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¿Cómo funcionaría la universidad gratis en Estados Unidos? Los países que ya lo han hecho ofrecen algunas claves

California anunció un plan para eliminar la deuda estudiantil y cubrir los costos de matrícula. Si el resto del país hiciera algo así, ¿quién sería elegible? ¿quién pagaría por qué? Para descifrarlo exploramos cómo funciona la universidad gratis en otros países.
14 Mar 2017 – 11:46 AM EDT
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Estudiantes graduandose de Barnard College durante la ceremonia de graduación de la Universidad de Columbia en la Ciudad de Nueva York, el 18 de mayo de 2016. Crédito: TIMOTHY A. CLARY/AFP/Getty Images

El debate sobre la universidad gratuita en Estados Unidos ya no está confinada a la campaña presidencial de 2016, cuando el senador demócrata Bernie Sanders prometía una educación superior gratis para todos. La idea ha comenzado a coger vuelo más allá, empezando por Nueva York, San Francisco, y ahora el estado de California.

El gobernador de Nueva York Andrew M. Cuomo, por ejemplo, se comprometió a principios de este año a que el sistema de educación universitaria sea gratis en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) y la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) para las familias que ganan menos de 120,000 doláres al año.

Si esto pasa, no sería la primera vez que la universidad ha sido gratis en Nueva York. Durante la mayor parte de su historia, hasta 1970, cuando la ciudad de Nueva York se vio en apuros financieros y el estado tuvo que intervenir para rescatar a la Universidad de la Ciudad de Nueva York, CUNY era gratuita para muchos de los habitantes de la ciudad.

Y Nueva York no es el único. La universidad ha sido gratuita en otros estados también. En 2014, el gobernador de Tennessee, Bill Haslam, prometió universidad comunitaria gratis para todos los habitantes de su estado. Haslam ha cumplido su promesa, lo que hace a Tennessee un estado modelo en este tema.

En un país donde la deuda estudiantil y el aumento del costo de un diploma son noticia nacional, los esfuerzos para hacer la universidad gratis también llaman la atención. Sin embargo, una gran parte de los costos de matrícula ya están subsidiada en EEUU mediante una combinación de becas, exenciones fiscales y préstamos.

Lo que causa controversia es que el precio siempre esté en aumento, no tanto la cantidad que los estudiantes están pagando.

Mi interés, como estudioso de la política educativa global, es entender cómo los costos universitarios en Estados Unidos se comparan con los del resto del mundo. Lo cierto es que en ninguna parte la universidad es verdaderamente gratis. La diferencia fundamental es si el grueso de los costos lo asume el estudiante o el gobierno.

Entonces, ¿cuáles son algunos de los cambios que estamos viendo alrededor del mundo a medida que los países intentan manejar los costos universitarios?

¿Quién paga?

Algunos países siguen un modelo similar al de Estados Unidos al cobrar matrículas caras, pero luego amortiguando los costos de algunos estudiantes mediante becas, préstamos o incentivos fiscales.

En cuanto a qué país les cobra más a los estudiantes, eso depende de cómo se hagan los cálculos.

Veamos el informe "Un vistazo a la educación en 2015" de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El informe muestra que las universidades públicas en Inglaterra, por ejemplo, tienen los precios más altos, cuando se toma en cuenta la ayuda pública a los estudiantes nacionales (aproximadamente $9,000), seguidas por las de EEUU ($8,200), Japón ($5,100), Corea del Sur ($4,700) y Canadá ($4,700).

Pero los números por si solos no cuentan toda la historia.

Una simple comparación entre el costo total de las matrículas y los ingresos promedio autoreportados de cada país revela un panorama muy distinto: Hungría se convierte en el país más caro, con un 92% de ingresos promedio que se destinan al costo de la educación, seguida de cerca por Rumanía y Estonia. Estados Unidos ocupa el sexto lugar en esta lista. (Este cálculo no tiene en cuenta préstamos y donaciones).

El modelo de la matrícula baja o nula

Algunos países adoptan un enfoque muy diferente, y cobran tasas o muy bajas o nulas. De acuerdo con el Financiamiento de Educación Superior Internacional, un proyecto patrocinado por el Instituto de Gobierno Rockefeller, más de 40 países ofrecen estudios superiores gratuitos o casi gratuitos a estudiantes nacionales. Estos incluyen Argentina, Dinamarca, Grecia, Kenya, Marruecos, Egipto, Uruguay, Escocia y Turquía.

En estos países se utiliza una serie de enfoques distintos para financiar la educación superior, como imponer impuestos altos o usar recursos naturales significativos (por ejemplo, reservas de petróleo y gas natural) para proporcionar recursos financieros para amplia inversión social.

En otros lugares, como Alemania, la filosofía igualitaria y las creencias profundamente arraigadas sobre el valor de una educación pública impiden que el gobierno transfiera los costos a los estudiantes. En Alemania, por ejemplo, hubo un esfuerzo de corta duración de 2005 a 2014 para cobrar cuotas mínimas, que fue revertido tras una gran protesta pública. Los alemanes están firmemente convencidos de que la educación superior es un bien público que debe ser totalmente subvencionado por el gobierno.

La cuestión es que en esos países los estudiantes pagan muy poco por los estudios univesitarios, un cambio de política que se está desarrollando en Estados Unidos.

El Reino Unido: un enfoque dividido

Ha habido intentos en otros países para transferir algunos de los costos de la educación superior a los estudiantes.

Tras la gran recesión de 2012, Inglaterra, por ejemplo, triplicó la colegiatura en un año hasta aproximadamente $11,000 (9,000 libras). La intención era contrarrestar una acentuada disminución en la financiación estatal. A pesar de importantes protestas de estudiantes y otros críticos, estos altos costos de colegiaturas han permanecido vigentes.

En realidad, Inglaterra superó recientemente a Estados Unidos en cuanto a tener la matrícula más alta de los 34 países del mundo industrializado. Mientras que el costo de entrada para muchas instituciones estadounidenses es superior, la ayuda financiera contribuye a reducir el costo total.

Sin embargo, la nación "hermana" de Inglaterra, Escocia, sigue brindando mayores subvenciones para la educación superior, dándoles a los alumnos nacionales gratuito a la universidad mientras que cobra cuotas significativas a los estudiantes de otras partes del Reino Unido.

¿Qué pasa con los estudiantes internacionales?

El debate sobre la educación gratuita normalmente se centra en el ámbito doméstico, pero puede llegar a afectar a los estudiantes internacionales. Ahora hay más de un millón de estudiantes internacionales en Estados Unidos – lo cual representa alrededor del 5.2% del número total de estudiantes universitarios.

Ahora la pregunta que enfrentan los legisladores a escala mundial es la posibilidad de extender el concepto de universidad gratuita a los estudiantes internacionales o dejar que sean una fuente de ingresos adicionales para compensar los costos de los estudiantes nacionales.

Los modelos de colegiatura baja o nula han surgido como ventajas competitivas para atraer estudiantes internacionales en muchos países.

Por ejemplo, un creciente número de estudiantes estadounidenses estudian sus carreras fuera de Estados Unidos, en países como Alemania y Escocia, conforme buscan maneras de escapar de los crecientes costos universitarios en su país.

Aunque algunos estudiantes estadounidenses pueden recibir subsidios para su educación, aquellos en niveles medios y altos de ingresos muchas veces reciben un apoyo mínimo, al tiempo que son más propensos a considerar la posibilidad de estudiar en el extranjero.

En Nueva Zelanda, por ejemplo, se cuadruplicó el número de estudiantes internacionales de 2005 a 2014, poco después de que comenzaran a subsidiar a los estudiantes de doctorado internacionales al mismo nivel que los estudiantes domésticos.

En contraste, las naciones que han aumentado significativamente sus costos de colegiatura para los estudiantes internacionales han experimentado resultados mixtos.

En Dinamarca, por ejemplo, la asistencia de estudiantes ajenos a la Unión Europea disminuyó en un 20% en un año, después de haber introducido las colegiaturas para estudiantes internacionales en 2006.

Suecia también experimentó una disminución masiva del número de estudiantes internacionales después de haber introducido las cuotas en el período 2011-2012. Allí el número de estudiantes internacionales cayó en un 80%, y se ha recuperado modestamente en los últimos años.

Implicaciones para la política estadounidense

El problema de EEUU es que ya tiene el mayor porcentaje del mercado internacional de estudiantes, aproximadamente el 15%, y un constante flujo de estudiantes internacionales que buscan estudiar en Estados Unidos.

De hecho, las universidades estatales buscan a menudo compensar la disminución de recursos mediante el aumento en estudiantes internacionales que pagan matrícula. Un informe reciente de la Oficina Nacional de Investigación Económica reveló que un 10% de reducción en la financiación estatal se traducía en un aumento del 12% en el número de estudiantes internacionales en universidades públicas de investigación.

Surgen varias preguntas al considerar las implicaciones para las políticas de "universidad gratis" en Estados Unidos: ¿Podrían las políticas de universidad gratuita revertir la tendencia del aumento de estudiantes estadounidenses que estudian en el extranjero para escapar los altos costos?

¿Mejorar la financiación estatal para ayudar a los estudiantes domésticos a que puedan pagar una matrícula evitaría que las universidades busquen a estudiantes internacionales? O bien, ¿esto podría empujar a estos estudiantes hacia el sector privado, el cual probablemente tendrá más espacio conforme los estudiantes aprovechan la educación pública gratuita?

Hay demasiadas variables en juego para responder todas estas preguntas. Pero, aunque la presión a favor de la "universidad gratis" en Estados Unidos puede ser una medida política atractiva, tendremos que pensar en las consecuencias, previstas e imprevistas.

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