Las medias verdades sobre la confirmación del juez Neil Gorsuch para la Corte Suprema

La nominación de Neil Gorsuch para ocupar la silla que dejó el fallecido Antonin Scalia en la Corte Suprema de Justicia ha propiciado declaraciones engañosas y sin contexto de parte del presidente Donald Trump y de líderes demócratas y republicanos en el Senado.
Aquí revisamos algunas de esas contradicciones.
El 31 de enero, cuando el presidente Trump anunció en la Casa Blanca la nominación de Gorsuch, aseguró que el juez recibió en 2006 el apoyo unánime del Congreso para su actual puesto como juez federal.
"De foma unánime, ¿Pueden creerlo?", dijo Trump.
Eso no es del todo cierto. El juez Gorsuch fue confirmado para la Corte de Apelaciones del Distrito 10 como parte de una negociación bipartidista que incluía el nombramiento de 4 jueces. Algunos demócratas no estaban de acuerdo con su designación y ni siquiera participaron en la sesión donde fue electo, según lo recuerda un artículo de Carl Hulse, corresponsal en el Congreso del diario The New York Times.
Incluso el actual líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, que estaba en el Congreso en 2006, ha evitado el término "unánime" para referirse al apoyo de Gorsuch hace una década. En un artículo de opinión que publicó el 6 de febrero en la revista Politico, el senador defendió al juez, pero prefirió decir que "nadie emitió un solo voto negativo contra su nominación".
El olvido de McConnell
Precisamente, McConnell es otro de los que ha emitido declaraciones engañosas y que necesitan contexto sobre el actual proceso de aprobación de Gorsuch. El senador de Kentucky se quejó porque los demócratas rechazaron al juez antes de que el presidente Donald Trump oficializara su nominación.
"A pesar de sus grandes credenciales y respaldo bipartidista, algunos en la izquierda han decidido oponerse al juez antes de ser nominado”, dijo McConnell, quien también recordó que Gorsuch, recibió una buena calificación del American Bar Association (Colegio de Abogados de Estados Unidos) en 2006.
Lo que no dice McConnell es que su partido hizo lo mismo el año pasado, cuando Barack Obama nominó al juez Merrick Garland para reemplazar a Scalia. Los republicanos en el Senado ni siquiera le concedieron una audiencia a Garland.
Y al igual que Gorsuch, Garland recibió la consideración unánime de “muy calificado” de parte del American Bar Association en 1997 cuando fue nominado para ser juez federal y obtuvo respaldo bipartidista en el Senado al ser confirmado en ese cargo.
Al igual que hicieron los senadores demócratas esta semana, Mitch McConnell dijo en febrero de 2016 que se oponía a cualquier nominado de Obama para sustituir a Scalia, sin importar quién o qué tan calificado fuera.
El engañoso consenso
que pide
Schumer
En su respuesta a McConnell, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, aseguró que en algo tan importante como la Corte Suprema, el apoyo de al menos 60 senadores debería ser una necesidad. Y recordó que las dos más recientes juezas electas a ese tribunal, Sonia Sotomayor y Elena Kagan, superaron ese límite cuando Barack Obama las nominó, en 2009 y 2010, respectivamente.
Pero lo que dice Schumer también es engañoso, pues pinta el pasado reciente como una época de bipartidismo y consenso a la hora de elegir a los magistrados.
Si bien Sotomayor y Kagan obtuvieron más de 60 votos en el Congreso, en buena medida ese respaldo se debió a que los demócratas y sus aliados independientes contaban con amplia mayoría en el Senado al momento de las votaciones. Tan sólo 9 de 40 senadores republicanos votaron a favor de Sotomayor, y apenas 5 de 41 le dieron el visto bueno a Kagan.
De hecho, hay que remontarse a 1994 para encontrar el último nominado a la Corte Suprema que contó con un respaldo verdaderamente abrumador y bipartidista. Stephen Breyer, nominado por el entonces presidente Bill Clinton, obtuvo 87 votos a favor, incluyendo 33 de los 44 senadores republicanos.
Posteriormente, el nominado por George W. Bush para presidir la Corte, John Roberts, reunió 78 votos, pero sólo tuvo el respaldo de la mitad de los demócratas. Samuel Alito, también nominado por Bush, obtuvo tan sólo 58 votos, que incluyeron apenas cuatro demócratas.
Actualmente, las normas del Senado indican que para confirmar a un miembro de la Corte Suprema hacen falta al menos 60 votos. Sin embargo, con apenas 51 votos tal requerimiento puede ser modificado. Ese cambio es la llamada “ opción nuclear”, ya que evita la necesidad de acuerdos bipartidistas.
En 2013, la entonces mayoría demócrata usó la “opción nuclear” para permitir la confirmación de todo tipo de nominados con tan sólo 51 votos, lejos del consenso que hoy exige Schumer.
En esta oportunidad, con el nombramiento del juez Gorsuch, si McConnell y otros 50 senadores así lo deciden, volverían a activar la “opción nuclear” para confirmarlo con menos de 60 votos.