En Ciudad de México surge un nuevo culto: una ‘santa’ que protege contra la gentrificación

Dentro de un local tapizado de grafiti, en medio de viviendas y un puesto de comida típica mexicana, residentes de las colonias Juárez y Santa María la Ribera rezan a una figura de madera. Se trata de una ‘santa’ que, según dicen, protege del desplazamiento.
Santa Mari la Juaricua, como se ha bautizado a la imagen, se ‘apareció’ en estos vecindarios a finales del año pasado. Estas zonas están viviendo una intensa gentrificación, es decir, un proceso de revitalización urbana que atrae a nuevos residentes, pero a su vez resulta aumento de las rentas y muchas veces en el desplazamiento de gente de menores recursos.
La imagen es una creación de la artista Sandra Valenzuela, quien ha visto cómo la gentrificación ha cambiado la colonia Juárez, donde ella vive. Para ella, este cambio urbano se visibiliza en la llegada de “jóvenes con un poder adquisitivo mayor” o hipsters, como ella los describe. Pero Santa Mari la Juaricua no está en contra de ellos, según la artista.
“Más que antihipster, es una santa que se proclama al derecho de la vivienda”, dijo Valenzuela. “Es más en contra de las inmobiliarias, de forma de que la gente se pueda quedar en su barrio”.
En los últimos cinco años, la colonia Juárez se ha expandido con nuevas propiedades que han llegado a costar 3.8 millones de pesos (211,4201 dólares). Diana Méndez, agente de AC Bienes Raíces, dice que el crecimiento de población y comercio se debe a la cercanía que la colonia tiene a Paseo de la Reforma, una de las avenidas más importantes y transitadas en la Ciudad de México. Entre 2000 y 2017, el precio de las propiedades en este barrio aumentó en casi un 180%, según datos del portal Metros Cúbicos, publicados en el periódico El Universal.
Otras cifras que reflejan este aumento son las que provee el sitio de bienes raíces Properati: en 2016, el metro cuadrado en la Colonia Juárez costaba 31,000 pesos mexicanos (1,724 dólares) y en la actualidad su valor es de 37,000 pesos (2,058 dólares). Mientras tanto, la Colonia Santa María la Ribera ha visto un aumento en 1,000 pesos mexicanos en el valor de su metro cuadrado, pasando de 19,000 pesos (1,057 dólares) en 2016 a 20,000 pesos (1,112 dólares) en la actualidad.
“Te garantizo que la Juárez va a subir más de precio en el próximo año”, dice Méndez a CityLab. “Y aún falta para que Santa María la Ribera llegue a esos cambios”.
La artista Sandra Valenzuela se encontró con la figura en un vecindario abandonado en la colonia de Santa María la Ribera, donde vive su colega Jorge Baca. Juntos remodelaron la imagen con el propósito de unificar a sus colonias para luchar contra el desplazamiento que viven sus vecinos. Un sombrero ranchero, lentes gruesos y un perro callejero vistieron a la nueva santa.
“Desde hace cinco años que Santa María la Ribera está lleno de construcciones de grandes edificios alejados de viviendas populares”, dijo Baca. “Y vienen departamentos de dos millones de pesos [111, 255 dólares]”.
La familia de Baca lleva cuatro generaciones en esa colonia. Él dice que la cuota de impuesto sobre su propiedad era de 325 pesos (18 dólares) hace cinco años. Hoy paga 1,895 pesos (105 dólares) por bimestre.
César Jiménez, dueño del restaurante de comida casera Gastrofonda Provenzal en la colonia Juárez, es devoto de la santa y parte de su cofradía. Los nuevos desarrolladores inmobiliarios con su ‘boom gastronómico’ están presionando a Jiménez y otros pequeños comerciantes de la zona. Jiménez, como los demás, le oran a Mari la Juaricua para evitar el desplazamiento de sus negocios.
“Nos preocupamos, pero tenemos nuevas opciones, nuevos menús, nuevos productos y estamos tratando de adaptarnos a las nuevas circunstancias”, dijo Jiménez sobre los cambios. “Pero a veces no es suficiente”.
Según el empresario, la santa ha unido a vecinos, quienes juntos rezan la plegaria creada para “afrontar nuevos retos” y protegerse de la corrupción y la arrogancia. “Santa Mari la Juaricua, líbrame de los #Lords y #Ladies y de sus esbirros, choferes y guaruras”, dice la oración, haciendo referencia a los chicos ricos y arrogantes. “Que no me despojen ni me desalojen. Que no le quiten arraigo a mi barrio. Evita las costeras urbanas, mitiga el ruido de la urbanización y todo efecto nocivo de la gentrificación”.
Los devotos de Santa Mari de la Juaricua han crecido en los últimos meses y han organizado dos procesiones, las cuales han estado apoyadas por indígenas Otomí, residentes en la Juárez y los alrededores. Las marchas han sido una protesta contra el “blanqueamiento y clasismo”, según dicen, de sus barrios. La santa también tiene presencia en Twitter y Facebook y a fines de año se estrenará un documental sobre el movimiento Juaricua.
En otros países, la gentrificación ha sido fuente de profundos conflictos sociales en vecindarios. Sin embargo, para algunos de los nuevos fieles, esta ‘aparición’ no necesariamente será un símbolo de división, sino que puede unir a los residentes de siempre y a los recién llegados. “Esta santa busca crear empatía, comunidad y conciencia tanto entre los nuevos y los viejos,” concluye Baca.