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Elecciones 2016

De 'invitación' al asesinato a la difamación: las cosas que dice Donald Trump sin decirlas

El candidato republicano tiene una manera muy particular de acusar a sus detractores o diseminar infundios ocultándose tras esa supuesta "gente" que estaría diciendo las cosas que él reproduce en entrevistas o en su poderosa cuenta de Twitter.
9 Ago 2016 – 07:59 PM EDT
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Las declaraciones de Trump, permanente fuente de problemas para la campaña Crédito: Brian Blanco/ Getty Images

Este martes, cuando todos pensaban que Donald Trump había empezado a entrar en cintura y cumplía con los planes de reparar los daños sufridos por la campaña en los últimos días por una seguidilla de desafortunadas declaraciones, el candidato republicano volvió a abrir la boca para meterse en una nueva polémica.

En un evento en Wilmington, Carolina del Norte, el magnate dijo a sus seguidores que si Hillary Clinton salía elegida presidenta podrá escoger los jueces de la Corte Suprema y no habrá “nada que puedan hacer, amigos”.

Aunque la gente de la Segunda Enmienda de pronto sí. No sé", agregó en lo que inmediatamente la campaña demócrata y varios medios interpretaron como una velada incitación a la violencia, por aquello de que la "gente de la Segunda Enmienda" es la que ejerce celosamente el derecho constitucional a portar y usar armas.

Quizá no fue tanto lo que dijo el magnate sino cómo lo dijo o, peor, cómo dejó a la interpretación de cada cual sus palabras.

Es una característica discursiva del republicano desde que en junio de 2015 lanzó su candidatura insultando a México y los mexicanos con una serie de señalamientos infundados que al día de hoy no ha tenido la cortesía de corregir.

¿Lo dijo o no lo dijo?

Tras sus declaraciones en Carolina del Norte, los medios dedicaron horas a analizar si en realidad Trump había dicho lo que muchos interpretaron que había dicho.

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Trump: "La Segunda Enmienda" podría detener a Clinton

Los portavoces de Trump, encabezados por quien se ha convertido en el “reparador en jefe” de la campaña republicana, el candidato a vicepresidente Mike Pence (recordar el episodio de la familia del campitán Khan), salieron a desacreditar el enfoque de los “deshonestos medios de comunicación”.

Pero si juzgamos por la reacción, no solo de los medios, sino de algunos de los asistentes al evento de Wilimington, las palabras de Trump eran para al menos ser analizadas con cuidado.

Donald Trump suele lanzar acusaciones a diestra y siniestra recurriendo al viejo truco de citar una supuesta corriente de opinión que indicaría tal o cual cosa.

“Alguna gente dice que…” suele empezar frases el magnate para rematarlas con algún tipo de acusación contra el objeto de turno de su crítica, que lo deja protegido a la hora de exigírsele explicaciones.

Mails culpables

La víspera lo volvió a hacer cuando afirmó en su cuenta Twitter que “Mucha gente está diciendo que los iraníes mataron al científico que ayudó a EEUU por los email hackeados de Hillary Clinton”.

Se refería a Shahram Amiri, un científico nuclear ejecutado el fin de semana por “espiar para el enemigo”, tras haber regresado en 2010 a Irán tras un confuso episodio que lo llevó a EEUU en 2009, aparentemente de propia voluntad, aunque el científico dijera que fue secuestrado por los estadounidenses.

En enero dijo de su entonces rival en las primarias republicanas, Ted Cruz, que a él no le preocupaba que el lugar de nacimiento del senador, Canadá, fuera un problema y en un remate irónico escribió en su cuenta de Twitter que “odiaría que algo así se interpusiera en su camino, pero mucha gente está hablando de esto”.

Y eso viniendo de quien fuera el principal promotor del movimiento de los birthders, los que dudaban –y aún dudan- de que el presidente Barack Obama haya nacido en EEUU, puede sonar lo menos a advertencia, casi a amenaza.

Las dudas con Obama

Precisamente de aquellas sospechas paranoicas salió la declaración que hizo el republicano a principios de junio, tras la masacre en el club Pulse de Orlando, que dejó 50 muertos, sugiriendo que al presidente Obama no le importaba el tema de seguridad ciudadana.

“Vean, estamos dirigidos por un hombre que o no es duro, no es listo, o tiene otra cosa en la cabeza”, dijo en una entrevista con Fox News, “ la gente no puede, ellos no pueden creer que el presidente Obama está actuando de la manera en la que actúa y ni siquiera pueda pronunciar las palabras “terrorismo islámico radical”. Algo sucede. Es inconcebible”.

En una redacción seria de prensa ese tipo de información no vería nunca la luz del día. ¿A quién se le atribuye esa información?, preguntaría el editor. ¿Quién es el responsable de lo que se dice? ¿Acaso un inasible colectivo que supuestamente piensa algo que nadie ha podido certificar?

Si Trump fuera llevado ante un tribunal siempre podrá decir que eso que dijo no lo dijo él, sino que “otro” lo dijo y que él solo estaría ventilando cosas que ya están circulando entre la opinión pública, la vox populi.

Incluso el republicano podría argumentar en su defensa que siempre ha tomado la elegante precaución de pedir a sus seguidores que no repitan esas cosas que él repite.

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