Musulmanes latinos: cómo viven la primaria después de que Trump y Cruz los pusieran en la mira

Hace 13 años Vilma Santos se convirtió al islam. Estudió árabe coránico, el Corán, las diferentes escuelas de pensamiento musulmanas. Y estudiar su gente, dijo, fue la experiencia más hermosa de su vida.
Santos nació y creció en Puerto Rico, pero es en Bay Shore, en Long Island, Nueva York, hogar de una comunidad importante de musulmanes y de latinos, donde se siente en casa.
“Yo sentía que esta era mi comunidad”, le dijo Santos a Univision Noticias.
En Long Island el 20% de la población es latina, y en el condado de Suffolk, donde se encuentra Bay Shore, es el 16.5%. En Estados Unidos hay 3.3 millones de musulmanes, o 1% de su población. En el estado de Nueva York, uno de los estados con mayor población musulmana del país, son el 4.7%, o alrededor de 800,000.
Y aunque el censo de Estados Unidos no pregunta sobre religión, la Asociación de Archivos de Datos Sobre Religión, la cual compila datos demográficos religiosos de todo el mundo, estimó en el año 2000 que habían más de 12,000 musulmanes en el condado de Suffolk.
Latinos y musulmanes son justamente las comunidades que más se han visto afectadas por la retórica de los candidatos a la nominación republicana, Donald Trump y Ted Cruz, quienes pidieron prohibir la entrada a musulmanes al país y patrullar unos no bien precisados “barrios musulmanes”, respectivamente.
Ambos también han prometido construir un muro en la frontera con México y deportar los 11 millones de indocumentados que viven en el país de ganar la presidencia.
En los condados de Nassau y Suffolk de Long Island hay más de 160 mezquitas. En Bay Shore, está la más grande, Masjid Darul Quran.
Esta mezquita fue un factor importante para Santos para decidir a dónde mudarse hace tres años. Es un punto de encuentro de la comunidad musulmana, que según su página web , puede alojar hasta 650 personas a la vez.
Allí se organizan eventos, banquetes, matrimonios. Los jóvenes de la comunidad, musulmanes o no, juegan baloncesto en las tardes en su estacionamiento.
Santos frecuenta la mezquita los viernes con sus amigas Aisha Figueroa, 24, y Eliana Francisco, 30, ambas de Republica Dominicana.
Para algunos el hijab, el velo para la mujer musulmana que solo cubre el pelo y el pecho, es una pieza que hace más fácil discriminarlas. Pero ellas dicen que sirve para reconocerse, como "hermanas" que se encuentran en la calle.
“Y si es latina le pido el teléfono”, añadió Figueroa riendo.
Las tres tomaron té y comieron hummus con pan pita el jueves pasado en la casa de un amigo de Santos, Aamir Sultan.
Sultan es miembro del Consejo Asiático-Americano del Condado de Suffolk y presidente de MPAC por sus siglas en inglés, el primer Comité de Acción Política musulmán registrado con la Junta de Elecciones.
Cuando Trump anunció su campaña en agosto, y dijo que los mexicanos que venían al país eran “violadores” y “narcotraficantes”, Phil Ramos, el asambleísta local para el Distrito 6, le dijo a Sultan que era hora de empezar un PAC (siglas en inglés de Comité de Acción Política) musulmán, le contó Sultan a Univision Noticias.
“Aunque desde hace tiempo lo necesitábamos”, dijo Sultan, “algo así debió haber empezado después del 11 de septiembre de 2001. Ahí fue cuando empezaron todos los problemas”.
Sultan nació en Pakistan y se mudó a Nueva York a los 18 años. Vivió en la ciudad por muchos años trabajando en consultoría de sistemas en Wall Street. Finalmente se mudó a Bay Shore porque mucha de su familia estaba allí: seis familias distintas de tíos y primos viven a menos de tres millas a la redonda.
Llegó hace casi 10 años a la casa donde aún vive, de sofás de cuero blanco y madera rojiza. De cortinas holgadas de vinotinto y dorado que enmarcan una ventana que da al estacionamiento. Atrás, una cancha de baloncesto oxidada, y el ruido de los carros sobre el pavimento.
Las casas de Bay Shore son como las de muchos otros suburbios del noreste del país: de dos pisos, de ladrillo, de tablas de madera de tonos claros, sin mucha ornamentación. Un buzón, unos arbustos, un par de carros no muy nuevos, usualmente una camioneta, parquedados afuera.
El fantasma del 11 de septiembre
El MPAC, o Comité Político Musulmán, como todos los PACs, recauda fondos para donar a campañas de candidatos que apoyan su causa. En este caso, apoyan a candidatos que denuncien la islamofobia y promuevan la tolerancia.
“Creo que es una retórica que usan solo para las elecciones, para asustar a la gente y conseguir votos”, tal como pasó después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, comentó Sultan.
“Hay una probabilidad muy alta de que en este país empiecen a perseguir a los musulmanes e inmigrantes, por lo que está pasando en Londres y en Francia, donde la policía usa la caracterización racial para patrullar [vecindarios con poblaciones de proveniencia árabe]”, dijo Sultan.
Después del 11 de septiembre, la policía de Nueva York implementó un programa para vigilar las congregaciones musulmanas de la ciudad y sus alrededores, ordenado por el entonces alcalde Michael Bloomberg. Es un programa como este el que Ted Cruz quiere implementar en los "barrios musulmanes" del país, aunque esté ampliamente desacreditado por la policía de Nueva York misma, y por el actual alcalde, Bill de Blasio.
En Bay Shore, la gente que usa turbantes, como los sikhs, o el hijab, como lo hace Santos, dijo Sultan, son los primeros en recibir la reacción más negativa a las palabras de políticos como Trump y Cruz.
Santos contó cómo, por ejemplo, tiene amigos que la han borrado de Facebook. Gente que la mira mal en la calle. Gente que se ha negado a darle la mano.
Univision Noticias presenció cómo la semana pasada en Patchogue, Nueva York, una mujer se le acercó a Santos y le grito: “¡Devuelvase a su país, terrorista!” mientras ella participaba en una protesta anti-Trump.
Pero ella lo toma como una oportunidad para practicar lo que dice que es el islam para ella, dijo Santos, para vivir la tolerancia a través de sus acciones.
“Si empiezan a patrullar y controlar ‘barrios musulmanes’ entonces otras minorías serán afectadas” lamentó Sultan, “porque las minorías muchas veces viven en los mismos barrios, afroamericanos, latinos, musulmanes”.
En la diversidad de Brooklyn
Es difícil dar un perfil especifico de un “barrio musulmán”. Está el suburbio de Bay Shore, pero también están pequeñas zonas en Brooklyn o Queens donde se concentran poblaciones de países de mayoría musulmana, como Pakistán, Egipto o Turquía.
En Brooklyn, a 40 millas de Bay Shore, en la intersección de los barrios Clinton Hill y Crown Heights, se encuentran cinco mezquitas en menos de 2 millas a la redonda. La más grande de éstas es Masjid Al-Taqwa, un bloque macizo de mármol terracota en la esquina de la Calle Fulton y la Avenida Bedford.
En la acera opuesta, al este, está “Cazador de Gangas”, una tienda de menudeo que vende camisas de mujer de estampados de colores y escotes profundos a $7.
Al norte, un mercado de carne halal, la carne preparada bajo los preceptos del islam, (como lo kosher para los judíos), donde el animal se sacrifica con una breve oración y un corte limpio a la yugular.
Unos metros más al oeste está Al Masry, un buffet de ventanas empañadas y letreros estilo Aladino, que ofrece, entre otros, falafel, y kebab, en español conocido como chuzo o pincho.
A un par de locales, una tienda se especializa en especias africanas, carne de cabra y de cordero, frutos secos, dátiles, aceites, y tarjetas de llamadas telefónicas.
Más allá está Hing Wong, un restaurante de comida china para llevar, y luego, un Dunkin’ Donuts.
Estamos en Nueva York, después de todo, y los barrios de nicho, musulmanes o no -quiéralo Ted Cruz o no- son tan esquivos como complejos, y acaban tan repentinamente como empezaron.
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