Un inversionista "rebelde" de Silicon Valley redobla su apuesta en América Latina

MOUNTAIN VIEW, California.— Dave McClure está loco.
Eso es lo que puede pensar quien lo vea subirse a un escenario frente a decenas de inversionistas y ejecutivos de Silicon Valley vestido de bufón, solo porque su evento se inspira en un mazo de naipes y él eligió ser el comodín.
Pero también, al parecer, es lo que piensan sus colegas respecto de la estrategia de inversión de 500 Startups, la mezcla de firma de capital de riesgo con aceleradora de startups que Christine Tsai y McClure fundaron en 2010.
McClure es el primero en reconocer que sus pares lo critican. Primero, porque dicen que su estrategia de invertir en muchas empresas —ya lleva más de 1,500— lo hace un apostador más que un inversor. Y luego, porque muchas de ellas —unas 500— son de otros continentes, donde, en general, los fondos de Silicon Valley no se meten tanto como él.
Esto incluye a más de cien emprendedores latinoamericanos que han pasado por el programa de aceleración de 500 Startups en Ciudad de México o que vienen a sus sedes de Mountain View y San Francisco. Esa cifra hace que la de Tsai y McClure sea la firma de Silicon Valley con más inversiones en startups de América Latina.
“Hay mucha oportunidad en México”, dice McClure, en una rueda de prensa antes de ponerse el traje de bufón para inaugurar el más reciente “Demo Day” o exhibición de startups de la aceleradora. “Al contrario de Donald Trump, pensamos que hay mucha gente que se está yendo a vivir a México. (Ciudad de México) es una de las ciudades más vibrantes del mundo, hay europeos, asiáticos, que se están mudando para allá”.
Con el contexto económico y político actual, los inversionistas desconfían de qué pasará con América Latina en el futuro próximo. Pero McClure no.
“El escenario macroeconómico en Latinoamérica está muy complicado en algunos países —dice—, pero la oportunidad de mercado es enorme, incluso en Brasil”.
La oficina mexicana, que ya invirtió en 86 empresas, acaba de anunciar la apertura de inscripciones para que entre 20 y 30 empresas entren a su segundo programa de aceleración, en julio.
El programa ofrece a los emprendedores 65,000 dólares de inversión a cambio de un porcentaje de participación en la empresa y cinco meses de “mentoría intensiva”, donde reciben ayuda en áreas clave para crecer sus empresas, como desarrollo de productos, mercadotecnia, ventas, levantamiento de capital y temas legales.
500 Startups también tiene una presencia fuerte en Brasil, desde que incorporó a una socia con raíces en ese país, Bedy Yang , y ha invertido en al menos ocho empresas argentinas.
“La gente decía que las inversiones internacionales son malas, pero 500 es internacional”, dice Tsai, la socia de McClure. “Cinco años después que nosotros, otros hablan de ir a Brasil y otros países”.
En total, la firma tiene 125 empleados en 20 países y maneja más de 250 millones de dólares en fondos de inversiones en Asia, Medio Oriente, Europa y América. Las startups que han recibido inversión son de 60 países.
“Hemos redoblado la apuesta global en gran medida en los últimos años”, dice McClure, que parece no poder sacarse el vocabulario de los juegos de cartas de la cabeza. Más tarde, agrega: “Nos parece que las compañías internacionales están teniendo mejores desempeños que las estadounidenses en términos de retorno de inversión”.
Mujeres y minorías, buen negocio
McClure y Tsai aseguran que invierten en más mujeres y de minorías que otros capitalistas de riesgo. Entre sus 1,500 inversiones, dicen, al menos 400 empresas tienen una mujer entre los fundadores.
“La mayoría de la gente piensa que vamos contra la corriente, invertir en mujeres emprendedoras es ir contra la corriente”, dice Tsai. “Pero no lo hacemos porque nos queremos sentir mejor. Lo que no tendría sentido es ignorar un negocio que podría ser excelente solo porque su fundador es una mujer, una embarazada, una persona afroamericana o un extranjero”.
“Creemos que vamos a ganar mucho más dinero de esta manera”, agrega. Y McClure completa: “Me gusta decir que invertimos en la diversidad por codicia, no por culpabilidad”.
Su estrategia de invertir cantidades “pequeñas” —para Silicon Valley— en cientos de compañías busca asegurar buenos retornos sin tener que encontrar un posible “unicornio”, una empresa que un día valga más de 1,000 millones de dólares. Otras firmas invierten en decenas, no cientos de empresas, con ese objetivo.
“Para los inversionistas tradicionales, el blanco son los unicornios —dice McClure—. Para nosotros, encontrar compañías de 100 millones de dólares es un buen resultado”.
Según sus cuentas, 500 Startups invirtió en tres unicornios — Credit Karma, Twilio y Grab— y 37 empresas que valen más de 100 millones.
“Creemos que así, estamos usando un abordaje científico y cuantitativo. Otros dicen que ‘esparcimos’ inversiones, rezamos y apostamos. Pero ellos son los apostadores, no nosotros”.