¿Qué hace que una ciudad inteligente realmente sea inteligente?

Aunque Kansas City, Missouri, perdió la Competencia de Ciudades Inteligentes del Departamento de Transporte de EEUU frente a Columbus, Ohio, eso no ha reducido su motivación de convertirse en la “ciudad inteligente más conectada del mundo”. Tampoco ha frenado el entusiasmo de Bob Bennett, su director ejecutivo de innovación. Cuando CityLab habló con Bennett hace un par de semanas en la Exposición Competitiva de Equipos de Ciudades Globales, la cual fue organizada por el Departamento de Comercio de EEUU, Bennett rebosaba de un tipo de energía que en caso contrario sería difícil de encontrar en un gris martes en Washington DC.
Kansas City ya se ha unido a Cisco y Sprint para cubrir 50 cuadras de su distrito central con Wi-Fi público y cuenta con 125 farolas inteligentes con sensores para monitorear tráfico tanto vehicular como peatonal. En el corazón de la ciudad, quioscos interactivos están salpicados en las calles para entregar información sobre atractivos cercanos y otra información de la ciudad (se parecen a los quioscos LinkNYC que sustituyeron a las cabinas telefónicas en la Ciudad de Nueva York). Mientras tanto, su extenso portal de datos le ha ganado elogios a la ciudad de entidades tales como Bloomberg Philanthropies y Sunlight Foundation, la cual aboga por los datos abiertos.
Próximamente el departamento de transporte de la ciudad explorará el futuro de vehículos autónomos con un proyecto piloto que convertirá un tramo de pavimento de 1.5 millas en una vía inteligente que quizás cubra sus costos de construcción por sí misma. Sin embargo, a pesar de toda la tecnología futurista que la ciudad tiene planeada implementar, Bennett dice que ninguna de esta tecnología realmente es inteligente. “No se trata de los aparatos”, le dijo a CityLab en una entrevista en que habló de los proyectos más recientes de la ciudad y sus planes de incluir Prospect Avenue —un vecindario predominantemente afroestadounidense que en gran parte ha sido descuidado— en los planes de crear una ciudad inteligente.
Es fácil tener una fijación con todas las innovaciones ‘inteligentes’ que existen: vías que se comunican con uno, autos que se comunican con las vías y todo tipo de sensores. Pero si no es el aparato lo que hace que una ciudad sea inteligente, ¿qué cosa lo hace?
Lo que hemos aprendido a lo largo del último año es que todas estas herramientas y tecnologías son geniales, pero no tienen nada de inteligencia. El núcleo de una ciudad inteligente realmente es la información y el cerebro está usando esa información para cambiar tu proceso de tomar decisiones, de hacer que reacciones más rápidamente en casos en que la ciudad necesite reaccionar, de hacer que seas predictivo en donde se pueda para ahorrar dinero o para proveer un mejor servicio, o de brindarte un mayor aprecio de lo que está ocurriendo en tu ciudad.
Hemos descubierto que ya están en tus manos un 85% de los datos necesarios para istrar una ciudad inteligente. Cualquier ciudad puede ser una ciudad inteligente —o una ciudad más inteligente— sólo al tomar mejor control de sus datos y al entender lo que estos les están diciendo. Y [los datos] van a comunicar algo diferente a cada ciudad porque cada ciudad tiene diferentes necesidades y requerimientos, así como diferentes estructuras de gobernación.
¿Cuál es el próximo proyecto en la agenda?
Lo próximo que queremos hacer es expandir [nuestro enfoque de ciudades inteligentes] a los vecindarios en la parte de la ciudad que ha sido desafecta durante la mayor parte de los últimos treinta años. La expansión es un incremento por siete en cuanto a espacio, lo cual consistirá en un total final de aproximadamente doce millas cuadradas cuando todo ya se termine. Tendrá Wi-Fi público, el cual ya tenemos en el corazón de la ciudad ahora mismo. Tendremos ‘sensorización’ en toda esa zona para que podamos tener ShotSpotter allí, lo cual nos permite usar un radar acústico para triangular de donde vino un disparo. Hemos aprendido que cuando se trata de un crimen pasional, con frecuencia el primer disparo es relativamente inefectivo. Es el segundo disparo el que resulta trágico. Entonces si los datos pueden traer rápidamente a los policías a la escena, podemos prevenir ese segundo disparo.
Una de las cosas que hemos comentado en CityLab en cuanto colocar sensores en vecindarios de bajos ingresos y barrios mayoritariamente afroestadounidenses es la preocupación sobre la disparidad racial en cuanto a la vigilancia. ¿Cómo se le asegura a la comunidad que estos sensores no se están colocando para invadirles la privacidad?
Seis meses antes de encender los primeros sensores en octubre 2015, teníamos una política de privacidad de datos de ciudades inteligentes. Utilizamos [la política de privacidad] de Seattle como modelo y como una ciudad, tenemos que indicarle a la gente los datos que estamos recopilando, por qué los estamos recopilando y los tenemos que compartir con ellos. Entonces eso nos ayuda a mejorar el asunto con la confianza.
También hemos tenido varias reuniones públicas en la comunidad para averiguar lo que la gente quería. ShotSpotter realmente era una iniciativa local que ellos querían ver [implementada]; ‘ellos’ son organizaciones comunitarias activistas, el distrito escolar y líderes empresariales en el East Side, ya que existe una pujante comunidad empresarial allí.
Esto nos lleva a estos quioscos que la ciudad ha mencionado en su propuesta para la Smart City Challenge. ¿Cuál es el objetivo en colocarlos a lo largo de Prospect Avenue?
No llegamos adonde estaban ellos para decirles “He aquí un quiosco, es suyo”. En cambio, dijimos: “¿Cómo quieren que este medio trabaje por ustedes?” El contenido [que tendrán los quioscos] refleja un gran orgullo local por Prospect Avenue. Ahí es donde el jazz maduró en el Medio Oeste. Muchos músicos venían de Nueva Orleans y Kansas City es donde hacían paradero rumbo a Chicago o hacia el Este. Ella Fitzgerald tocó allí, al igual que Louis Armstrong y Charlie Byrd… Te digo, muchísimos músicos excelentes tocaron en ese vecindario. Entonces ellos quieren resaltar el orgullo y el lugar, y asegurar que la gente sepa que allí hay historia.
Los quioscos se van a integrar a la estructura misma de los autobuses porque los residentes nos dijeron que de esa forma, no se van a maltratar o lastimar. Se convertirán en parte de la estructura que ofrece un bien público. Entonces obtuvimos eso de la comunidad que nos dijo lo que quería y lo estamos haciendo.
Mientras tanto, ha habido ruido sobre el Proyecto Integrate Roadway, de autopistas inteligentes, cuya construcción podría costar miles de millones. Tim Sylvester, fundador de startups, recientemente declaró que espera que la construcción empezará en primavera de 2018. ¿Cómo este proyecto cubrirá sus propios costos?
Se van a incrustar conductos en estos segmentos de vía, los cuales [Sylvester] colocará en la vía como piezas de Lego. Dentro [de estos] habrá sensores y balizas tipo Bluetooth y algunas otras cosas que los anunciantes puede [usar] para comprar espacio publicitario. Entonces si estás conduciendo por la calle en un auto conectado y el indicador del nivel de gasolina indica que queda un cuarto de tanque, le podrá decir que se le está acabando la gasolina. La baliza debajo de ti diría: “Por cierto, la próxima salida tiene dos gasolineras y este es el precio de la gasolina”. Y te podrá contar sobre otras comodidades como restaurantes y pum, te llega publicidad.
¿Qué realmente ha permitido que Kansas City haya podido inaugurar todas estas iniciativas diferentes?
Hay aproximadamente 20,000 millones de dólares en valor de infraestructura en las 51 cuadras hoy en día; la ciudad pagó 3.8 millones de dólares. Todo lo demás fue pagado por nuestros socios públicos y ellos ahora tienen un interés en esto. Entonces estamos obteniendo el mejor esfuerzo de algunas de las empresas más avanzadas a nivel tecnológico en el país y de un par de emprendedores absolutamente centrados en grandes ideas.
Entonces esta ciudad es parte del ecosistema, en lugar de que nosotros tratemos de manejar el ecosistema o que digamos a la gente cómo vamos a istrar a nuestra ciudad. Ahora es un ambiente mucho más colaborativo. Y eso es bien divertido.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.