Fuertes lluvias complican la búsqueda de 560 personas que siguen desaparecidas tras los incendios en California
Casi dos semanas después de que iniciara el incendio más grave registrado en la historia de California y el país, el Camp Fire, la cifra de desaparecidos sigue siendo de centenares por lo caótica de la situación y el difícil proceso de recuperación de cadáveres entre las cenizas de miles de viviendas calcinadas. El número de muertos por este fuego subió este miércoles a 83, que sumados a los tres fallecidos en el sur del estado por el incendio Woolsey, elevan el total de víctimas mortales a 86.
En la víspera de Acción de Gracias, las autoridades del norte de California informaron también que son 560 las personas que no ha podido ser localizadas, y aunque este número sube y baja cada día, aún es preocupante porque es seis veces mayor a la cifra de hace una semana. A la ansiedad de quienes no han podido encontrar a los suyos se suma el estrés de los equipos de búsqueda que trabajan sin descanso en las zonas devastadas por las llamas
Y esta semana se complica aún más la situación por el pronóstico meteorológico: las posibilidades de precipitaciones que traerían hasta seis pulgadas de lluvia al área. Aunque esto parece una buena noticia porque el agua ayudaría a combatir lo que queda de las llamas —que ya han sido contenidas en 80%—, lo malo es que también podría obstaculizar las labores de localización al llevarse algunos restos fragmentados y convertir las cenizas en una espesa pasta.
"Esa lluvia se va a meter en esa ceniza y se va a volver una sustancia como una pasta. Se va a pegar a todo y las cosas van a ser más lentas", dijo Joe Moses, comandante de la Oficina del Sheriff de Monterey, quien colabora con el operativo de búsqueda.
Según las predicciones del Servicio Nacional de Meteorología, el miércoles llegarán las primeras lluvias a la zona, que se encuentra extremadamente seca por la sequía desde hace meses. Luego, una segunda tormenta traerá lluvias más fuertes el jueves de Acción de Gracias por la noche hasta el viernes en la mañana.
"Los pros y los contras son que el clima estará a nuestro favor para contener el fuego, pero los contras son que posiblemente habrá terreno suelto, árboles caídos, derrumbes y corrientes en contra", advirtió Manuel García, vocero de Cal Fire.
El factor peligroso es sobre todo que los terrenos que han sido calcinados no pueden absorver el agua y esto incrementa las probabilidades de que se formen corrientes de lodo, que pueden resultar mortales, de acuerdo con los meteorólogos.
Es por eso que el bloqueo de calles y viviendas dificultaría también mucho más la labor de los que buscan restos entre las cenizas, que ahora se enfrentarían a un lodo lleno de escombros donde sería una tarea aún más compleja encontrar algo, sobre todo por el estado en el que quedan los fallecidos a causa de un incendio.
"Estamos encontrando restos en varios estados. Sospecho que incluso algunos habrán sido consumidos completamente", explicó Kory Honea, el sheriff del condado Butte.
"Existe desafortunadamente la posibilidad de que incluso después de que nosotros hayamos buscado en un área, cuando la gente regrese puedan encontrar restos humanos. Sé que es algo muy difícil de pensar, pero es la dificultad de la situación en la que estamos viviendo", agregó.
Es por eso que a medida que las lluvias se acercan y los equipos de búsqueda continúan trabajando a contrarreloj, ya las autoridades empiezan a asumir el hecho de que tal vez no sean localizados todos los muertos en el trágico incendio que consumió pueblos enteros, como Paradise. En algunas ocasiones porque el agua se llevará los pocos restos que quedan; en otras porque los huesos se hundirán y serán más difíciles de localizar.
"Tenemos muchas almas sin poder ser localizadas, yo creo que esta búsqueda de restos va a seguir por un largo tiempo. Podrías ser semanas", dijo el senador estatal Jim Nielsen, cuyo distrito incluye Paradise.
Además, las precipitaciones y el barro podrían presentar riesgos para las decenas de miles de personas que permanecen evacuadas, muchas de las cuales están viviendo en tiendas de campaña en áreas habilitadas como refugios temporales.
El Camp Fire, que ha dejado 81 muertos, ha arrasado 153,336 acres de terreno y a su paso ha destruido más de 13,000 residencias, muchas de las que eran habitadas por quienes ahora no tienen a dónde ir.
La confusa lista de desaparecidos
Más de una docena de personas aparecen en el listado de desconocidos, sin nombre o apellidos. En algunos casos, los nombres aparecen dos o más veces con diferentes formas de escribirlo. Otros siguen en la lista tras confirmarse su deceso.
Sobrevivientes y familiares están empleando las redes sociales para dar a conocer sus casos: algunos publican que sus seres queridos están a salvo mientras que otros piden ayuda.
Las autoridades trabajan con la Cruz Roja para llevar un conteo de la gente que entra y sale de los albergues. Los evacuados también están ayudando a reducir el listado.
Las llamas arrasaron por completo la localidad de Paradise, de 27,000 habitantes y donde residían muchas personas de edad avanzada que viven solas, tienen movilidad reducida y no disponen de teléfonos móviles, lo que dificulta enormemente el trabajo de localización a los servicios de emergencias.
La lista de personas por localizar se modifica a diario según la nueva información que se va recibiendo, en su mayoría proveniente de llamadas telefónicas y correos electrónicos de los familiares.
En paralelo al fuego del norte, otro gran incendio en el sur del estado, cerca de Los Ángeles y que los bomberos tienen ya casi controlado del todo (98%), ha causado tres muertos y ha destruido cientos de viviendas en las ciudades de Malibu y Thousand Oaks.
Sumando las víctimas de este fuego, el Woolsey, el número total de fallecidos por los incendios en California llega ya a los 86.