El teatro de 'fake news' de Daniel Ortega sobre las elecciones en Nicaragua

Una abanico de hechos fácilmente comprobables demuestra que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene razón al decir que las elecciones realizadas el domingo 7 de noviembre en Nicaragua fueron una "pantomima".
El teatro montado por la pareja de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con base en datos falsos y violencia, encaja a la perfección en la definición que el Diccionario de la lengua española trae para "pantomima". Las últimas elecciones de Nicaragua realmente han sido una "farsa".
Y aquí están algunos de los hechos más fáciles de comprobar.
Tomemos el tuit publicado por el Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua el sábado 6 de noviembre por la tarde. Cuatro datos, todos ellos engañosos.
"CSE acredita a 232 acompañantes electorales, 27 países, 600 periodistas nicaragüenses y de otras nacionalidades. Ampliación en breve".
La ampliación del CSE nunca llegó, pero la crítica de los periodistas no tardó. Puede que hubiera periodistas en Nicaragua el fin de semana de las elecciones, pero eran simpatizantes del gobierno Ortega-Murillo, cuentan especialistas en el tema.
"Con excepción de unos pocos medios que son considerados amigos (de la pareja presidencial), como es el caso de Telesur, TV Iraní y creo que un medio de comunicación chino, me parece que todos los corresponsales extranjeros fueron devueltos en la frontera de Nicaragua. No pudimos entrar", me contó por WhatsApp la periodista Lucía Newman, corresponsal de Al Jazeera, horas después de la votación.
Newman dice que recibió un email de la compañía aérea que la llevaría a Nicaragua el fin de semana de la elección notificándole que su billete de avión "estaba cancelado porque el gobierno nicaragüense prohibía su entrada".
Para ella (y para cualquiera), esta es una señal clara de que, al contrario de lo que promovía el CSE en Twitter, el gobierno de Nicaragua no estaba tan dispuesto a recibir representantes de la prensa internacional durante la jornada electoral.
Los periodistas nacidos en Nicaragua vivieron (y viven) momentos aún peores.
El 30 de octubre, el periodista Wilfredo Miranda, que trabaja para el periódico español El País, publicó desde Costa Rica un texto titulado "Tuve que exiliarme otra vez de Nicaragua". Miranda, como muchos otros, no pudo estar en su país para cubrir las últimas elecciones presidenciales.
Tras participar como testigo de una audiencia realizada en la Fiscalía nicaragüense sobre un supuesto caso de lavado de dinero, Miranda tuvo que cruzar la frontera con Costa Rica "con la misma ropa" que llevaba puesta en la audiencia, cargando solo su computador.
La narrativa de libertad de prensa impulsada por el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua no cuela. Es pura ' fake news'. Es decir: información falsa.
En lo que se refiere a los "acompañantes electorales", el tuit del CSE no miente, pero omite una información fundamental. Esos "acompañantes" no son los tradicionales "observadores electorales".
Según el periódico La Prensa, son un grupo de amigos y simpatizantes de Ortega y Murillo. Y, además, son un producto importado desde la Venezuela de Hugo Chávez.
Por último, quedan por desmentir las publicaciones que los medios oficialistas de Nicaragua difundieron el día de las elecciones para intentar probar que los ciudadanos participaban activamente en el proceso electoral.
En realidad -y al revés de lo que quisieron hacer creer Ortega, Murillo y el sistema electoral controlado por ellos-, no hubo filas largas en las secciones de votación.
Fotos y grabaciones reseñadas por La Prensa mostraban a los responsables de las mesas electorales durmiendo en plena jornada electoral y viralizaron por las redes sociales y las apps de mensajería.
Un informe del observatorio Urnas Abiertas habla de un 81% de abstención, un dato alarmante que, si siguen su biblia desinformativa, será atacado por la pareja presidencial tarde o temprano.
Ortega y Murillo son pruebas vivas de que los “hechos alternativos” no son una exclusividad del trumpismo o de los movimientos de ultraderecha. Crece el número de políticos latinoamericanos de izquierda que también se esfuerzan por impulsar falsas narrativas y falsos éxitos.
Si tienes conexión con Nicaragua, no aceptes este movimiento. Súmate a la lista de personas que rechazan los resultados de las elecciones presidenciales del último domingo.
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