El último adiós al juez Antonin Scalia

Una misa fúnebre en honor del difunto juez de la Corte Suprema Antonin Scalia este sábado puso fin a dos días de luto oficial tras su muerte el fin de semana pasado.
“Atendiendo su deseo de tener una simple misa familiar, limitaré mis palabras a saludar y dar la bienvenida a tanta gente que se encuentran en esta magnifica basílica para expresar su respeto por este extraordinario hombre”, dijo el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington.
La misa fue celebrada por el reverendo Paul Scalia, vicario episcopal de la vecina Diócesis de Arlington Virginia y uno de los nueve hijos de Scalia, el resto de los cuales estuvieron presentes en los servicios al igual que sus más de 30 nietos, en la iglesia católica más grande del país, la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, un templo con capacidad para 3,500 personas.
El magistrado Clarence Thomas, uno de los más cercanos colegas de Scalia en la Suprema Corte y Leonard Leo, vicepresidente ejecutivo de la Sociedad Federalista, una agrupación de corte conservador, fueron los encargados de dar lectura a los evangelios.
El reverendo Scalia recordó que su padre no fue partidario de los sermones de alabanza y por ello su homilía estuvo dedicada a Jesucristo, aunque por un momento pareció que lo estaba aludiendo.
“Un hombre conocido personalmente por muchos de nosotros no sólo por reputación, sino por otras cosas; un hombre querido por muchos, desdeñado por otros, un hombre conocido por gran controversia, pero también por su enorme compasión. Ese hombre por supuesto, es Jesús de Nazaret”, dijo.
Pese a la solemnidad, el servicio tuvo momentos de humor, como cuando el reverendo Saclia recordó la vez que por equivocación, su padre se formó en la fila de su confesionario, para retirarse tan pronto reparó en su error.
“Después diría ‘ni esperes que me voy a confesar contigo!’. El sentimiento fue mutuo”, dijo entre las risas de los presentes.
Entre las personalidades que asistieron destaca el vicepresidente Joe Biden, el exvicepresidente Dick Cheney y su hija Liz, así como los senadores republicanos John Cornyn, de Texas, y Mike Lee, de Utah.
También arribaron varios jueces federales considerados posibles sucesores de Scalia, entre ellos Sri Srinivasan, Patricia Millett y Merrick Garland, todos de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia.
El féretro con el cuerpo de Scalia, cubierto por un paño mortuorio blanco y dorado, fue colocado a la escalinata del altar, donde recibió las bendiciones de cada uno del casi centenar de sacerdotes que acompañaron el servicio religioso.
Al final de la misa de dos horas, el ataúd fue llevado al cementerio, acompañado de una procesión compuesta por sus hijos, nietos y demás familiares.
Una vez en la puerta principal de la catedral, el ataúd fue envuelto en una bandera estadounidense y llevado de nuevo a la carroza fúnebre, atravesando una valla de honor compuesta por agentes de la policía que tiene a su cargo la seguridad de la Suprema Corte.
El presidente Barack Obama no asistió a pesar de las críticas de algunos republicanos. El mandatario y la primera dama Michelle Obama estuvieron entre las más de 6,000 personas que rindieron homenaje a Scalia en la Corte Suprema el viernes. Los restos se encontraban en un ataúd cubierto por la bandera y éste sobre el mismo féretro que se utilizó por primera vez en el funeral del presidente Abraham Lincoln.
El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, destacó la relación personal de Biden con la familia de Scalia y dijo que la decisión de Obama de no asistir a la misa fue una "disposición respetuosa" teniendo en cuenta el gran número de agentes de seguridad que lo acompañan.
El adiós de la Corte Suprema
Precisamente el viernes, de luto y con la bandera a media asta, la Corte Suprema dio el último adiós a Scalia, líder del renacimiento del pensamiento conservador al que rindieron homenaje con Biblias grupos de religiosos y con pancartas, opositores al aborto.
"Era un brillante jurista, un gran juez y también un hombre de pasión y fe cristiana que no se avergonzaba de ello", dijo a Efe el reverendo Rob Schenck, presidente de la organización evangélica "Fe y acción", que busca incrementar el número de cristianos dentro de la estructura istrativa del Estado.
Liderando un nutrido grupo de clérigos, con vestimentas negras y estolas rojas, el reverendo Schenck rezó durante unos minutos en la quietud de la fría mañana y dejó una Biblia y una Constitución de Estados Unidos en un lateral de la sede de la corte, donde ya se agolpaban huérfanas multitud de flores.
" La Biblia y la Constitución eran las dos cosas más importantes para los principios del juez", destacó Schenck.
Antonin Scalia, de 79 años, y casi 30 como juez de la corte, murió el fin de semana pasado en un rancho en Texas. Defendió vehemente durante toda su vida el "originalismo", una doctrina judicial según la cual la Constitución de EEUU debe interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.
Esa lectura literal de la Constitución convertía a Scalia -"Nino" entre sus amigos y familia- en un firme defensor del derecho a portar armas y de la prohibición del aborto o el matrimonio entre gays.
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