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Se dispara el número de centroamericanos que piden asilo en México ante la dificultad de llegar a EEUU

En los primeros nueve meses de 2016, más de 4,000 hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses solicitaron asilo en México, apuntan las autoridades. Eso es más que el número total de solicitantes desde 2010 hasta 2014.
15 Dic 2016 – 04:09 PM EST
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Kevin García, de 19 años, de Comayagua, Honduras, se toma un descanso de su labor de ordenar las donaciones en un refugio en la Ciudad de México. Crédito: Martha Pskowski

CIUDAD DE MÉXICO, México.- Mario Rodríguez, de 20 años de edad, está ordenando las donaciones en el refugio de migrantes de la Ciudad de México donde vive: pasta de dientes, lápices, bolígrafos, camisetas. Amable, de hablar suave, lleva una gorra de visera plana, camiseta y pantalones de ejercicio.

Rodríguez llegó a la ciudad hace apenas una semana, después de huir de la violencia en su ciudad natal en el estado hondureño de Olancho.

Hace unos meses, un compañero en la fábrica donde trabajaba se enojó porque Rodríguez tenía al camión de la empresa. El hombre lo enfrentó con una pistola, y le dijo: "Hoy te voy a matar".

Finalmente, el agresor se echó atrás, pero Rodríguez no quiso volver al trabajo. Tenía miedo de informar del incidente a la policía, y le preocupaba que el hombre perteneciera a una pandilla. Poco después, Rodríguez se unió a algunos conocidos en la capital, Tegucigalpa, y se dirigieron hacia al norte en dirección a México.

Ahora, Rodríguez es uno entre una docena de jóvenes centroamericanos que viven actualmente en un centro de protección para migrantes adolescentes ( Ceproiac). No tiene planes de seguir hacia el norte. En cambio, está estudiando las opciones legales para permanecer en México.

México ha sido durante mucho tiempo un país de tránsito para migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos; se estima que pasan más de 200,000 anualmente. Pero en los últimos años, conforme el viaje por México hasta la frontera con Estados Unidos se ha vuelto más caro y peligroso y conforme ha empeorado situación en Centroamérica, México también se ha convertido en un destino.

"Sé que no es seguro cruzar la frontera norte", explicó Rodríguez, mientras descansaba en el refugio en su día libre de un empleo como pintor en el centro de la ciudad. "Mientras tanto, tengo la opción de quedarme aquí y obtener documentos".

Ceproiac abrió en el otoño de 2015, en la ciudad de Oaxaca, Oaxaca, y se trasladó a la Ciudad de México en julio de este año. Atiende a adolescentes y jóvenes adultos guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y nicaragüenses que solicitan asilo o protección humanitaria en México.

Se disparan las solicitudes de asilo

Comar, la Comisión Mexicana en Ayuda a Refugiados, informó que en los primeros nueve meses de 2016, 4,032 hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses solicitaron asilo en México, más que el número total de solicitantes desde 2010 hasta 2014. Aunque menos de una tercera parte tiene éxito, ese promedio ha ido aumentando.

El número de menores centroamericanos no acompañados que solicitan el estatus de refugiados en México también está aumentando, con 175 solicitudes en 2016 hasta finales de septiembre, en comparación con 55 en 2013.

Jorge Ríos, abogado de Sin Fronteras, una organización sin fines de lucro con sede en la Ciudad de México que apoya a solicitantes de asilo y refugiados, atribuye este aumento al temor que generan las tristemente célebres pandillas centroamericanas como la Mara Salvatrucha (MS 13) y la Barrio 18, mejor conocidas como maras, así como al endurecimiento de la aplicación de las leyes de inmigración en México.

"Solíamos ver principalmente a hombres que viajaban solos por México, pero ahora son familias enteras que vienen. Las pandillas usualmente sólo amenazaban y atacaban al cabeza de familia, pero cada vez más están enfocándose en los niños", dijo.

En su viaje hacia el norte, Rodríguez fue asaltado una vez en Guatemala y dos en Chiapas. Brevemente abordó el famoso tren de carga conocido como "La Bestia", y caminó por sus vías durante cinco días, antes de llegar a Veracruz y luego a la Ciudad de México.

Endurecimiento de la vigilancia en la frontera

Durante la "crisis fronteriza" de 2014, cuando un número sin precedentes de mujeres y niños llegaron a la frontera entre México y Estados Unidos, Washington presionó a México para que reforzara el cumplimiento de las leyes migratorias. El presidente Enrique Peña Nieto anunció el "Plan Frontera Sur" en junio de 2014, que aceleró las detenciones y deportaciones de migrantes en todo México para frenar el flujo de centroamericanos que llegaban a la frontera con Estados Unidos.

El plan ha funcionado.

Las detenciones han aumentado en México, y la llegada de mujeres y niños a la frontera con Estados Unidos han disminuido. Las detenciones de migrantes centroamericanos en México aumentaron en un 71% entre julio de 2014 y junio de 2015 respecto al mismo período del año anterior.

Sin embargo, el plan ha empujado a los migrantes hacia rutas más clandestinas, y a su vez, los coyotes han subido sus tarifas, cobrando más de 7,000 dólares por cruzar México desde la frontera con Guatemala.

Además de varios robos, Rodríguez presenció cómo las autoridades migratorias están tomando medidas drásticas en el sur de México. En Chiapas, los agentes de inmigración los sorprendieron a él y a sus compañeros de viaje cerca de las vías de La Bestia.

"Uno de ellos estuvo muy cerca de atraparme, me agarró la mochila. Pero logré dejarlo atrás", dijo.

Tuvo dos encuentros cercanos más con los agentes de inmigración antes de llegar a Veracruz, donde las mujeres de la organización "Las Patronas", conocida por alimentar a los migrantes que pasan por la ciudad del mismo nombre, le recomendaron dirigirse a Ceproiac en la Ciudad de México.

Un refugio seguro

Muchos centroamericanos no saben que tienen el derecho a solicitar asilo hasta que empleados o voluntarios del refugio de migrantes se lo informan. Aunque las autoridades de inmigración tienen la obligación legal de informar a los migrantes de sus derechos cuando son detenidos, los agentes a menudo no lo hacen o los disuaden activamente de solicitar asilo.

Ceproiac es una organización hermana del refugio Hermanos en el Camino en Ixtepec, Oaxaca, que el padre Alejandro Solalinde fundó en 2007. Después de la creación del Plan Frontera Sur, adolescentes y jóvenes adultos que enfrentan persecución por parte de los maras en sus países de origen se alojaron en Ixtepec durante meses. Al no poder continuar hacia el norte debido a las redadas de inmigración contra La Bestia, muchos de ellos intentaron regularizar su situación migratoria en México.

Ceproiac fue fundada para satisfacer esta necesidad, y abrió sus puertas en la capital de Oaxaca en septiembre de 2015, bajo la dirección del psicólogo español Carlos Moriano.

Entre septiembre de 2015 y julio de 2016, seis residentes de Ceproiac recibieron el estatus de refugiados. Tres más tienen actualmente sus casos bajo revisión. Otros siete recibieron visas humanitarias, que les otorgan la residencia en México por un año y están sujetas a renovación. Las visas humanitarias están disponibles para los migrantes que no califican para el asilo, pero fueron víctimas o testigos de crímenes en México.

"Estos jóvenes están huyendo de sus países, en algunos casos, literalmente bajo fuego", dijo Moriano en una entrevista con Univision en Oaxaca. "Es un milagro que algunos de ellos lograran escapar".

Explicó que muchos adolescentes se ven obligados a unirse a las maras, pero llegan a un punto crítico y deciden escapar. "Para algunos de ellos, fue el momento en que un líder de la banda les ordenó matar a alguien", dijo Moriano.

En marzo, Univision entrevistó a jóvenes que se alojaban en el albergue en Oaxaca, incluyendo un joven de 17 años que pidió no ser identificado por su nombre debido a las amenazas contra él en El Salvador.

Solo dos semanas antes, su hermano había sido asesinado en Sonsonate, El Salvador. Antes de eso, habían matado a un primo suyo.

"Ellos ( de la MS 13) me habían dado varios días antes de que volvieran y me mataran", dijo. "Me fui para sobrevivir, para escapar de las bandas. No era mi idea irme a Estados Unidos".

Él estaba esperando el resultado de su solicitud de asilo.

"No puedo volver, las bandas y la policía dominan El Salvador. La policía incluso trabaja con las bandas", dijo.

Una "crisis de protección"

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) informa que el Plan Frontera Sur ha aumentado la aplicación de las leyes migratorias en México, sin aumentar la capacidad para determinar si los migrantes detenidos corren peligro en sus países en caso de ser deportados. Frente al aumento de la violencia, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha pedido acciones urgentes y dijo que los centroamericanos enfrentan una " crisis de protección".

La Procuraduría de Protección de Niñas Niños y Adolescentes es la encargada de velar por que los menores no acompañados no sean retenidos en los centros de detención de inmigrantes, aunque Ríos dice que la aplicación de la ley es poco estricta.

"Legalmente es muy difícil para los menores no acompañados regularizar su situación migratoria sin firmas ni documentos de sus padres. Muchos prefieren ser deportados, e intentar cruzar de nuevo sin quedar detenidos".

La dificultad en la solicitud de asilo parte de la sobrecargada comisión mexicana para los refugiados, Comar. En los primeros nueve meses de este año 5,944 personas de todo el mundo solicitaron asilo en México y 3,197 completaron proceso de solicitud. Comar tiene aproximadamente 40 empleados para procesar estas solicitudes.

Ríos dijo que la sobrecarga crea problemas sistemáticos y resoluciones de asilo mal informadas. Por ejemplo, mientras que la Comar requiere por ley entrevistar a los solicitantes de asilo en persona, muchas entrevistas se realizan por teléfono.

Los solicitantes de asilo deben abrir su caso dentro de los 30 días posteriores a su entrada en territorio mexicano. Comar tiene 45 días hábiles para resolver cada caso y dos semanas para notificar al solicitante, lo que significa que el proceso puede durar de nueve a once semanas.

En la Cumbre de las Naciones Unidas para los Refugiados y los Migrantes en Nueva York el 19 de septiembre, Enrique Peña Nieto se comprometió a aumentar en un 80% el personal de Comar.

Comar, una filial de la Secretaría de Gobernación, rechazó una solicitud de entrevista para esta historia.

Muchos jóvenes en el refugio de la Ciudad de México han optado por solicitar una visa humanitaria, en lugar de asilo. El proceso es más rápido, y tiene una mayor tasa de éxito. Desde 2010, sólo el 28% de los cerca de 13,000 solicitantes centroamericanos han recibido el estatus de refugiados. Sin embargo, el visado humanitario sólo dura un año antes de necesitar renovación.

"Hay candidatos que no tienen dinero para comprar comida mientras esperan [por el asilo]. Hay personas que nos han dicho que van a pie hasta la oficina de Comar porque no tienen dinero para el pasaje del metro", dijo Ríos.

Alrededor del 45% de los centroamericanos que solicitaron asilo en 2016 abandonaron el proceso, a menudo debido a los limitados recursos económicos para mantenerse mientras dura el trámite, o a la falta de asesoramiento jurídico.

La lucha para integrarse

Incluso los centroamericanos que reciben asilo enfrentan problemas complejos para asentarse en México. Esto sucede especialmente con los jóvenes hospedados en Ceproiac, muchos de los cuales huyeron solos a México y deben apoyar a los de su familia en sus países natales.

A los centroamericanos, incluso si tienen la residencia, a menudo se les paga menos que a los mexicanos, y muchos informan de dificultades a la hora de alquilar apartamentos y en el a los servicios gubernamentales.

Otros son víctimas de crímenes en México. Un joven hondureño que recibió asilo mientras vivía en el refugio de Oaxaca fue asaltado por policías en su barrio de clase trabajadora en la Ciudad de México. Fue un proceso largo y costoso para reemplazar su documento migratorio.

Algunos de los que reciben visas humanitarias o el estatus de refugiados después deciden intentar cruzar a Estados Unidos porque no pueden salir adelante en México, o para buscar a sus familias.

Rodríguez dijo estar indeciso sobre si pedir asilo o una visa humanitaria. Con el trabajo de pintura que consiguió en el centro de la ciudad, podrá mantenerse mientras espera el proceso legal.

"En general, los mexicanos me han tratado bien y estoy planeando quedarme", dijo.

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