El dilema de reconocer o no la presidencia de Biden: la gran amenaza a la unidad del Partido Republicano
La fractura que padece el Joe Biden como presidente electo tras su victoria el 3 de noviembre.
"Mitch, 75,000,000 de votos, un récord para un presidente en ejercicio (por mucho). Es muy pronto para rendirse. El Partido Republicano necesita finalmente aprender a luchar. ¡La gente está furiosa!", escribió el mandatario en Twitter.
McConnell había felicitado horas antes en el pleno del Senado a Biden por su triunfo, poniendo fin a semanas de silencio mientras esperaba a que el Colegio Electoral efectuara su votación a favor del exvicepresidente demócrata, tal como en efecto ocurrió el pasado lunes.
Poco después ese mismo día, durante una teleconferencia privada, McConnell exhortó a los de su bancada a abstenerse de apoyar la apelación a los resultados electorales que el representante republicano Mo Brooks planea presentar cuando el Congreso celebre el 6 de enero una sesión bicameral para certificar los votos del Colegio Electoral.
Basta que un senador apoye la moción de Brooks para dar pie a debates y una votación durante la sesión bicameral, una escena caótica e infructuosa que contrastaría con la pompa propia de la ocasión.
Las posiciones de Trump y McConnell reflejan un cálculo político contradictorio ante la nueva realidad surgida tras el 3 de noviembre, el cual podría definir la dinámica del conservadurismo estadounidense durante los próximos cuatro años.
Durante el forcejeo surgió este miércoles el senador republicano Rand Paul al aseverar que "el fraude ocurrió. La elección fue robada de muchas formas y la única forma en que se arreglará es reforzando leyes en el futuro".
Los comentarios de Paul recogidos por el diario The Hill sugieren que los republicanos podrían aprovechar la experiencia electoral del 2020 para incrementar los requisitos para votar, medidas a las que demócratas y numerosas organizaciones se oponen por considerar que suprimen la participación electoral de las minorías étnicas.
Trump lleva semanas insultando a altos funcionarios republicanos en Arizona y Georgia, a quienes acusa de desleales por haber certificado el triunfo de Biden.
El cálculo de McConnell
McConnell hasta la fecha se había mantenido como un estrecho aliado del mandatario, gestionando los grandes logros legislativos de Trump como el amplio recorte de impuestos en 2017 y la confirmación de tres magistrados conservadores en la Corte Suprema.
Su decisión de dejar a un lado las denuncias infundadas de fraude de Trump es una señal de pragmatismo ante la necesidad inevitable de negociar los grandes temas con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, independiente de si logra conservar la mayoría en el Senado.
También equivale a desmarcarse del mensaje sobre el "robo electoral" del que asegura haber sido víctima Trump, sumamente ideologizado y sustentado en bases tan frágiles que al menos 57 impugnaciones electorales han sido rechazadas por tribunales de todo el país, incluyendo dos en la Corte Suprema.
Rosario Marín, ex Tesorera de Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush, se identifica dentro del grupo de conservadores estadounidenses que se sienten huérfanos ideológicamente debido a la transformación que ha sufrido el Partido Republicano durante la gestión de Trump.
"Este partido no es el mismo. Estamos huérfanos de partido", dijo la inmigrante mexicana a Univision Noticias.
Marín ite que muchos conservadores desafectos con Trump ven con esperanza al próximo gobierno de Biden porque si bien "no esperamos que gobierne como un republicano, su historia es la de buscar consensos".
Y su expectativa es también que Trump será capaz de ejercer cada vez menos presión sobre McConnell a la hora de buscar negociar con Biden.
"Cuando Trump deje la Casa Blanca, ya no tendrá el megáfono. Creo que (su poder de influencia) será más limitado de lo que él se imagina", agregó.
La impronta de Trump
En cambio, el comentarista político republicano Jorge Mas Canosa está convencido de que el Partido Republicano ha salido ganando con un "cambio fundamental" generado por Trump: incluir a la clase trabajadora y a las minorías entre sus prioridades.
"El pueblo votó por muchos republicanos en el Congreso y en las legislaturas estatales. Creo que es reflejo de que la gente estaba enojada con Trump pero no con el Partido Republicano. No creo que (las disputas internas) afecten al Partido", indicó refiriéndose a encuestas recientes.
Un sondeo POLITICO/Morning Consult difundido el 24 de noviembre concluyó que 54% de los republicanos apoyarían a Trump si decide optar nuevamente a la presidencia en 2024.