Fue atacado tras denunciar al exlíder de La Luz del Mundo y consiguió asilo en EEUU: el periplo de Moisés Padilla
Un vuelo de una aerolínea norteamericana trajo en 1998 a Moisés Padilla a Estados Unidos. Unos meses antes lo habían secuestrado y atacado brutalmente en Jalisco tras denunciar que el entonces dirigente de la iglesia La Luz del Mundo, Samuel Joaquín Flores, lo abusó sexualmente siendo un menor de edad. Hubo varios acusadores, pero el caso jamás prosperó en las fiscalías mexicanas.
Padilla, quien tenía entonces 34 años, se fue de su país y buscó refugio en Estados Unidos. Vivió los primeros años en barrios hispanos de este lado de la frontera, mientras la Oficina de Inmigración evaluaba su solicitud de asilo. El trámite alegaba que su vida corría peligro en México por una “persecución” por parte de dicha iglesia.
En Hermosa Provincia, la colonia de Guadalajara donde está la sede de La Luz del Mundo, él se volvió un fantasma. Para la cúpula de esa congregación es un difamador “con oscuros intereses”; pero otros lo consideran “un héroe” que se atrevió a destapar el abuso sexual que ocurría en el interior de los templos, aunque el precio que pagó fue muy alto.
La vida de Padilla ha sido un misterio desde que habló por última vez con los medios de comunicación en febrero de 1998, cuando se recuperaba del ataque en un hospital público de Guadalajara. En esa época contó que lo raptaron frente a su casa y que lo apuñalaron varias veces hasta darlo por muerto. Su cuerpo ensangrentado quedó tirado en un paraje solitario y éste se arrastró hasta una carretera.
“Sentí como que algo me tronaba”, describió el primer piquetazo que recibió cerca de la nuca, en una entrevista que entonces concedió a Noticias Univision. “Sentí otros impactos en la parte de la espalda y de los costados (…) Cuando aflojé el cuerpo ellos pensaron que yo ya estaba muerto”, continuó.
“En este caso no descarto la posibilidad de que el atentado contra mi vida hubiera sido una ofrenda o un regalo de cumpleaños para Samuel Joaquín Flores”, acusó Padilla.
Los reportes médicos señalan que él resultó con más de 60 heridas provocadas con un objeto filoso.
Un año antes de la agresión, Padilla acudió a la televisora más importante de México para hablar sobre lo que le había pasado durante un viaje con Joaquín Flores a finales de 1981, cuando era un adolescente.
"Se acercó, metió su mano en el frente del cierre de mi pantalón y comenzó a estimular mi pene", relató al programa Detrás de la Noticia de Televisa. "Yo me sentí confundido (…) Pero como siempre en la iglesia nos han dicho que no debemos juzgar a un ‘varón de Dios’, yo callé", continuó.
Hasta la fecha, La Luz del Mundo ha rechazado esta denuncia y subraya que su exdirigente, quien falleció en 2014, jamás fue llevado ante los tribunales por nada.
“Fueron igualmente acusaciones falsas, ninguna de ellas procedió y constan en documentos oficiales que fueron simplemente calumnias”, dijo en junio pasado Adrián Calvillo, vocero de esta iglesia, a la periodista Ahtziri Cárdenas, corresponsal de Univision en Jalisco.
Ahora es Naasón Joaquín García, hijo de Samuel Joaquín Flores y actual líder de la congregación, quien enfrenta señalamientos de abuso sexual de menores y otros delitos en la Corte Superior de Los Ángeles. La Fiscalía de California lo acusó de nuevo después de que un de jueces desestimó el primer caso por una falla técnica. Esta vez le impusieron 23 cargos. Él se ha declarado inocente.
Las denuncias que nadie escuchó
Dentro del expediente que Padilla entregó al gobierno estadounidense solicitando asilo están las denuncias que él y otros feligreses interpusieron en 1997 y 1998 contra Samuel Joaquín Flores ante la Procuraduría General de la República de México (PGR), la Secretaría de Gobernación de ese país (SEGOB) y la Fiscalía del estado de Jalisco. Ninguna de esas quejas prosperó.
En la primera acusación, sometida el 16 de julio de 1997 en la Subsecretaría de Asuntos Jurídicos y Asociaciones Religiosas de la SEGOB, Padilla expone que su propio padre, Primitivo Padilla Haro, quien tuvo varios cargos dentro de la iglesia, incluyendo ser juez del registro civil de Hermosa Provincia, “llegó al extremo de poner a disposición del servicio de Samuel Joaquín Flores a mi hermana Magdalena Padilla Íñiguez, quien ha vivido desde su infancia bajo la servidumbre” de éste.
La denuncia también alega que en 1982, cuando tenía 16 años, fue invitado a un viaje a Puerto Vallarta con Joaquín Flores. “A base de engaños abusó (de mí) sexualmente al llevar acabo conmigo un acto erótico sexual, incluyendo una cópula, que me provocó un grave trastorno emocional y espiritual”, cita.
En su declaración señaló que el llamado ‘Apóstol’ le dijo que era un “ángel” que no tenía sexo y le pidió que no hablara nunca más sobre lo ocurrido. “Posteriormente me enteré que otra de mis hermanas era seducida por Samuel Joaquín y que Magdalena se encontraba sufriendo vejaciones”, agrega.
Para sustentar el caso, los abogados de Padilla enviaron a la Oficina de Migración recortes de diarios mexicanos que informaron sobre las denuncias que hizo Padilla, las protestas realizadas para que los escucharan los fiscales, cómo las autoridades de Jalisco negaron protegerlo tras una serie de ataques contra otros fieles y también sobre el secuestro y la agresión que sufrió su cliente en 1998.
Padilla declaró el 10 de febrero de 1998 ante la Fiscalía de Jalisco, que ya lo protegía, que un hombre se acercó y tras insultarle le encajó "algo puntiagudo".
Nadie fue a la cárcel por este incidente y en aquella época los voceros de La Luz del Mundo incluso alegaron que era parte de una “campaña difamatoria que bajo diversos pretextos se ha venido sustentando sin más pruebas que las declaraciones calumniosas de un grupúsculo de disidentes con oscuros intereses”.
José González, quien fue el fiscal a cargo del caso, explicó a Noticias Univision en junio de 2019 que las averiguaciones no avanzaron por falta de cooperación. “La familia (de Moisés Padilla) se alejó, no sé si se asustaron. Pero ya fue muy difícil localizarlos y aportar algún otro medio de prueba para esclarecer e identificar” a los sospechosos, afirmó.
Su camino para alcanzar el asilo
El 13 de mayo de 1999, la Oficina de Inmigración de Estados Unidos le notificó a Moisés Padilla que había recibido sus huellas digitales, eran los primeros pasos de su solicitud de asilo, según documentos que integran su expediente migratorio, los cuales fueron obtenidos por Univision Noticias.
Un psicólogo especializado en atender a inmigrantes que han sido víctimas de tortura evaluó a Padilla a lo largo de cinco sesiones y en abril de 1999 le diagnosticó trastorno de ansiedad con características de Estrés Postraumático (que en ingles se conoce con las siglas de PTSD).
“Él está claramente convencido de que si es deportado su vida correrá peligro (…) Aunque no estoy en una posición para objetivamente verificar las circunstancias de ese miedo, puedo afirmar que ese miedo es auténtico y creíble”, se lee en una carta del experto.
“En mi opinión profesional, una deportación a México afectaría claramente el bienestar psicológico del señor Padilla, ya que lo expondría a la situación en la que fue secuestrado y donde ocurrieron sus lesiones casi fatales”, concluye el análisis.
Por su parte, un médico que fue uno de los fundadores del Grupo Médico de Amnistía Internacional en Los Ángeles que atendía a refugiados torturados, le realizó una evaluación física y le encontró al menos 53 cicatrices en su cuerpo, incluyendo 2 en la nuca, 14 en el cuello, 20 en el pecho y 10 en los costados.
“La examinación del señor Padilla es similar, en mi experiencia, a la de sobrevivientes de tortura que he revisado tras años de sus episodios traumáticos”, indicó el doctor. “Esas heridas fueron intencionalmente infligidas y son consistentes con la historia traumática del señor Padilla”, agregó.
Para agosto de 1999, un funcionario estadounidense redactó una carta respaldando el trámite del exmiembro de La Luz del Mundo. Ya el 28 de enero de 2000, el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), que años después se convirtió en la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS), aprobó el caso.
Padilla se enteró hasta febrero, cuando su abogada, quien trabajaba para el Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), le envió una carta que decía: “Estamos cerrando su caso ya que usted ha ganado asilo”. También le avisó que el año siguiente calificaría para una residencia permanente. “Ha sido un gran placer trabajar con usted y conocerle”, se despidió.
Tras obtener el estatus de refugiado se le perdió el rastro a Padilla. Un vocero del USCIS dijo que no podía proporcionar información sobre él ya que los trámites de asilo son privados. Quien fue su abogada indicó asimismo que una política de confidencialidad le impide hablar sobre su cliente.
Tampoco fue posible localizar a Padilla para una entrevista. No está claro si obtuvo algún otro estatus migratorio, se quedó a vivir en Estados Unidos o decidió regresar a México. Actualmente tiene 56 años. La foto más reciente que se conoce de él es la que se tomó para la Oficina de Migración hace 20 años.
“Moisés es un héroe. Él y la gente que lo acompañó estuvieron solos. Lo hizo por él, por sus hermanas y por su madre, quienes también fueron víctimas. Hizo lo que nadie quiso por miedo”, lo describe Sochil Martin, la primera mujer que denunció a Naasón Joaquín García ante las autoridades de California.
“Él ha dejado una huella muy muy importante en la historia de los ex de La Luz del Mundo. De que, aunque tengas un mundo de mentiras en tu contra, esa verdad tarde o temprano va a salir”, dice.