Las criptomonedas asoman como el mayor enemigo de las sanciones que EEUU impone a otros estados
Esta semana, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha publicado su 'Revisión de las sanciones' de 2021, en la que reflexiona sobre la necesidad de modernizar su enfoque de las medidas punitivas contra países e individuos extranjeros para que sigan siendo una herramienta eficaz de seguridad nacional.
El gobierno de ciberdelincuentes, el papel de las monedas digitales y otras innovaciones tecnológicas en el cada vez más complejo sector financiero.
La advertencia llega en un momento en el que se cuestiona el uso excesivo de las sanciones en los últimos años como palanca de la diplomacia internacional, a pesar de sus escasos resultados.
"Las innovaciones tecnológicas, como las monedas digitales, las plataformas de pago alternativas y las nuevas formas de ocultar las transacciones transfronterizas, reducen potencialmente la eficacia de las sanciones estadounidenses", señala el informe del Tesoro.
Varias agencias federales, entre ellas el Departamento del Tesoro, también han publicado recientemente guías relacionadas con las sanciones y las actividades cibernéticas maliciosas (como el llamado 'ransomware') para el sector de las monedas digitales. A finales de septiembre, anunció sus primeras sanciones a una bolsa de criptomonedas, una mesa de operaciones con sede en Rusia llamada Suex.
El Departamento del Tesoro también expresó su preocupación por el hecho de que los adversarios de Estados Unidos han adoptado medidas para reducir su dependencia del dólar estadounidense y dijo que los nuevos sistemas de pagos digitales podrían exacerbar esta tendencia y erosionar el poder de las sanciones.
"Creo que hay una toma de conciencia", dijo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas y de la Americas Society, en Washington DC.
"El reto es que (las sanciones) son algo muy fácil de hacer", dijo, señalando que proporcionan una manera de "castigar a los malos actores" sin emitir aranceles comerciales o ir a la guerra. "Es algo que se puede hacer cuando no se sabe qué hacer", añadió Farnsworth.
20 países, 9,000 personas
Según la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos (GAO en inglés), en la actualidad existen 20 programas de sanciones estadounidenses por países, que a veces se dirigen a toda la economía de un país o, en otras ocasiones, a sectores empresariales concretos, organizaciones corporativas o individuos.
Las restricciones económicas de las sanciones pueden incluir la denegación de al sistema financiero estadounidense, la congelación de activos en Estados Unidos o la prohibición de determinadas exportaciones. Las razones punitivas de las sanciones varían, incluyendo el supuesto apoyo al terrorismo, el tráfico de armas o narcóticos, la violación de derechos humanos y el socavamiento de la democracia.
Durante las dos últimas décadas, Irán ha seguido siendo el país objeto del mayor número de programas de sanciones. Sin embargo, en los últimos años, Estados Unidos ha creado nuevos programas de sanciones, que comprenden múltiples autoridades legales y ejecutivas diferentes, dirigidos a Rusia, China y Venezuela, entre otros. La revisión del Tesoro señaló un aumento del 933% en la imposición de sanciones en las últimas dos décadas.
Antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 había menos de 1,000 personas sancionadas, mientras que en la actualidad hay más de 9,000, según el bufete internacional WilmerHale, que supervisa la política de sanciones.
Se aceleró con Trump
El uso de las sanciones se disparó hasta alcanzar niveles récord durante la istración de Donald Trump, que llegó a un promedio de más de 1,000 nuevas designaciones al año, según el bufete de abogados Gibson, Dunn & Crutcher. Este año, la istración de Joe Biden está a punto de imponer 900 sanciones, lo que supondría el tercer total más alto registrado.
En el pasado, el valor y el alcance del dólar estadounidense y su papel como moneda de reserva mundial significaban que Estados Unidos podía perjudicar gravemente a países o personas sancionando su a los bancos. Pero, a su vez, eso ha alimentado la búsqueda de nuevas formas de evadir las sanciones, incluyendo el uso de monedas digitales que no fluyen a través del sistema bancario tradicional y que, por tanto, están fuera del alcance de Estados Unidos.
China y Rusia
Adversarios como Rusia han emprendido esfuerzos concertados para desarrollar sus propios sistemas de pago que no dependen de la infraestructura de servicios financieros de Estados Unidos, según el bufete de abogados internacional WilmerHale, que supervisa la política de sanciones.
El informe de esta semana no analiza casos específicos de países o individuos. "Como señalamos en el informe, las decisiones sobre los programas de sanciones individuales deben tomarse tras un análisis exhaustivo del programa individual basado en un conjunto de criterios claramente definidos que evalúen si el programa está logrando el efecto deseado," dijo un vocero del Tesoro a Univision Noticias.
El informe también recomienda al Departamento del Tesoro que invierta más en nuevas tecnologías y mano de obra cualificada.
"Una de las áreas más importantes para nosotros, francamente, es asegurar que tenemos una fuerza de trabajo que entiende estas cuestiones en el futuro", dijo el subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, a los periodistas.
La revisión también instó a que un futuro marco político "vincule las sanciones a un objetivo político claro", preferiblemente con una coordinación multilateral para garantizar un mayor impacto internacional y eliminar las lagunas.
Además, el 13 de octubre de 2021, el Departamento del Tesoro publicó un folleto en el que animaba a todos los del sector de las monedas virtuales a "desarrollar, aplicar y actualizar periódicamente un programa de cumplimiento de sanciones adaptado y basado en el riesgo", que debería incluir controles internos como procedimientos de incorporación de "conozca a su cliente", un sofisticado software de geolocalización y la supervisión de las transacciones.
Cuba, Venezuela
Los expertos han argumentado durante mucho tiempo que las sanciones suelen ser infructuosas a menos que tengan un respaldo global, señalando a Cuba como el principal ejemplo en el que el resto del mundo se ha negado a unirse al embargo económico de la isla gobernada por los comunistas.
El informe de la GAO en 2019 encontró que las sanciones tienen más probabilidades de ser efectivas, y tienen más impacto, cuando se implementan a través de una organización internacional, como las Naciones Unidas.
Las sanciones son mucho más eficaces cuando se utilizan contra una democracia que contra una autocracia, advierten los expertos.
Líderes autocráticos resisten mejor
"Un líder autocrático no suele temer por su posición dentro del Estado, por lo que puede llevar a cabo sus propias políticas sin preocuparse demasiado por el descontento que las sanciones puedan generar en la opinión pública o en la sociedad civil. Su supervivencia depende más de su capacidad para satisfacer a su entorno o a sus partidarios personales", según Sophie Marineau, de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.
Otras recomendaciones incluyen que las sanciones sean más selectivas, de modo que "se minimicen las posibles repercusiones negativas sobre los demás".
Los críticos de las sanciones llevan tiempo advirtiendo de que a menudo son más perjudiciales para la población civil inocente que para los dirigentes del régimen al que se dirigen. En ocasiones pueden acabar reforzando el régimen al proporcionar una excusa externa para los problemas económicos internos, así como reprimir la disidencia "traicionera", como en países como Venezuela.
"Con demasiada frecuencia, los regímenes de sanciones son mal considerados, incoherentes y contraproducentes", escribió recientemente en The Washington Post la congresista Ilhan Omar, demócrata de Minnesota de origen somalí.
"La investigación ha demostrado que las sanciones rara vez logran sus objetivos deseados. En el peor de los casos, perjudican a la población de un país —generalmente la misma gente a la que pretendemos ayudar— sin hacer mella en el comportamiento del país. Y en el caso de los violadores de los derechos humanos, las investigaciones sugieren que suelen producirse más abusos con las sanciones económicas en vigor que sin ellas", escribió.
El gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela fue el culpable de la mayor parte de los problemas económicos de ese país, argumentó, "pero las sanciones de Estados Unidos han empeorado el desastre económico de Venezuela, y le han dado a Maduro una victoria propagandística. Ahora puede echar la culpa a Estados Unidos, mientras mantiene su control sobre el poder", escribió.
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