Por qué Trump se equivoca al refugiarse en las encuestas del 'Brexit'

Poco antes de la medianoche del 23 de junio, el día en que el Reino Unido votó a favor de salirse de la Unión Europea, un grupo de profesores y expertos de la London School of Economics debatía sobre cómo se reciclaría el partido de extrema derecha que había defendido el “no” o hacía bromas sobre Gibraltar, un peñón que los británicos siguen teniendo en la Península Ibérica. La universidad de élite, en el centro de Londres, celebraba una fiesta donde se bebía champán y se hacían entrevistas.
Algunos no se atrevían a vaticinar todavía un “sí” a la UE, pero la mayoría confiaba en que el “ remain” ("quedarse") prevalecería. Unas horas después, según avanzaba la noche, se acabó la fiesta. A las cinco menos veinte de la mañana, el presentador de la BBC David Dimbleby anunció que los británicos habían acabado con 43 años de historia y habían votado a favor de salirse de la Unión Europea: el 52% contra el 48%. Algo más de un millón de votos dieron la victoria al “ leave” ("marcharse").
En qué acierta y en que se equivoca Trump
Donald Trump ha evocado este jueves el resultado de la votación en el Reino Unido como referente: el llamado Brexit por la "salida" ( exit) del Reino Unido ( Britain) de la Unión Europea, la asociación económica y política que define las leyes y relaciones de 28 países en Europa.
Puede que el candidato republicano tuviera el réferendum británico en mente porque su nuevo jefe de campaña, Steve Bannon, tiene relación personal con Nigel Farage, el dimitido líder del partido de extrema derecha UKIP y cabecilla de la campaña del Brexit. El británico también acudió de invitado a la convención republicana en Cleveland en julio.
Trump tal vez pretendía hacer un comentario irónico sobre todas las encuestas que ahora indican que será derrotado el 8 de noviembre y que le dejan sin estados donde luchar.
They will soon be calling me MR. BREXIT!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 18, 2016
El candidato republicano utiliza ahora la metáfora del Brexit por dos motivos: la similitud de su plataforma a la de los partidarios del “no” a la UE por mensaje (anti-inmigrante y violento) y tipo de votantes (hombres blancos, mayores, con poca formación) y la sorpresa del resultado. En el primer punto acierta; en el segundo, no.
La noche del referéndum británico, las encuestas a pie de urna indicaban que podía ganar el “sí” a la UE y Farage salió diciendo que su batalla estaba perdida cuando aún no había resultados. Después, aclaró que en realidad no tenía datos para hacer esa valoración y se trataba sólo de una intuición. Pero la mayoría de los sondeos en las últimas semanas habían indicado una victoria de los contrarios a la UE.
Las encuestas acertaron
En esta evolución de las encuestas que muestra el Economist se observa cómo el resultado siempre estuvo ajustado y cómo el Brexit tuvo, de hecho, ventaja gran parte del tiempo.
Tres meses antes de la votación, el equivalente a este momento en las elecciones de Estados Unidos, los sondeos mostraban un empate entre las dos opciones y el número de indecisos era casi un cuarto de los votantes, como se puede ver en este interactivo de seis meses de evolución de encuestas.
YouGov, la firma líder en el Reino Unido de encuestas online, explicaba aquí después del reférendum cómo sus sondeos acertaron.
La mayoría de las encuestas indicaban la posibilidad de que ganaran los partidarios de marcharse de la Unión Europea, como contaba también Nate Cohn. La media de los sondeos finales mostraba una derrota del Brexit, pero apenas por medio punto.
No había cantos de victoria
La semana anterior al Brexit, hablé con políticos, activistas y profesores de los dos bandos. Ninguno me dijo que esperara una victoria aplastante del “sí”.
La campaña del Brexit había estado mejor organizada desde el principio, con un mensaje claro y unido. En el lado opuesto, había una parte de conservadores y otra de laboristas, pero ni el propio líder del laborismo había hecho una defensa clara de lo que quería.
“No se hace política local. Sólo nacional. Los periódicos locales no están interesados”, me decía Rob Wheway, un activista que estaba haciendo campaña a favor del “sí” a la UE en Coventry, en una zona de universitarios y trabajadores de clase media disputada y equivalente a los estados decisivos de Estados Unidos. Se quejaba de que el líder de su partido no se hubiera interesado por zonas clave como la suya. Es decir, como si Hillary Clinton no estuviera haciendo campaña en Florida o en Ohio.
Jo Cox
En las últimas horas antes de la votación en el Reino Unido, los sondeos habían vuelto a la situación en la que habían estado durante meses: un resultado ajustado con una ligera ventaja del “sí” a la UE.
Unos días antes, un hombre había asesinado a Jo Cox, una parlamentaria laborista que defendía un Reino Unido tolerante y dentro de la UE. El asesino había gritado " Britain first", un canto nacionalista de los partidarios del Brexit. La reacción al mensaje del odio parecía haber despertado a los votantes más pasivos, pero ni en ese momento tan trágico los sondeos mostraban una clara victoria del “sí” a la UE.
En Londres, Miriam González, abogada experta en asuntos europeos, esposa del ex viceprimer ministro Nick Clegg y europeísta, se mostraba inquieta por el resultado unas horas antes de la votación. No tenía clara la victoria para el "sí" a la UE y pensaba también en Trump.
“Me preocupa, se vayan o se queden, el efecto que haber dado esta tribuna y este megáfono al populismo va a tener en el resto de Europa y también en Estados Unidos”, me decía.