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Debate Demócrata

'Los de arriba y los de abajo': lo que dejó el tercer debate presidencial demócrata

Aún sin que se defina un ganador concreto del careo de Houston, el evento dejó claro cómo está dividido el campo de aspirantes demócratas y qué se puede esperar para los próximos meses de la campaña por las primarias.
14 Sep 2019 – 08:52 AM EDT
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El exvicepresidente Joe Biden y Jorge Ramos hablan durante el tercer debate demócrata realizado en Houston. Crédito: ROBYN BECK/AFP/Getty Images

¿Quién ganó el tercer debate demócrata? Eso es lo que muchos quieren saber apenas terminan estos maratones retóricos. Suele ser lo “único” que muchos quieren saber. Pero como suele pasar en estos careos, va a depender de a quién se le pregunte y su filiación con los candidatos que estuvieron en el podio de la Universidad del Sur de Texas en Houston el jueves pasado. Además de que en esas tres horas se ganan puntos y se pierden puntos por igual.

Muchos vieron “ganador” a Joe Biden, aunque fuera porque pareció haber tenido una actuación más enérgica que la que mostró en los dos anteriores debates. Por primera vez, y al menos por la primera hora del evento organizado por ABC y Univision el exvicepresidente de Barack Obama tuvo la claridad y precisión que le faltó en los dos encuentros anteriores.

Otros consideran que Beto O'´Rourke tuvo una buena noche. El excongresista por el El Paso jugaba con la ventaja que da el ser “local” y aunque no estuvo entre quienes tuvieron más tiempo en cámara, abonó en el terreno que le abrió su actuación solidaria a raíz de la masacre de 22 personas en un Walmart de su ciudad a principios de agosto. De hecho, eso le valió el reconocimiento de Biden y sus contrincantes de la noche.

Para los detractores de las armas, O'Rourke además tuvo la expresión más honesta de la noche cuando aseguró que “!Demonios! Claro que vamos a confiscar tu AR15”, sintetizando cómo la masacre en su ciudad le hizo definir radicalmente su posición ante las llamadas armas de asalto.

Y mientras los asistentes al evento aplaudieron aprobatoriamente, los republicanos también le agradecerán por varios años -o al menos por el resto de la campaña 2020- el sound bite que les regaló el excongresista que ya están usando en promociones políticas como la mejor demostración de que los demócratas les quieren quitar las armas a ciudadanos respetuosos de la ley que simplemente ejercen el derecho que les da la Segunda Enmienda de la Constitución.

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Ser del patio no le sirvió mucho a Julián Castro quien quedó mal con muchos cuando pareció atacar la edad de Biden preguntándole si había olvidado algo que él exvicepresidente había dicho dos minutos antes. No fue del gusto de los presentes, ni de la audiencia que seguía por TV y otros medios, a juzgar por la lluvia de críticas que recibió el exalcalde de San Antonio en redes sociales.

Pese a una notable ronquera que amenazaba con agravarse con el paso de la noche y el abuso de la voz, el senador Bernie Sanders defendió con la pasión que lo caracteriza sus propuestas de socialismo democrático, particularmente la muy polémica ‘Medicare for all’, que implicaría un sistema de salud istrado por el gobierno sin participación privada.

También cumplió el papel que se espera de ella la senadora Elizabeth Warren, quien de los 10 candidatos ha sido la que más ganancias ha tenido en las encuestas en las últimas semanas, venciendo lo que un par de meses atrás algunos presagiaban que era su gradual desaparición de la escena.

Warren habló de sus ideas sin referirse a Donald Trump (por aquello de que las elecciones del 2020 no son un referéndum sobre el presidente, como aseguró al final de su intervención el senador Cory Booker) El resto de los candidatos invocó la amenaza que aseguran que representa el mandatario para promoverse como la opción necesaria para “salvar la democracia” que consideran en peligro si los republicanos lograran cuatro años más en la Casa Blanca.

Dinámica sin alteraciones

“Todos los candidatos salieron como entraron”, dijo a Univision Noticias un miembro del Partido Demócrata, lo que bien puede ser una evaluación imparcial del evento, o el reconocimiento de que el candidato con el que se alinea (Biden) no logró apuntarse un gran éxito en la noche.

Del careo de Houston quedó evidenciado en la pantalla lo que se muestra en las encuestas: que entre los 20 aspirantes a la nominación presidencial demócrata hay al menos dos ligas o divisiones.

En la primera está la tríada puntera de Biden, Sanders y Warren. En la segunda, muy distante en los números de popularidad, marcha el resto de la tropa. Aunque sería impreciso meter en ella a todos los que no son Biden, Warren o Sanders.

Booker y la senadora Kamala Harris, el alcalde Pete Butiggieg y el empresario Andrew Yang, han logrado en los debates insertarse en la discusión política nacional y proyectar sus nombres, pese a que los sondeos de popularidad no les estén resultando favorables por ahora. Sus actuaciones en el debate no parece que vayan a alterar eso sustancialmente.

Aunque la lógica indica que con el paso del tiempo, el campo de candidatos irá reduciéndose hasta que queden los más viables, es posible que eso tarde en producirse más tiempo del que calculan las personas que esperan que sean menos para decidir si alguno de esos nombres le gusta para presidente de EEUU.

Cambios a futuro

Algunos de los candidatos más rezagados tienen una estrategia de largo plazo. Saben que están compitiendo contra caras muy conocidas a nivel nacional como Biden, senador por décadas y vicepresidente por ocho años, o Sanders, quizá no tan conocido por su larga trayectoria en el Senado como por el desafío que le planteó a Hillary Clinton en el 2016 y que en el proceso hizo derivar un poco a la izquierda al Partido Demócrata.

De los punteros, Warren, de perfil más académico, tiene menos resonancia nacional, aunque su enfrentamiento con el mundo corporativo de Wall Street despúes de la crisis financiera de 2008, sus apariciones durante la campaña de Clinton y sus peleas con Trump la volvieron una figura nacional. El que el hoy presidente se dignara a insultarla con el mote de ‘Pocahontas’ ayudó a ponerla en el radar de muchos.

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Para los otros que tienen que todavía tienen que construir un perfil nacional, la estrategia pasa por mantenerse el tiempo suficiente para llegar a las primeras citas de las primarias en Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Norte, para ver si un resultado favorable cambia la dinámica a su favor.

Para eso hace falta dinero (suele decirse que la razón por la que los candidatos desisten de sus postulaciones es porque sus arcas quedan vacías)

"Muchos candidatos acá están ansiosos por un momento fugaz que probablemente les ayude a conseguir fondos para seguir en la carrera, el alcalde Pete no necesita hacer eso", dijo al final al final del debate el alcalde de Austin, Steve Adler, quien es representante de la campaña de Bittigieg.

El cálculo de Adler es que con fondos suficientes para mantenerse en la competencia, Buttigieg tendrá la oportunidad de lograr en Iowa y New Hampshire un resultado que catapulte sus opciones por la candidatura demócrata.

Con tantas caras en la carrera por la nominación, no hay que descartar que a esa “élite” de la segunda división puedan sumarse otros nombres para el próximo debate, que ha sido anunciado que se realizará el 15 de octubre en Columbus, Ohio.

Dos que no estuvieron en Houston porque no lograron por muy poco cumplir con las condiciones de participación, la congresista Tulsi Gabbard o el empresario Sayer, podrían ampliar el grupo de 10. Algo que de paso podría forzar una vuelta al formato de doble jornada que se vio en los primeros dos encuentros.

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