"¿Qué harán con la información?": el gobierno planea registros del iris, la voz y muestras de ADN para la 'green card' o el permiso de trabajo
Bajo el pretexto de la seguridad nacional, el gobierno de Donald Trump anunció la publicación de un nuevo reglamento que obligará a los extranjeros que soliciten beneficios migratorios, incluyendo la residencia legal permanente, que además de entregar sus huellas digitales deberán someterse al registro del iris ocular, de voz y muestras de ADN.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dijo el martes que el plan es parte de una expansión y modernización de los “métodos para recopilar datos biométricos que establecerán un propósito regulatorio definido para los datos biométricos”.
“No sabemos por ahora cuándo ni como van a implementar esta nueva regla”, dice Jaime Barrón, un abogado de inmigración que ejerce en Dallas (Texas). “Por ahora hay dos versiones. Una, que el gobierno quiere tener toda la información de un individuo para el caso que en el futuro quiera revisar su historial si esa persona llega a cometer un crimen. Y por otro lado, se trataría de una invasión a la privacidad que va más allá de la simple toma de huellas digitales”.
“Pero hay una tercera preocupación”, agrega. “El gobierno no indica qué tan avanzado tenga su aparato tecnológico, por lo que asumimos que todo cambio causará gastos adicionales y retrasos en las gestiones de inmigración, más allá de las demoras que hoy en día existen”.
El plan
Según el DHS, la recopilación de datos biométricos “autorizaría el uso ampliado” de información personal “más allá de la verificación de antecedentes para incluir la verificación de identidad, la producción segura de documentos y la gestión de registros”.
El ministerio dice que la regla propuesta “mejora el proceso de selección e investigación de antecedentes y reduce nuestra dependencia de documentos en papel e información biográfica para probar la identidad y las relaciones familiares”.
En marzo de este año la Unión Americana de Libertades Civiles ( ACLU) dijo que este tipo de tecnología que trata de implementar el gobierno, incluyendo el reconocimiento facial, a diferencia de otras formas de verificar la identidad de una persona, “puede permitir la vigilancia gubernamental persistente a gran escala”.
“Esta tecnología de vigilancia no regulada amenaza con alterar fundamentalmente nuestra sociedad libre y necesita urgentemente una supervisión democrática. El público tiene derecho a saber cuándo, dónde y cómo el gobierno está utilizando 'estas herramientas' y qué salvaguardas, si las hay, existen para proteger nuestros derechos”, dijo Ashley Gorski, abogada del Proyecto de Seguridad Nacional de la ACLU.
El nuevo estándar
De acuerdo con las explicaciones del DHS, la nueva regla “crearía normas claras para usar la información recopilada”.
Pero Barrón dice que “esto está por verse. Estamos hablando de lo que hará la agencia en el futuro, no ahora, con esos datos”.
Sin embargo, el ministerio insiste en que las nuevas directrices “eliminarán cualquier ambigüedad en torno al uso de datos biométricos por parte del Departamento, estableciendo estándares claros sobre cómo y por qué recopilamos y usamos esta información", dice Kenneth Cuccinelli, subsecretario del DHS.
“Aprovechar la tecnología disponible para verificar la identidad de una persona que estamos evaluando es un gobierno responsable”, indicó. “La recopilación de información biométrica también protege contra el robo de identidad y frustra a los estafadores que no son quienes dicen ser", aseguró.
Para la ACLU, que en marzo presentó una demanda para detener el uso de tecnología de reconocimiento facial, los tribunales deberían ordenar al gobierno mayor transparencia y que las agencias entreguen registros relacionados con planes de implementación, contratos, uso de la información recopilada y análisis de la efectividad de la nueva tecnología.
Detalles de la regla
El DHS indica que la regla propuesta autorizaría la recopilación de datos biométricos para verificación de identidad además de nuevas técnicas y que las tecnologías de reconocimiento de voz, iris y rostro son formas rápidas y precisas de confirmar la identidad de un solicitante que no requiere o físico.
Añade que la nueva norma “también autoriza al DHS a recopilar ADN o resultados de pruebas de ADN para verificar una relación genética reclamada cuando el solicitante o peticionario no puede proporcionar suficiente evidencia documental para establecer la relación reclamada” y que el uso de los resultados de las pruebas de ADN ayudará, por ejemplo, a establecer "unidades familiares".
El gobierno asegura que los datos que se recopilen “ayudará a los peticionarios” y al ministerio “a verificar las afirmaciones de relaciones genéticas y evitaría que los adultos que están bajo custodia se presenten falsamente como padres biológicos de menores que no están relacionados con ellos”.
“Al usar las pruebas de ADN para establecer una relación genética auténtica entre adultos y menores bajo la custodia del DHS, se puede proteger mejor el bienestar de los niños”, se lee en la notificación de la nueva regla.
“¿Qué es lo que quieren?”
No todos aceptan las justificaciones del gobierno. “Esto ya lo hicieron de manera limitada con los refugiados”, dice Lilia Velásquez, una abogada de inmigración y profesora adjunta de la facultad de leyes de la Universidad de California, en San Diego. “Pero uno se pregunta qué es lo que quieren, si están invadiendo nuestra privacidad y qué harán mañana con la información que hoy capturen”.
“Estamos en una nueva era tecnológica, nos estamos adaptando a los cambios. Pero lo que tenemos que ver es el propósito, de qué manera va a ayudar el que hagan una prueba del ADN a las personas”, agrega.
Velásquez añade que “si es para esclarecer la identidad correcta de cada individuo, es bueno. Pero de cualquier manera uno piensa qué pasará en el futuro, si hay o o propósitos ilícitos, nefastos. Y por qué no decirlo, vemos las medidas que toma el gobierno con nuevas sospechas, qué quieren hacernos estos canallas. No conocemos las razones de fondo de estas políticas. Eso es lo que falta”.
Para Velásquez, una manera de expresar las dudas “será cuando la regla se publique en el registro federal y emitamos comentarios sobre la propuesta. Esa es una oportunidad de explicar nuestros temores y evitar que se violen los derechos de privacidad de las personas”.
“Tenemos que ver la totalidad de las circunstancias. Siempre estamos con que nos quieren hacer algo, para qué lo quieren. Tenemos que estar vigilantes, pero al mismo tiempo aceptar las nuevas medidas y tecnologías, siempre y cuando se utilicen para ayudar”, señaló.
La ley del más, más, más…
Para la abogada de derechos civiles Lida Rodríguez, esta nueva regla le permitirá al gobierno “obtener más información, contar con más personal y almacenar más información sobre las personas, sobre todo como parte del proceso de inmigración”.
En cuanto a la legalidad de la nueva regla, indicó que “no lo sabemos todavía porque estamos entrando en un terreno nunca visto. Hay poca legislación federal, estatal y local respecto al uso de información biométrica de las personas”, señaló.
“Esta recopilación sería sin precedentes y no hay indicación de que cuando una persona se haga ciudadana estadounidense, esa información se vaya a borrar. No lo sabemos, ni tampoco en qué momento esos datos serán retirados de las bases de datos del gobierno”, indicó, una preocupación que también comparte la ACLU.
A pesar de que por ley, el gobierno no debe invadir la privacidad de los ciudadanos, Rodríguez explicó que durante el proceso migratorio la información de estadounidenses que piden a familiares quedará en manos del DHS, “y no sabemos si habrá manera que esos datos serán eliminados en algún momento”.
Tampoco existen por ahora garantías de que los datos que se recauden para este propósito no sean utilizados luego para un propósito diferente, ha advertido la ACLU.
“En este momento no hay manera de asegurarse que la información que recopila el gobierno vaya a ser usada correctamente”, asegura Rodríguez, que agrega que “la tecnología de la que estamos hablando no está suficientemente desarrollada y es discriminatoria. Estudios revelan que negros e hispanos tienen mucha más posibilidad de ser mal identificados por estas herramientas. Eso afecta la privacidad de las personas”, concluyó.