la ciudad. Sin embargo, a veces, quizás tengas que hacerlo. Smith advierte simplemente sobre la existencia de importantes razones de seguridad en el hecho de reducir la velocidad, más allá de la habitual cortesía para con los peatones.
“Si tú estás sobre la acera, en un cruce, buscando incorporarte a la calle en tu bici, los autos no siempre estarán pendientes de ti”, ironiza Smith. “Saldrías, por un lado, a mayor velocidad que un peatón; y, por otro, los choferes podrían no verte debido a que hay autos aparcados en la acera”.
Los peligros pueden, a su vez, provenir del otro lado de la acera, especialmente si estás en el centro de la ciudad, donde los vehículos pueden venir desde los puntos de carga, los estacionamientos públicos, y desde entradas a propiedades privadas.
Recuerda: tranquilidad significa seguridad
Más allá de estos consejos, hay mucho que aprender. Hay sitios web completos –y otros talleres– dedicados a responder más preguntas. Las tiendas de bicicletas y los clubes de ciclismo, por otro lado, sirven como sedes de cursos acerca del mantenimiento de estas o de cómo arreglar una llanta desinflada (un rápido ABC recuerda a los interesados cómo revisar el aire, los frenos y la cadena antes de dar un paseo). Smith sugiere echar un vistazo a los contenidos del programa Smart Cycling en el sitio web de la Liga Americana de Ciclistas o comunicándose con las organizaciones locales que promueven esta práctica, como es el caso de WABA , y así aprender más sobre rutas locales y paseos en grupo.
Otra pregunta común que le hacen a Doug en clases es sobre el equipamiento. Más allá del uso del casco, de las luces en la noche o de un timbre, para Smith no hay una respuesta general a preguntas de seguridad relacionadas con el equipamiento. Él podría aconsejar a los principiantes una bici de estilo híbrido, ya que cuentan con llantas más gruesas y más adaptables “a superficies y carreteras ásperas” sin que, por otra parte, añadan mucho peso extra o tengan la resistencia de las llantas de las bicicletas montañesas. La bicicleta clásica de ciudad tiene la ventaja de brindarles a los ciclistas una posición erguida para divisar la calle más fácilmente.
Pero, en última instancia, dice Smith, tener un equipo completamente nuevo no importa demasiado. A él le gusta que la gente empiece con lo que tiene a mano y luego tome decisiones que se ajusten a sus necesidades conforme crean habilidades para ganar confianza en las calles. Su lema también es muy simple. “Yo siempre digo: sé tú mismo”, sostiene. “Haz lo que te haga feliz y aquello con lo que te sientas cómodo. Entonces te irá bien”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.