@mexichicsa: el emprendimiento de dos hispanas que conquista con piezas únicas de artesanos mexicanos

Cuando la gente abre su perfil de Instagram @mexichicsa, no puede evitar contagiarse de la alegría del color y la magia de los diseños que acompañan aretes, prendas de vestir y bolsos con el sello de la cultura mexicana en todo su esplendor.
Las mentes que le ponen todo el corazón a este emprendimiento -que se ha convertido en todo un éxito de ventas en línea a solo dos años de su nacimiento- son dos latinas: María y Sophia Aguilar, una mamá e hija con sus raíces hispanas bien arraigadas.
¡Y vaya que se sienten orgullosas de ello!
“Desde muy chiquitita me encantaba vestirme de Frida Khalo, de colores, me gustaban las blusas con bordados y eso que todavía no hablaba”, nos dice Sophia, quien es la encargada de tomar las fotos de la mercancía, publicarlas en las redes sociales y venderlas -junto a su mamá- a través de Facebook e Instagram lives.
Pero más allá de lo hermosas que puedan ser las prendas y rios que @mexichicsa vende, está la forma en cómo estas dos mini-empresarias latinas consiguen cada uno de los elementos.
“Son piezas únicas hechas a mano con amor por artesanos de diferentes regiones de México”, cuenta María de su inventario.
“Tenemos ya 12 proveedores directos, que son artesanos nativos de partes como Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Guadalajara. A ellos los fuimos conociendo y encontrando uno a uno, aunque nos agarraba el miedo, no sabíamos cómo íbamos a hacerlo, pero lo cierto es que teníamos las ganas y luego de ir encontrándolos a ellos nos ilusionábamos mucho más y nos sentíamos con todos los ánimos”.
Ganas sí, pero como a muchos que sueñan con tener su propio negocio, el dinero no era que precisamente les sobrara. Aun así, esto no fue un freno que las llegara a detener.
“Ya nos gustaba vestirnos con ropas y rios bien mexicanos, estábamos acostumbradas a comprar una cosa aquí, otra allá para uso personal, pero fue durante una feria mexicana aquí en San Antonio, Texas, donde nos dimos cuenta nada de lo que vendían era igual a lo que nosotras conocíamos de verdad”, dice María.
Sophía, que nació en los Estados Unidos pero que se crio desde muy chiquita en México, cuenta que el sueño de que el mundo conociera un poco más de su cultura y el arte de la moda mexicana, empezó a tomar forma en un viaje que la familia hizo a la hermosa región de Oaxaca, zona internacionalmente conocida por mantener viva la herencia de su cultura y tradiciones milenarias.
“Empezamos a comprar de a una cosa; primero un corazón y lo guardábamos, luego unos aretes y lo poníamos en el montoncito, porque nuestra idea era tener mucha mercancía para poder lanzar una tienda en línea que tuviera bastante inventario, pero al comienzo solo invertimos como 300 dólares. Es que teníamos miedo de arrancar porque nunca habíamos hecho algo como esto”.
Y, por fortuna, fue la pandemia del Covid-19 la que les enseñó que para llegar a lo grande, hay que empezar con algo pequeño, y así fue como - entre el aburrimiento del encierro y la ilusión de mostrar al mundo que usar piezas artesanales para vestir puede ser “un estilo de vida, no cosa de una ocasión especial”, cuenta Sophía, “nos lanzamos a abrir el Instagram… ¡Nunca pensamos que nos iba a ir tan bien!”
Y es que desde su primera aparición en redes sociales se quedaron sin nada de la mercancía que habían ido “guardando” con tanto cariño durante meses. Lo vendieron todo.
Ese mini-triunfo inmediato les dio las fuerzas para creer con más ahínco en que ese deseo era más que una buena idea… un proyecto de vida.
Cuenta Sophía -quien tan solo tiene 29 años- que los aretes San Antonino -unas de sus piezas preferidas- se fueron volando.
“Estos son aretes que nacen con un diseño único, primero se pintan, luego se borda cada pieza a mano… cada arete puede demorar días en terminarse; mientras que toda la mercancía de piel se hace también artesanalmente en Guadalajara” y las blusas y vestidos Nahuas bordados a mano en la técnica de pepenado son de la sierra Norte de Puebla.
Sophia y María trabajan a tiempo completo en sus profesiones -vendiendo seguros-, sin embargo ven que el momento de trabajar solo en @mexichisa se acerca y sucederá más pronto que tarde.
“Mi esposo y yo nos esforzamos muy duro toda la vida para darle a Sophía y a sus dos hermanos menores -unos gemelos- una buena educación y su universidad, y ahora que ya estoy en mis 50s y que me dedico a nuestra empresa puedo decir que estoy cumpliendo mi sueño”, dice, enfatizando que se siente “feliz y realizada” como nunca antes imaginó que podría hacerlo.
Puede ser cuestión de semanas: tanto madre como hija están cada día más entregadas a su empresa y pronto, tener dos trabajos será cosa del pasado. Mexichisa es su gran prioridad, con la que esperan dar trabajo también a su papá que se dedica a la construcción y a quien le deben buena parte de la fuerza emocional y resiliencia que han tenido para ir detrás de lo que realmente las hace felices.
Y aunque hoy todo pinte color de arcoíris, nuestras entrevistadas revelan que les han cerrado puertas prácticamente en la narices, pero ellas no se han dejado desanimar por eso.
“Hemos batallado para que nos dejen entrar a ferias porque somos pequeñas, o porque dicen que lo que vendemos es una copia barata, pero nosotras sabemos que vendemos piezas únicas artísticas traídas del puro corazón de la cultura mexicana”.
Desde aretes tejidos y de madera, hasta zapatos bordados a mano hechos de Oaxaca; bolsas de piel cincelada a mano de Jalisco, y otras de estilo rústico de Chiapas, o de palma natural y pintadas a mano por artesanos de Chilapa, Guerrero, la variedad es amplia. Por si fuera poco, collares y pulseras con suplementos de cristal, dijes bordados a mano y sombreros de Michoacán, siguen la selección.
Recibir y poder regresar: su fórmula perfecta
María, nacida en Nava, Coahuila, tiene algo muy claro: “hay que ser justos con el artesano”. Para ella estos artistas con habilidades únicas no pueden ser marginados y, en lugar de pagarles su trabajo por día, como lo hacen muchos otros clientes, prefiere reconocerles un precio justo por cada una de sus piezas, porque “su talento es un tesoro heredado de sus padres, y de los padres de ellos… no es cualquier cosa, ellos son las estrellas de este proyecto”.
Ahora que Mexichicsa está creciendo y que el futuro se ve prometedor, tanto madre como hija tienen claro que quieren regresar un poco de las bendiciones que la vida les ha traído.
“Soñamos con que todos los artesanos con los que trabajamos puedan llegar todos los días a laborar a un buen taller, dándoles un reconocimiento digno y justo por su trabajo, y ayudarlos a todos a que puedan tener los recursos para hacer la diferencia en sus vidas y en las de sus hijos”.
Y como el tiempo sigue jugando a su favor, Sophia y María están felices de poder lanzar por todo lo alto su tienda en linea www.mexichicsa.com, justo para conmemorar el mes de la herencia hispana.
“Tenemos clientes y clientas de todo Estados Unidos y boutiques que nos siguen haciendo órdenes”… festejan juntas.
La experiencia de vida por la que estas dos mujeres están pasando, llena de trabajo duro, pero también de satisfacciones, les permite compartir con otras hispanas su pensar: “trabaja por tus sueños, no te detengas, si una idea está en tu mente y en tu corazón no es una coincidencia, lánzate a hacerlo realidad sin que te importe ninguno de los obstáculos”, se emociona Sophia al responder.
“Lo importante es empezar, dice María. Mi consejo es que si son mamás o mujeres con trabajos con los que mantienen sus casas, empiecen por alternar ese trabajo con su propio negocio. Porque si lo quieren lo pueden lograr. Luchen por ese sueño sin importar la edad que tengan. ¡Hay que perder el miedo y hacer lo que queramos como buenas latinas fuertes de corazón que somos!”.