Análisis de datos: estos son los errores de Trump sobre las visas H-1B
Desde el inicio de su campaña presidencial, Donald Trump ha exagerado sobre los efectos negativos que podría tener el programa de visas temporales H-1B en las tasas de desempleo y los salarios de los trabajadores estadounidenses.
El programa de visas H-1B fue creado en 1990 para que empleadores de Estados Unidos recluten temporalmente a profesionales extranjeros con alto nivel educativo. Empresas de tecnología e innovación en California y Nueva York están entre las mayores demandantes de esos profesionales, mayoritariamente participantes en el sector Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).
En contra de la evidencia, el presidente ha lanzado ataques infundados contra este tipo de visado para llenar su promesa de "traer de vuelta al país los empleos" perdidos en los últimos años.
Sin embargo, todo indica que Trump quiere defender a los estadounidenses de una falsa amenaza.
En Estados Unidos persiste la escasez de trabajadores en algunas áreas especializadas de ciencia y tecnología, especialmente en el sector privado, y el tipo de puestos que vienen a ocupar las personas con esas visas no está asociado a los altos niveles de desempleo. Desde 2010, por ejemplo, la tasa de paro en el sector profesional disminuyó dos puntos porcentuales, al tiempo que la aprobación de las visas H-1B aumentó más del 50%.
El desempleo afecta principalmente a los estadounidenses con bajo nivel educativo, quienes de todos modos no podrían acceder a los empleos especializados que ocupan los beneficiarios de estas visas.
También es un mito que a todos los trabajadores extranjeros que vienen con estos permisos se les paga menos dinero que a los estadounidenses y por eso les quitan las oportunidades. En realidad, los trabajadores extranjeros reciben mayores salarios, en promedio, que los trabajadores americanos y, aunque Trump lo dude, son altamente calificados.
Mientras que la academia mantiene una discusión abierta, con evidencia mixta y matices sobre si este programa de visas incentiva que los trabajadores de EEUU sean sustituidos por extranjeros, Trump vende la idea de que tal fenómeno es un hecho.
Así lo demuestra un análisis de Univision Noticias, que incluyó la revisión de 3.7 millones de solicitudes de certificación laboral H-1B que presentaron miles de empresas ante el Departamento de Trabajo en los últimos ocho años, así como datos del Departamento de Estado, entrevistas con investigadores académicos y la revisión de una decena de estudios de universidades estadounidenses.
¿Qué son y cómo funcionan las visas H-1B?
El gobierno puede aprobar un máximo de 85,000 visas H-1B por año. No obstante, las agencias gubernamentales y las universidades están fuera de ese límite por lo que al final se aprueba un número mucho mayor.
En 26 años, las autoridades de EEUU otorgaron un total de 2.9 millones de visas H-1B a trabajadores de otros países. Para obtenerlas, básicamente, las empresas que quieren traer trabajadores bajo este programa deben presentar una solicitud con todas las condiciones contractuales.
Esas condiciones son evaluadas por las autoridades gubernamentales para verificar si, por ejemplo, se pagará a un aspirante un salario más alto que el mercado y si sus habilidades son escasas. De esa manera se pretende garantizar que los trabajadores americanos no son afectados negativamente por los trabajadores extranjeros.
Según un análisis de Univision Data, cada vez hay más aprobaciones de puestos de trabajo bajo este programa.
Trump vs. las visas H-1B
Pese a los controles vigentes, Trump cree que esas visas dañan a los trabajadores estadounidenses, porque son sustituidos por extranjeros con un salario más bajo.
"El programa H-1B no es ni de altas habilidades ni de inmigración: se trata de trabajadores extranjeros temporales, importados de afuera, con el propósito explícito de sustituir a los estadounidenses por una paga más baja. Estoy totalmente comprometido a eliminar el abuso generalizado y rampante del H-1B", dijo Trump el 3 de marzo de 2016.
Su posición es contradictoria, pues ese mismo mes dijo en un debate republicano que el país necesitaba personas con altos conocimientos y si fuese necesario los traerían.
Sus propias compañías usan las visas H-1B para importar mano de obra. El año pasado Trump reconoció que no debería estar utilizando ese tipo de permisos.
En noviembre anunció que le pediría al Departamento de Trabajo "investigar todos los abusos de los programas de visas que socavan al trabajador estadounidense", y un borrador de la Casa Blanca que circuló en febrero también propone una depuración de todos los programas, entre ellos el H-1B, para asegurarse de que sólo se itan a los "mejores y los más brillantes".
Y este fin de semana, el gobierno suspendió temporalmente el proceso de expedición prioritaria de visas H-1B, por lo que de ahora en adelante todos los solicitantes tendrán que esperar por igual.
Las H-1B no tienen efectos económicos negativos claros
Pero no hay evidencia clara que respalde las críticas de Trump. Su visión general, que condena todo el programa por algunos abusos que se han registrado en el pasado, contrasta con múltiples investigaciones académicas que señalan un impacto económico mayor que cualquier efecto negativo.
Richard Larson, investigador de la división de ingeniería de sistemas del Massachusetts Institute of Technology, quien ha estudiado la escasez de trabajadores en el sector STEM, cree que Trump ignora el impacto tan variado que tienen estas visas en la economía y comparó su caso con el polémico veto migratorio a ciudadanos de siete países musulmanes, que terminó afectando por igual a refugiados y residentes legales de EEUU.
“El cuidado y los matices deben estar presentes en cualquier pregunta de política tan compleja como esta. Las situaciones pueden variar mucho, desde abusos terribles de la Ley hasta que las cosas funcionen como deberían. El reciente y precipitado veto migratorio es un clásico caso de falta de cuidado por esa heterogeneidad”, dijo Larson a Univision Noticias.
Los estudios sobre el efecto de este programa de visas en los trabajos y en los salarios arrojan distintos resultados, según quién lo mida. El economista Giovanni Peri, de la Universidad de California en Davis encontró evidencia de que en las ciudades, el incremento de trabajadores en el mercado STEM no provocó la sustitución de estadounidenses por extranjeros con una menor paga. Por el contrario, su investigación señala que los salarios de los empleados locales graduados de la universidad aumentaron.
Pero en 2014, un análisis del National Bureau of Economic Research encontró evidencia leve de que las visas adicionales que ganan las empresa en una lotería podrían ocasionar que bajen los salarios o que se contraten menos estadounidenses. Tampoco encontró evidencia se que las empresas beneficiadas por esas visas fuesen más innovadoras que otras.
Entre los grupos que miran con recelo las visas de trabajo están los sindicatos. Un informe publicado el año pasado por el Departamento de Empleados Profesionales criticó el programa H-1B al asegurar que impide, en el caso de los profesionales de Tecnologías, que los salarios aumenten más rápido.
Sin embargo, el mismo documento revela que el empleo en las áreas de computación y matemáticas aumentó en la última década, y representó casi el 80% de todo el crecimiento laboral en ocupaciones de STEM, con 838,000 nuevos puestos de trabajo desde la recesión de 2009.
Además, entre 2005 y 2015 se crearon 330,000 nuevos empleos en ingeniería y arquitectura, casi el mismo número que se perdió durante la crisis económica.
Sí son puestos altamente calificados
Una de las críticas de Trump es que esas visas no vienen a suplir puestos de trabajo altamente calificados, para lo cuales no hay suficiente mano de obra estadounidense. Pero es fácil poner en duda su premisa.
En primer lugar, para aplicar para ese programa se requiere de un título de bachiller universitario como mínimo. Eso implica tener un grado educativo igual o mayor al que tiene el 66% de los estadounidenses de más de 25 años, según un reporte del Censo publicado en el 2016.
Otro dato revelador es que, de todas las visas H1B que se aprueban anualmente, 20,000 se reservan exclusivamente para extranjeros con títulos universitarios avanzados, como maestría o doctorado, y que hayan sido obtenidos en universidades estadounidenses. Según el Censo, solamente el 12% de la población adulta del país (aproximadamente 30 millones de personas) tiene este tipo de educación especializada. Además, el desempleo no es tan grave entre los estadounidenses con bachillerato universitario o un grado superior: 3.7%, inferior a la cifra nacional registrada en enero de este año (4.8%).
De hecho, la gente con nivel educativo bajo enfrenta el mayor problema de desempleo en el país: el 10% de quienes sólo tienen un título de secundaria –o menos que eso– está desempleado.
También existe evidencia de que las visas H-1B se otorgan a extranjeros que tienen cada vez más escolaridad.
Un informe del 2011 del U.S. Government ability Program, una agencia investigadora del Congreso, detalló que en el año 2000, 40% de los beneficiarios del programa tenía una maestría o un grado académico mayor. Para el 2009, ese porcentaje había crecido hasta 60%. Este dato es importante, pues demuestra que más de la mitad de los extranjeros que reciben visas H1B tienen estudios de posgrado.
Sí hay escasez de estos trabajadores
Pese a la existencia del programa H1-B, buena parte de los empleos del sector de STEM no se llenan por falta de personas con las habilidades necesarias.
En 2015, Richard Larson y Yi Yue, investigadores del MIT, explicaron que esa escasez afecta de manera desigual al sector gubernamental y a la industria privada. “Mi adjetivo favorito en estas circunstancias es “heterogéneo”, dijo Larson a Univision para describir el problema.
El sector académico -que no tiene restricciones para pedir visas- es el que tiene un exceso de trabajadores de STEM en sus planillas. Pero en el sector privado empresarial sigue haciendo falta mano de obra, especialmente en las áreas de desarrollo de software, ingeniería de petróleo y científicos de datos; aunque hay abundancia de doctores en biomedicina, química y física, según Larson.
Por lo general, los sectores especializados donde se ubican las personas con este tipo de visas no enfrentan graves problemas de falta de trabajo. La tasa de desempleo en el sector profesional bajó de 4.5% en 2010 a 2% en enero de este año, mientras que en el mismo período el número de visas H-1B aprobadas se incrementó un 53%, según el Departamento de Estado. El año pasado el gobierno aprobó un total de 180,057 permisos de este tipo, la mayor cantidad anual desde la creación del programa.
La realidad es que el desempleo afecta mucho más a sectores como la agricultura, la pesca y las actividades forestales, donde el paro alcanzó el 10.4% el año pasado.
No hay evidencia de que los extranjeros sustituyan a los estadounidenses
Trump afirma que el único propósito del programa es que los inmigrantes sustituyan a los estadounidenses en sus trabajos y las empresas paguen salarios más bajos, pero esa premisa no tiene respaldo contundente.
“El efecto sustitutivo es debatible”, explica a Univision Noticias Madeline Zavodny, economista del Agnes Scott College. Zavodny estudió el efecto de esas visas en el sector tecnológico y encontró poca evidencia de que, efectivamente, afecten el salario de los estadounidenses.
Sin embargo, reconoce que otras investigaciones muestran resultados distintos a los de su investigación. "La evidencia económica es mixta, aunque una pequeña porción es negativa", explica.
Según Zavodny, el programa H-1B prevé formas de evitar la sustitución de trabajadores locales por extranjeros. Antes de pedir la visa al servicio de Inmigración, cada empresa debe solicitar una certificación al departamento de Trabajo, en la que se demuestra que la contratación no afecta los salarios ni las condiciones de trabajo de los estadounidenses.
Sí es cierto que la regulación tiene algunos portillos que permiten esta sustitución. Si bien existen topes al porcentaje de trabajadores con visas H-1B que integran la planilla de las empresas, ese límite se puede burlar si se contratan extranjeros con un salario superior a 60,000 dólares. “Esa regla debilita la protección de los trabajadores americanos de alguna forma”, opinó la economista.
Otros estudios que contradicen la visión de Trump los realizaron el Brookings Institution en 2013, y los investigadores del Instituto de Políticas Públicas de California, Magnus Lofstrom y Joseph Hayes en 2011. Ambos concluyeron que los trabajadores con visa H-1B reciben mejores salarios que los estadounidenses en la misma ocupación y edad.
“Mucho de eso depende del salario que deben pagar las empresas por quienes pretenden una visa. Si ese monto se define correctamente, no puede ser más barato contratar extranjeros si se consideran los costos para las empresas por la visa y el abogado que presenta la aplicación”, dijo la Zavodny.
Es por esas debilidades que se han registrado en la prensa casos de empleados estadounidenses que reciben un salario de 130,000 dólares y, luego de capacitar a sus sustitutos extranjeros con visas H1B que cobran la mitad del salario, son despedidos.
Otro caso visible se presentó en 2013, cuando la empresa india Infosys Corporation terminó pagando al gobierno 34 millones de dólares para librarse de una acusación judicial por fraude con visas de trabajo.
Sin embargo, la investigación demostró que la empresa traía trabajadores extranjeros utilizando otro tipo de visa, para ocupar puestos que podían desempeñar estadounidenses o bien otros extranjeros con visas H1-B, según documentos de la Corte del Distrito Este de Texas.
Infosys es la tercera empresa que más personas intenta traer mediante el programa H-1B, según los datos del Departamento de Trabajo. Univision buscó el criterio de la compañía para este reportaje, pero su representante de prensa, Pete Daly, informó que no se referirían al asunto.
Este y otros casos no parecen marcar una tendencia, sostiene la investigadora Zavodny. "Reciben mucha atención de la prensa, pero no es claro que eso sea la regla”.
A inicios de 2017, el Congreso recibió tres iniciativas de Ley que buscan reformar el programa H-1B. Una la impulsa la Representante Zoe Lofgren (demócrata de California) y las otras los congresistas Darrell Issa (republicano, California) y Chuck Grassley (republicano, Iowa).
Las iniciativas buscan combatir el "fraude y los abusos”. Quieren dar prioridad a los profesionales del mercado STEM que hayan estudiado en universidades estadounidenses y aumentan las multas a las empresas que incumplan la normativa, en el caso de Grassley. Además, proponen aumentar los salarios mínimos requeridos de 60,000 a 100,00 dólares, en el caso de Issa y elimina las cuotas de visas por país, para que haya más competencia, sin importar la nacionalidad, en el caso de Lofgren.
Actualmente, la mayoría de beneficiarios de estas visas provienen de la india y van a trabajar a empresas en California. En 2015, el 70% de todos los permisos (172,748) fueron otorgados a profesionales indios.
Lofgren está convencida que el programa H-1B sustituye los trabajadores estadounidenses por extranjeros más baratos. "Esta legislación le asegura a los empleadores estadounidenses al talento que necesitan, y elimina los incentivos que tienen las compañías para bajar los salarios y externalizar empleos", dijo la representante en una respuesta enviada por su oficina a Univision.
La posición de los congresistas, sin embargo, contrasta con un informe reciente del Harvard Business School, que propone permitir la llegada de más trabajadores especializados del extranjero para mantener la competitividad del país.
Todos estos datos apuntan a que el reclamo del presidente Trump no tiene bases sólidas. Los datos no han demostrado que realmente las visas H-1B sean un peligro para la economía de las familias estadounidenses.