Costa Rica recibirá a 200 inmigrantes deportados de EEUU, entre ellos 50 niños
Unos 200 inmigrantes de origen asiático deportados desde Estados Unidos llegarán a Costa Rica este jueves, entre ellos 50 niños, informó el gobierno de ese país.
Se trata de un formato de cooperación similar al que se vio hace una semana en Panamá, que también aceptó servir como puente para devolver a otros 300 a sus países de origen.
En un comunicado, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, dijo que todos serían trasladados en buses desde el aeropuerto internacional Juan Santamaría, en San José, hasta el Centro de Atención Temporal de Migrantes (Catem), a más de 200 millas al sur de la capital, cerca de su frontera con Panamá, y que meses atrás sirvió para alojar a los migrantes en tránsito hacia Estados Unidos.
Entre los 200 deportados hay ciudadanos de Uzbekistán, Pakistán, Kirguistán, Kazajistán e India.
En una rueda de prensa el miércoles por la tarde, Chaves —acompañado por el ministro de seguridad Mario Zamora— explicó que todos pasaron un estricto chequeo de seguridad y que no tienen antecedentes criminales. Igual que ocurrió en Panamá, estos migrantes serán procesados por funcionarios de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) "con todo pagado" por Estados Unidos.
"Nosotros se los damos puestos ahí, ustedes los llevan en buses al Catem, los tienen ahí tres, cuatro semanas, y después los mandamos en aviones pagados por ellos a su país", explicó el mandatario.
No es la primera vez que Estados Unidos establece acuerdos similares con agencias de la ONU. En 2019, durante su primer gobierno, Trump hizo lo mismo con decenas de migrantes varados en México como consecuencia de su programa 'Quédate en México'. Para entonces, también costeó a través de estas agencias vuelos y buses para devolver a los migrantes a sus países de origen.
Igual que ocurrió en Panamá, Chaves aseguró que los migrantes no podrán salir del Catem.
Inmigrantes retenidos en Panamá tras deportación de EEUU
Esta semana, varios reportes de medios mostraron los testimonios de inmigrantes deportados a Panamá, que aseguraban que el gobierno de ese país los había aislado en un hotel, el Decápolis, despojando a algunos de ellos de sus teléfonos celulares y documentos.
"Por favor, ayúdennos", "no estamos a salvo en nuestro país", se leyó en los letreros que colgaron en las ventanas de sus habitaciones para alertar a los periodistas.
En el caso de Panamá, los migrantes enviados son originarios de países como Irán, Uzbekistán, Turquía, China, Vietnam, India, Nepal, Pakistán, Sri Lanka y Afganistán.
La Cancillería de Panamá explicó la semana pasada que el aislamiento de los migrantes en el hotel era una medida temporal mientras se acondicionaba un albergue en la provincia del Darién, en San Vicente.
Hasta el miércoles por la noche, medios locales aseguraban que todavía permanecían en este hotel 175 de los 300 migrantes. En un comunicado, el ministerio de Seguridad informó que solo 97 habían sido trasladados al albergue.
Algunos de ellos, de origen iraní, contaron al medio que de volver a su país podían ser condenados a muerte solo por haberse convertido al cristianismo.
El presidente de Costa Rica aseguró el miércoles por la tarde que había decidido aceptar a los migrantes porque había niños y porque quien pedía la cooperación era Estados Unidos, al que llamó "el hermano económicamente poderoso del norte".
Dijo además que lo hacía para evitar que el gobierno de Donald Trump los castigue con un impuesto en zona franca porque, insistió, "nos friega".