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Elecciones 2016

Un viaje por las tres Floridas que decidirán entre Trump y Clinton

Univision Noticias recorre las regiones que hacen que Florida sea el estado clave en la disputa por la Casa Blanca entre Hillary Clinton y Donald Trump en las elecciones de noviembre.
25 Ago 2016 – 07:04 PM EDT
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Una tienda de armas en Pensacola, en el noroeste de Florida. Crédito: Federica Narancio

Univision Noticias se lanza a la carretera para recorrer las tres Floridas: regiones tan diversas que sorprende que formen parte de un mismo estado, pero que Hillary Clinton y Donald Trump deben conquistar si quieren llegar a la Casa Blanca.

El sur demócrata por momentos tiene un carácter más latinoamericano que estadounidense; el norte rural y conservador se parece más a las vecinas Alabama y Georgia; el centro combina un poco de ambas zonas y suele inclinar la balanza en cada ciclo electoral.

Las tres regiones tienen algo en común: los hispanos son cada vez más protagonistas a la hora de definir el voto en la contienda presidencial.


DÍA 7: EL HISPANO REPUBLICANO ANTITRUMP DEL NORTE DE FLORIDA

Ser un hispano republicano opuesto a Donald Trump llevó a David Triana a borrar a dos conocidos de Facebook.

Una de esas personas integra el comité republicano del condado de Okaloosa, en el noroeste de Florida, un bastión conservador. Trump se impuso allí en las primarias republicanas de marzo con un 45.1% de los votos.

“Estaba cruzando mi línea personal en cuanto a los inmigrantes, utilizando palabras bélicas para referirse a ellos como ‘invasores’ y pidiendo que los deportasen a todos”, explica Triana, un referente de la comunidad hispana local.

Este militar jubilado y ciudadano estadounidense de origen mexicano prefirió no dar el nombre de la persona, a la que califica de "Trump groupie".

Irónicamente, esa misma señora le escribió un mensaje de texto a Triana para preguntarle si la campaña de Donald Trump podía estar presente en el festival hispano que él está organizando para septiembre, el Hispanic Fest.

¿Será parte de su nueva estrategia electoral de acercarse a las minorías negras e hispanas? Si lo es, Triana dice que es muy tarde para que gane su voto, aunque abre las puertas de su festival a todos los partidos y candidatos.

En Conexión, el periódico dirigido a la comunidad hispana que fundó, dice llevar a cabo una “batalla contra la intolerancia” del candidato presidencial.

Es una cruzada un poco solitaria: Triana cuenta que no muchos republicanos con los que ha hablado en el norte de Florida han respaldado sus críticas a la postura antiinmigrante de Trump.

Con respecto a las dos personas que borró de Facebook para evitar más confrontaciones, dice sentirse “decepcionado”. “Son buenas personas que han caído en la trampa de este señor”.

LA “CALLE 8” DEL NORTE DE FLORIDA

Conversamos con Triana en una taquería mexicana en la ciudad playera de Fort Walton, en el condado de Okaloosa.

La taquería está al lado de un supermercado que vende productos típicos mexicanos y centroamericanos. Allí, la mayoría de los clientes que entran hablan en español. Piñatas infantiles con forma de princesa o de motocicleta decoran los techos del establecimiento.

En esa misma calle, la Beal Parkway, hay varios comercios de dueños hispanos.

“Se va a convertir en la Calle 8 de Miami”, anticipa Triana, en alusión a la emblemática calle de la comunidad cubana de esa ciudad.

Si bien le falta para eso, varios en el noroeste de Florida notan que en los últimos años ha habido un gran aumento de hispanos, principalmente mexicanos, centroamericanos y puertorriqueños.

Muchos son indocumentados que llegan atraídos por los trabajos de la zona como la hotelería, la construcción y la limpieza de las casas de verano que alquilan los turistas.

El censo da una idea del crecimiento: en 2010 había un 6,8% de personas de origen hispano en el condado de Okaloosa, porcentaje que trepó a un 8,6% cinco años después.

Es una cifra bastante menor al total de hispanos que hay en el estado del 23%, según el centro Pew. Pero en una zona en la que había tan pocos latinos, su llegada reciente cambia poco a poco la cara del noroeste.

INDOCUMENTADOS EN TERRITORIO 'TRUMPISTA'

En medio de la tranquilidad que reina en la zona, con sus bosques frondosos y playas de arena blanca, la comunidad latina está angustiada.

Así lo nota Noemi Suárez, una pastora evangélica colombiana que tiene una iglesia en Fort Walton.

Dice que varios de sus feligreses han hablado con ella sobre el miedo que sienten ante una posible victoria de Donald Trump, quien ahora amaga con suavizar su férreo discurso antiinmigrante.

“Si llega y hace lo que va a hacer será la destrucción de muchas familias y hogares”, asegura.

Pero a Suárez tampoco le convence la demócrata Hillary Clinton, principalmente porque no comparte sus valores sociales liberales.

“Qué zozobra, es un ambiente confuso”, remata.

Día 6: En la frontera con Alabama, tierra de Trump

Tres temas tabús

Una pistola del tamaño de un auto da la bienvenida a los clientes de Pensacola Indoor Shooting Range, una galería de tiro en Pensacola. En Florida, las armas de fuego son veneradas por muchos. En esta zona del noroeste viven muchos militares y veteranos que tienen por afición practicar su puntería.

John, uno de los empleados de la galería, habla por muchos de estos amantes de las armas cuando dice que Hillary Clinton quiere abolir el derecho a portar armas.

"Basta con que busques en internet su historial", dice mientras se despide al final de su jornada, sin ganas de tocar temas sensibles delante de otros dos compañeros. "Aquí en esta zona no se habla ni de política, ni de religión ni de armas", dice serio.

Ya es la segunda persona que nos hace una enumeración de prohibiciones de este tipo. Aunque luego acaban saltándoselas.

"Somos todos militares en esta zona. Peleamos para conseguir este derecho y le debemos a la Constitución protegerla", agrega.

Florida tiene el récord nacional de permisos para portar armas de fuego, con casi 1.4 millones (aunque en términos per capita es superada por ocho estados).

Donald Trump ha atemorizado a estos amantes de las armas diciendo que Hillary Clinton quiere acabar con la Segunda Enmienda, algo que no es cierto. Insinuó tambien de modo funesto que la "gente de la Segunda Enmienda" podría parar a la candidata, en lo que fue visto por muchos como una incitación a la violencia contra la candidata demócrata.

Un candidato 'for profit'

Cada vez que se acercan las elecciones presidenciales, el muy republicano condado de Dixie ha recibido carteles para los jardines, pegatinas y otra parafernalia del candidato de modo gratuito. Hasta este año.

"Donald Trump es el primer candidato que nos cobra por su propaganda política", dice Rosaleen Lynar, miembro del Comité Republicano local. Como es costumbre, los republicanos de esta zona pobre y aislada estaban llamando por teléfono al comité para conseguir los carteles. Cuando Rosaleen hizo un pedido a la campaña de Trump de 50 carteles para los jardines, les llegó una factura por $350 (a $7 el cartel).


"Los candidatos anteriores nos solían dar sin cobrar todos los que les pedíamos", exclama Roseleen en un salón de la iglesia donde da clases de buenos modales a las pequeñas. "Bueno, supongo que en el fondo es una señal de que Trump tiene una buena política de negocios", añade resignada en tono jocoso.

Día 5: Cuanto mlas al norte más al sur


El condado donde Trump es más popular


El condado de Dixie es tierra de cowboys tropicales, grandes cruces de madera y mala señal de teléfono. También es el condado donde Donald Trump consiguió el porcentaje más alto de votos en la primaria republicana del 15 de marzo, un 63.4% del total.

El republicano también ganó claramente en otras partes del norte del estado, zonas rurales y poco pobladas parecidas a Alabama, Georgia y otros estados sureños.

El nombre de Dixie es muy apropiado para este condado, pues es el que se usa para designar a la zona sur del país. De hecho, en este condado las banderas confederadas siguen siendo comunes.

Trump no podrá conformarse con su dominio imponente aquí y en otros condados del norte de Florida. En Dixie, el número de votantes que le respaldó fue solo 1,103. Si quiere imponerse a Clinton en la elección del 8 de noviembre necesitará votos en el sur liberal y el centro indeciso.

Charla prohibida en un "bar de rednecks"

Bubba’s Place cumple con el estereotipo de un bar de carretera en EEUU: hay mesas de billar, suena música country y un grupo de parroquianos fuma y toma cerveza servida en jarras de plástico.

Rodeado de iglesias de todo tipo, el bar también cumple con su ritual de domingo: “Este es nuestra servicio religioso”, bromea la mesera Cara Mathes.

Bubba’s Place está en el noroeste de Florida, una zona conservadora. Frenamos aquí de camino a Dixie, el condado del estado donde el candidato Donald Trump obtuvo el porcentaje de votos más alto en la primaria republicana.

En el bar nos informan que no se puede hablar de religión ni de política. Rompimos la segunda regla y les preguntamos por las elecciones presidenciales.

Charles Judy, que está sentado a nuestro lado, afirma que no conoce a nadie en la zona que apoye a la demócrata Hillary Clinton, y él tampoco lo hará. Aunque se inclina hacia Trump, tampoco le convence. Judy dice que el magnate republicano le da un poco de “miedo” y que ha dicho “muchas cosas estúpidas”.

Charles nos señala a su amiga Anita Sanders, sentada al otro lado de la barra. “Vayan a hablar con ella. Es transgénero. Tiene que tener coraje para entrar en un bar lleno de rednecks” (el término despectivo que designa al hombre blanco y sin educación de zonas rurales del país).

Anita nos dice que votará por la candidata del Partido Verde, Jill Stein. “Si es que llego a noviembre”, bromea. El martes se hará un implante de senos, algo que la tiene nerviosa e ilusionada a la vez.

Se va a operar en la ciudad de Gainesville. “Hay unos 6 u 8 médicos en Gainesville que hacen este tipo de intervención quirúrgica, pero solo dos de ellos le hablan a una persona transgénero”, asegura.

El ‘efecto Trump’ despierta el voto musulmán en Florida

La estudiante musulmana Ahlam Zehdi, de 19 años, solía circular sin miedo por Kissimmee, una ciudad al sur de Orlando. Eso cambió hace unos meses. Ahora, cada vez que se sube al coche o va a clase lleva consigo un spray de pimienta.

“Cuando prendo el televisor, siempre veo noticias de alguien que fue lastimado por ser quien es y por lo que representa”.

Zehdi se refiere a los de su comunidad, la musulmana, que han sido blanco de la retórica antiislámica del candidato republicano Donald Trump.

La joven asiste este domingo a una orientación sobre cómo registrar a otros votantes en las elecciones presidenciales. Hay unas 16 mujeres musulmanas presentes en el curso, que es impartido en una mezquita de Kissimmee.

Los musulmanes se están movilizando de un modo sin precedentes en esta campaña. El Consejo en Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR, por sus siglas en inglés) estima que un 73% tiene pensado votar en esta elección. En 2012 lo hizo menos del 60%, según cifras de CAIR, la mayor organización nacional islámica.

En Florida esta comunidad podría ser clave. Más de 300,000 musulmanes están registrados para votar en este estado.

Zehdi votará por primera vez en estos comicios, y dice que lo hará por Hillary Clinton. La estudiante asegura que ve a muchos de su comunidad interesados en participar en unas elecciones “críticas” para ellos.

La demócrata Hillary Clinton se ha lanzado sobre la oportunidad de captar el voto de personas como Zehdi en Florida, un estado crucial para las elecciones y con una gran comunidad musulmana.

Su campaña ha montado una coalición para movilizar el voto musulmán en el estado. Es la primera vez que monta una operación de este tipo a nivel estatal.

Día 4: Una caravana boricua y una candidata musulmana en Orlando


Toc, toc. Una candidata con velo llama a la puerta


Nuren Haider ha llamado a “miles y miles y miles” de puertas desde que se lanzó en diciembre a por el puesto de comisionada en el condado de Orange, donde se encuentra Orlando.

Al abrir, los votantes se encuentran con la cara sonriente de Haider tocada con un velo musulmán. Las reacciones no siempre son amistosas.

“Lo peor que me ha pasado fue cuando un hombre fue a por su pistola y me amenazó con que me fuera del vecindario”, dice Haider.

La masacre del club gay Pulse de Orlando el 12 de junio y la retórica antiislámica de Donald Trump han intoxicado las relaciones entre los musulmanes y el resto de la comunidad. Esa matanza coincidió con la recta final de campaña para Haider, que este martes se enfrenta a una primaria no partidista contra otros tres candidatos.

Ella no se ha intimidado por la islamofobia de algunos vecinos. Al contrario, tras una semana de duelo retomó sus rutas diarias puerta a puerta. La masacre extremó aún más los sentimientos que genera su velo en los votantes. “Las casas que eran amorosas ahora son aún más amorosas, las casas que eran odiosas ahora son más odiosas”, dice.

Esta abogada de 31 años quiere ser comisionada para promover un crecimiento sostenible en su condado. Lamenta la distorsión que ha generado el miedo y la intolerancia en la campaña presidencial. “Cuando llamas a una puerta, ¿a quién ven? No me ven a Nuren Haider como candidata a comisionada de Orange por el distrito 1. Me ven como una musulmana y me tratan de modo distinto y eso es injusto”.


“Con sabor a pernil”

¿Les parece sosa la política estadounidense? Algunos boricuas del centro de Florida han importado de la isla la costumbre de organizar “caravanas” electorales de autos con el fin de darle “sabor a pernil” a la campaña 2016.

La idea es motivar a los miles de coterráneos que están llegando a la zona y echan de menos el color y el ritmo de las elecciones en la isla, explica Jimmy Torres de Boricua Vota.

Una veintena de autos desfilaron este sábado en la tarde por las calles de Kissimmee haciendo sonar el claxon. Les guiaba un camión equipado con altavoces que atronaban música caribeña y una pantalla que promocionaba a los candidatos boricuas en las primarias locales y estatales del martes. A bordo de los autos viajaban varios de esos candidatos y sus seguidores ondeando banderas de Puerto Rico.

Por el momento, las caravanas de este tipo son de un tamaño modesto en comparación con las de la isla. “Esto es algo mínimo, pero es solo el inicio”, decía Rubén Cosme, que fue sindicalista en Puerto Rico y lleva tres años aquí. “Estamos despertando la cultura boricua”.


Día 3: Kissimmee, una ciudad que se hispaniza a la sombra de Disney


Un enorme castillo de aspecto plástico asoma a lo lejos. Se llama Medieval Times, o Tiempos Medievales. Ofrece a los turistas un “viaje a través de la bruma del tiempo” para ver un duelo entre caballeros montados a caballo.

Kissimmee tiene atracciones turísticas que son la versión barata y de baja calidad de su vecino Disney World, a diez minutos de allí en auto.

Esta ciudad al sur de Orlando es un poco decadente. Pero en los últimos años ha recibido un flujo masivo de hispanos -en su mayoría puertorriqueños- que están cambiando la cara de la zona.

Su voto será clave para las elecciones presidenciales de noviembre, y eso se nota en el nivel de atención que le prestan las campañas en estos días.

El republicano Donald Trump hizo un mitin hace poco en Kissimmee. La demócrata Hillary Clinton abrió una oficina aquí el jueves, llevando a 34 el número total de oficinas en Florida.

Llegamos tarde para la inauguración, que era a las 6:15pm. Pero pudimos entrar a conocer su centro de batalla en la zona.

La llamada perfecta

Hillary Clinton quiere que sus voluntarios en Kissimmee consigan el máximo número de votos posible. Para ello les da un listado con consejos para seguir y errores que evitar en sus llamadas por teléfono y puerta a puerta.

Sí deben:

“Hablen desde el corazón”.

“Ser persistentes. Llamar a la puerta dos veces. Si hay un timbre, pulsarlo primero, tocar con los nudillos como segunda opción. Las señales de No Soliciting (No ofrecer) no se te aplican. No estás vendiendo nada”.

“Ser educado y dar las gracias”

No deben:

“No se queden en una misma puerta por mucho tiempo; como mucho 5 minutos. Se trata de que las conversaciones tengan tanto cantidad como calidad. Eviten la hostilidad por parte de los votantes. Discutir con la gente no convencerá a nadie”.

“No vayan dentro de ninguna casa. La seguridad es lo primero. Si el votante les invita a pasar, niéguense de modo educado”.

Un súper superimportante

Puede parecer una escena de lo más mundana, pero lo que sucede cada mañana a las puertas del supermercado Unidos en una modesta zona residencial de Kissimmee, Florida, influye poderosamente en la elección entre Hillary Clinton y Donald Trump.

Allí cinco empleadas del grupo Mi Familia Vota dan la bienvenida un día sí y otro también a los clientes, ofreciéndoles que se registren para votar.

Muchos aquí son puertorriqueños como los jubilados Gabriel Rodríguez y Carmen Delgado, que llegaron a Florida hace un año siguiendo a familiares que forman parte del éxodo desatado por la crisis económica en la isla. Nunca han votado en una elección presidencial, pero desde el momento en que establecen residencia en el territorio continental estadounidense adquieren ese derecho.

Inscribirse para votar es tan sencillo como rellenar un formulario con datos personales en cuestión de un minuto. Si votasen los más de 250,000 boricuas que se estima se han instalado desde 2012 en Florida, su decisión tendría probablemente un efecto decisivo en este estado que suele cambiar de manos entre demócratas y republicanos, cuyo resultado en una elección ajustada puede decidir quién ocupará la Casa Blanca.


¿Acudirán estos boricuas realmente a votar?, ¿inclinarán la equilibrada balanza floridana del lado demócrata? ¿acabarán con la esperanza republicana de ganar Florida en elecciones venideras?

Lo que vayan a hacer estos nuevos votantes es una incógnita, pero la pareja de retirados tiene claro que depositarán su papeleta por Hillary Clinton.

"Estamos con Clinton porque necesitamos a gente que respalde a nuestra raza", dice Rodríguez.

Día 2: Un vistazo a la bola de cristal de Florida


¿Sabían qué es un bellwether?

Nuestra ruta por Florida comienza en un lugar bellwether, el condado de Hillsborough, cuya capital es Tampa.

Bellwether es una palabra común en la política estadounidense. Se usa para designar a los condados o estados donde el voto sigue con frecuencia la misma tendencia que la del conjunto del país. Son interesantes porque pueden servir para predecir con cierta precisión quién será el próximo presidente.

Ohio es el estado bellwether por excelencia y el condado de Vigo en Indiana es el más preciso del país. En Florida, este título se lo lleva Hillsborough, cuyos votantes han votado por el ganador de la elección presidencial desde 1960, desviándose de la preferencia nacional solo en una ocasión, en 1992.

Si la primaria de Florida del 15 de marzo sirve de guía, Clinton es aquí más popular que Trump. La demócrata obtuvo 68,936 votos frente a 52,036 que fueron para el republicano.

Lean más aquí sobre qué opinan en Hillsborough de Clinton y Trump

Si quieren conocer más sobre los condados clave de Florida lean esta nota de nuestro equipo de datos

Los peajes por los que pasarán las casas rodantes de Trump

Donald Trump no tiene muchas oficinas abiertas en Florida -aunque se dice que planea abrir 25 aquí en las próximas semanas- pero el magnate ha optado por una solución en apariencia sencilla e ingeniosa para cubrir terreno en el crucial estado: casas rodantes trumpistas que recorren el estado inscribiendo votantes y repartiendo publicidad electoral.

¿Qué gana con esta campaña sobre ruedas? Ahorrar dinero en rentas, quizás, y llamar la atención de sus partidarios con una estrategia original.

Pero lo que no logrará evitar son los abundantes peajes que salpican las autopistas del estado. En nuestro viaje de una hora entre Tampa y Kissimmee, pasamos por cinco peajes.

Los peajes son una institución en Florida. Un artículo reciente del Orlando Sentinel dice que el estado tiene 719 millas (1157 kilómetros) de autopistas con peajes, probablemente más que cualquier otro del país.

El condado de Orange County, donde está la ciudad de Orlando, es el que tiene más autopistas con peajes por millas cuadradas, según el Orlando Sentinel. Una distinción de la que no se librará esta casa rodante trumpista, que es la que pasará por esta zona.

El minimitin exitoso

Que asistan 10 personas a un evento de una campaña presidencial podría parecer un fracaso rotundo. Pero nada más lejos de la realidad.

En Tampa y alrededores la televisión es más importante que en ningún otro lugar de Florida para llegar a los votantes. Por eso poco importa que al evento que organizaron este jueves delegados de la campaña de Hillary Clinton y que estaba dirigido a empresarios hispanos de Tampa solo acudiera una decena de ellos.

Tampoco hubieran cabido muchos más en el pequeño espacio de la cafetería The Blind Tiger. Allí, estaban las cámaras de las cadenas de televisión en español más importantes, entre ellas las de Univision, por lo que los del equipo de Clinton en Florida sonreían satisfechos.

Tampa es de hecho el mercado mediático más importante en las elecciones de Florida porque aquí reside uno de cada cuatro votantes registrados.

Tabaqueros y votantes independientes en un distrito histórico de Tampa

Un día después de la cobertura del mitin de Donald Trump, el viaje de Univision Noticias por las tres Floridas sigue este jueves con una parada en Ybor City, un distrito histórico de la ciudad portuaria de Tampa que fue conocido como la capital mundial de los habanos.

Aquí llegaron a fines del siglo XIX inmigrantes cubanos, españoles e italianos a liar habanos en las fábricas de la zona. En su época de gloria -en la década de 1920- Tampa llegó a producir cerca de 500 millones de puros al año.

La Gran Depresión de los años 30 y las dos guerras mundiales golpearon la industria local. El embargo cubano de 1961 -que cortó el suministro de hojas de tabaco- condenó a muerte a muchas de las fábricas.

Hoy Ybor City logró redefinirse como un centro turístico. Bares y cafés pueblan los antiguos edificios de ladrillo de sus calles principales. Hay también muchas tiendas de habanos con tabaqueros que enrollan puros a mano con hojas traídas de República Dominicana, Nicaragua o Ecuador.

Pero no se ve mucha gente en las calles. O más bien, casi nadie. “Esto parece el lejano oeste”, dice un tabaquero mientras corta una hoja de tabaco. Su explicación para la falta de visitantes es que la mayoría suele venir en los meses de invierno, huyendo del frío en el norte del país.

Una independiente más

La cubana Madelaine Valdés, de 38 años, es una tabaquera que enrolla entre 80 y 100 puros al día, un oficio que aprendió en la isla. Valdés está registrada para votar en las elecciones presidenciales como independiente.

Hay muchos como ella en el condado de Hillsborough, donde se encuentra Tampa. Poco más de 200,000 personas están inscritas para votar sin afiliación partidaria, según datos oficiales. En comparación, la cifra de votantes republicanos registrados en este condado es de unos 260,000, y de demócratas casi 320,000.

Captar el voto de los independientes será crucial para el candidato presidencial que quiera ganar en Hillsborough, el condado de Florida que mejor predice cómo votará el país. Desde 1960, los votantes de Hillsborough han votado siempre por el ganador de la elección presidencial, salvo en 1992.

Valdés tiene claro por quién votará: Hillary Clinton. “Trump quiere ser presidente por el poder, no está interesado en el pueblo”, considera.

En medio de la aparente tranquilidad que reina en Ybor City, las campañas de Hillary Clinton y Donald Trump calibran sus armas para la batalla que librarán en este condado.

Trump hizo acto de presencia en Tampa el miércoles. Al final del mitin, la campaña del magnate republicano inauguró una de las tres casas rodantes que recorrerán Florida para registrar votantes y repartir publicidad electoral. La casa rodante de estas fotos viajará por el centro del estado, una zona crucial para ganar Florida.

Delegados de la campaña de Hillary Clinton, que tiene una oficina en Ybor City, se encontraron este jueves con empresarios hispanos en una cafetería del distrito histórico.

El dueño del café, Roberto Torres, es uno de esos votantes independientes que los candidatos quieren meterse en el bolsillo. Pero él se mantiene firme en su indecisión: dice que esperará hasta los debates presidenciales para decidir por quién votará.

Día 1: un mitin de Trump en tampa y el cortejo a hispanos y afroamericanos


¿Un mitin de Trump en español?

Faltaban minutos para que Donald Trump se subiera al podio de su evento de este miércoles en Tampa, Florida, cuando una de las oradoras que le precedieron comenzó a hablar en español.

Algunos de los 2,000 asistentes se miraban con cara de desconcierto preguntándose qué estaba diciendo quien había sido presentada como una líder republicana local, Deb Tamargo. Mildred, una estadounidense de madre boricua, le aseguraba a otra mujer a su lado que “estaba diciendo algo bueno”.

"Hillary es una vergüenza, no tiene el respeto para latinos (...) voto para salvar mi país, para el trabajo, para la paz, para que Trump salga presidente", dijo Tamargo en un español algo quebrado, "el señor Trump tiene preparacion para ser grande presidente para ti y para todos".

Hablar español en un evento de Trump puede ser visto como una decisión temeraria. Ya lo había hecho sorprendiendo a muchos en la convención nacional de Cleveland el representante estatal de Kentucky Ralph Alvarado.

A muchos seguidores del republicano les molesta este idioma y creen que en Estados Unidos solo se debería hablar inglés. Así lo ha dicho el propio Trump en campaña cuando reprochó a su rival en primarias Jeb Bush por usar constantemente nuestro idioma. Trump es el primer candidato republicano en 20 años que no usa ningún tipo de comunicaciones electorales en español.

En Tampa el público reaccionó con corrección durante la intervención de Tamargo. No se escucharon muestras de reprobación y al final Tamargo fue despedida con aplausos.

Tamargo le dijo a Univision Noticias que no avisó a nadie de que iba a hablar en español. “Ellos me preguntaron si yo quería hablar como mujer y como madre y yo quería hablar también como latina”.

Un negro y un hispano a los que Trump no ha logrado cortejar

Eric Hollis es un hombre codiciado por los candidatos presidenciales. Es un votante independiente de Hillsborough, un condado crucial en la batalla electoral por Florida.

Es miércoles y este afroestadounidense de 51 años se encuentra en un acto de campaña de Donald Trump en Tampa, una ciudad de ese condado.

Con semblante solemne y vestido con camisa a rayas y saco, Hollis resalta entre los asistentes -en su mayoría blancos- que se pasean de bermudas y camisetas de manga corta para hacer frente al calor.

Su misión allí es escuchar el discurso del candidato republicano para seguir formando su opinion sobre él.

A la salida del acto, da su veredicto sobre la manera en la que Trump intentó cortejar el voto negro e hispano:

“Hoy (Trump) le habló a una audiencia predominantemente blanca. Si él quiere captar la atención de los negros y los latinos, tiene que dirigirse a estas audiencias en un evento donde la mayoría sean negros o latinos”.

La estrategia de Trump de apelar a las minorías es algo de las últimas semanas. El republicano dice que los demócratas les han fallado a los hispanos y negros. Asegura que quiere darles trabajo, oportunidades económicas y evitar que “mueran de un disparo” cuando caminan por la calle.

A 15 minutos de donde celebra su evento, en la zona hispana de West Tampa, el mensaje del republicano no parece retumbar entre las paredes del restorán Cancún Grill.

El salvadoreño Víctor Guevara, dueño del local, quería votar por Jeb Bush. No le gusta Hillary Clinton, pero dice que descarta votar por Trump. “No conoce nada de política”.

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