Corte Suprema detiene la ejecución del reo latino en Texas que pidió a un pastor a su lado en el momento de su muerte
El miércoles por la noche, la Corte Suprema otorgó un indulto temporal de última hora al recluso John Henry Ramírez, quien sería ejecutado este mismo día en una asesinato cometido en 2004.
Como último deseo pidió al Tribunal Supremo federal que le permita a su pastor que rece y pose sus manos sobre él en el momento en que le sea aplicada una inyección letal. Sin embargo, el estado de Texas y dos tribunales inferiores habían rechazado su solicitud, al considerar que va contra la normativa.
Apenas unas horas antes de la ejecución, el tribunal emitió una orden concediendo su solicitud de suspensión mientras decide si se violaron sus derecho religiosos. El tribunal ordenará una sesión informativa completa y argumentos en el caso, que se agregarán al expediente del tribunal en octubre o noviembre.
Ramírez se encontraba en una pequeña celda de detención a unos pocos pies de la cámara de la muerte en la prisión de la Unidad de Huntsville cuando el portavoz del Departamento de Justicia Criminal de Texas, Jason Clark, le informó del indulto, de acuerdo con la agencia AP.
"Se quedó callado cuando se lo hice saber", dijo Clark. “Sacudió la cabeza y dijo: 'Muchas gracias. Dios te bendiga.'"
Derechos religiosos y seguridad
El Departamento de Justicia Criminal de Texas rechaza que el pastor ponga sus manos sobre Ramírez durante
su muerte y que pueda orar o leer las escrituras, argumentando que el o directo representa un riesgo para la seguridad y la oración vocal podría ser perjudicial.
La moción del reo asegura que, si no se concede su solicitud, Moore se vería obligado a permanecer en un "pequeño rincón" de la habitación a pesar de que su "declaración jurada ante notario explica que poner sus manos sobre un cuerpo moribundo y vocalizar oraciones durante la transición de la vida a la muerte están entrelazadas con los servicios religiosos".
En opinión del hispano, el rechazo a su pedido llevaría a ser ejecutado sin el "consejero espiritual que le garantiza la Constitución".
En su pedido de última hora, Ramírez, de 37 años, alega que desde 2016 recibe consejo espiritual de Moore, pastor de la Segunda Iglesia Bautista en Corpus Christi, ciudad natal del asesino convicto.
Pero Mark Skurka, el fiscal principal en el juicio a Ramírez en 2008, dijo que si bien cree que un preso condenado a muerte debe tener un consejero espiritual en el momento de la ejecución, tiene que haber limitaciones basadas en preocupaciones de seguridad.
“Pablo Castro no tuvo a nadie rezando por él ya que este tipo lo apuñaló 29 veces. A Pablo Castro no se le permitieron tales sutilezas y cosas como tener un clérigo presente”, dijo Skurka.
Texas anteriormente permitía que el clero empleado por el estado acompañara a los presos a la cámara de ejecución. Ahora puede ser uno a solicitud del reo, pero los dos no pueden tener ningún o y no se permiten pronunciar oraciones durante la ejecución.
Apuñaló 29 veces a su víctima
Ramírez fue condenado por el asesinato en 2004 de Pablo Castro, de 46 años, cuando sacaba la basura de una tienda de Corpus Christi, en un robo en el que solo consiguió 1.25 dólares. Los fiscales dicen que Ramírez apuñaló a Castro 29 veces cuando el hombre y dos mujeres, Christina Chávez y Ángela Rodríguez, buscaban dinero luego de ingerir drogas durante tres días.
Ramírez huyó a México pero fue arrestado tres años y medio después.
Castro, que tenía nueve hijos, había trabajado en un abasto durante más de una década cuando fue asesinado.
Estaba previsto que fuera ejecutado este miércoles en la penitenciaría estatal de Huntsville. La ejecución de Ramírez ya se ha retrasado en dos ocasiones, una en 2017 y otra en septiembre de 2020 debido a la pandemia.
La Corte Suprema ha fallado de forma distinta ante casos de este tipo. En 2019, por ejemplo, el máximo tribunal permitió, en una votación de 5-4, la ejecución de un preso de Alabama, Domineque Ray, un musulmán que había solicitado que su imán estuviera presente y cuya petición fue denegada. Entonces en el sistema penitenciario de ese estado solo un capellán cristiano ofrecía orientación espiritual a los condenados a muerte en sus últimos momentos.