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Trump planea enviar a la Guardia Nacional a la frontera mientras "se construye el muro"

"Es un gran paso", dijo el presidente, quien aseguró que discutió la propuesta con el secretario de Defensa, Jim Mattis. Se trata de una nueva escalada retórica del presidente contra el ingreso de indocumentados por la frontera sur.
3 Abr 2018 – 01:07 PM EDT
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El presidente Donald Trump anunció este martes que enviará soldados para proteger la frontera sur de Estados Unidos mientras obtiene fondos para la construcción del muro, su principal promesa de campaña.

"He estado hablando con el general (y secretario de Defensa, Jim) Mattis, haremos cosas militarmente. Hasta que podamos tener un muro y la seguridad adecuada, vamos a proteger nuestra frontera con los militares. Es un gran paso. Realmente nunca lo hemos hecho antes. Ciertamente no lo hemos hecho muchas veces en el pasado", dijo Trump rodeado de otros funcionarios, entre ellos, Mattis.

Aunque Trump no concretó a qué tropas se refería, los periodistas presentes en la reunión explicaron más tarde que la opción discutida fue movilizar en la frontera a guardias nacionales, quienes dependen del Pentágono en coordinación con los estados.

En esa reunión con el presidente, en la que se habló de la Guardia Nacional en la frontera, estuvieron presentes el secretario de Defensa, James Mattis; la secretaria de Seguridad Nacional, Kirsten Nielsen; el fiscal general, Jeff Sessions, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Joseph Dunford, según informó la agencia Reuters.


Las palabras de Trump llegan después de días de continuos ataques a través de Twitter contra México y otros países, tras la presencia de una caravana de migrantes que, según él, quería entrar en el país:

"La gran caravana de gente desde Honduras, que está cruzando México y acercándose a nuestra Frontera de ‘Leyes Débiles’ debe ser detenida antes de llegar. La fuente de beneficios del NAFTA está en juego, lo mismo que la ayuda exterior a Honduras y otros países que lo permitan. ¡El Congreso debe ACTUAR YA!”, había dicho en la mañana del martes.


Sin embargo, los migrantes de la marcha no tienen como objetivo entrar a suelo estadounidense. Su intención con el llamado 'viacrucis', que se viene celebrando desde hace años, solo quiere poner el foco en las condiciones de pobreza e inseguridad que se vive en algunos países centroamericanos. Algunos de ellos sí han mostrado su interés en quedarse en México y otros indicaron que tal vez podrían pedir asilo en Estados Unidos, pero siempre siguiendo las vías legales.

El presidente ha aprovechado esta caravana para tratar de impulsar en el Congreso su radical agenda de política migratoria. Desde el domingo, está pidiendo a los representantes que actúen e incluso ha solicitado que en el Senado echen mano de la 'opción nuclear' para aprobar nuevas leyes migratorias.

"No tenemos frontera"

Trump dijo el martes que el país ya no cuenta con seguridad fronteriza. "Si llega a nuestra frontera (la caravana) nuestras leyes son tan débiles y tan patéticas... es como si no tuviéramos frontera", agregó el mandatario desde la Casa Blanca.

"Se llama capturar y liberar (' catch and release'). Los capturas, los registras y entran en nuestro país, no puedes sacarlos. En muchos, muchos casos no deberían estar aquí", aseguró Trump al referirse sin nombrarlos, a los niños indocumentados que son detenidos en la frontera.

Lo que no explicó Trump es que desde una ley vigente desde el año 2008, el Congreso prohibió la deportación inmediata de niños que no sean de países fronterizos, quienes deben ser presentados ante una corte de inmigración y que sea un juez que decida su futuro en EEUU. A su vez, un acuerdo judicial de 1997 prohíbe al gobierno federal arrestar a menores de edad.

La medida anunciada por Trump no da muchos detalles de cómo será implementada, en todo caso significa una escalada importante en la presencia de efectivos en la frontera con México, la patrulla fronteriza, que no forma parte de las fuerzas armadas, es la autoridad encargada de proteger la línea de demarcación binacional.


Además, la decisión de Trump se une a su decisión de no seguir buscando un acuerdo con el Partido Demócrata para garantizar fondos para su muro a cambio de dar una solución permanente a los dreamers, aún amparados por DACA tras la decisión de tribunales.

Por ahora, México no ha realizado comentarios de esta nueva medida del gobierno estadounidense. Sin embargo, sí lo hizo el lunes sobre el debate generado por la caravana de migrantes. A través de un comunicado firmado por la Secretaría de Gobernación y la de Relaciones Exteriores, el gobierno indicó que "la política migratoria de México es definida de forma soberana y a través de ésta se busca asegurar que la migración ocurra de manera legal, segura, ordenada y con pleno respeto a los derechos de las personas".

En medio de este ambiente, y con motivo de la marcha de los centroamericanos, el presidente también amenazó este martes con cortar "ayuda" a Honduras y otros países que permitan la marcha. Precisamente, el gobierno de Estados Unidos debe anunciar, como muy tarde el 6 de mayo, si mantiene o cancela el Estatus de Protección Temporal (TPS) de Honduras, que protege de la deportación a unos 86,000 indocumentados.

El muro aún es una promesa

Trump no ha podido asegurar aún los fondos, unos 25,000 millones de dólares, para construir el prometido muro fronterizo. Primero había dicho que México lo pagaría de alguna manera y se manejó la posibilidad de usar las remesas que se envían al país latinoamericano para ello. Luego indicó que el Congreso legislaría sobre eso a través de la ley de presupuesto, pero solo se pudo asegurar un pequeño monto ($1,600 millones) para mejorar la barrera fronteriza que ya existe.

En los últimos días algunos medios indicaron que el presidente está intentando usar fondos asignados al Pentágono, bajo la justificación de que se trata de un asunto de seguridad nacional.

La última vez que el gobierno de EEUU envió militares a la frontera fue durante los gobiernos de Barack Obama y George W. Bush. La operación, denominada 'Jump Start' durante Bush, consistió en el envio de efectivos de la guardia nacional. Se anunció en mayo de 2006 y estuvo activa hasta julio de 2008. En el gobierno de Obama también fueron desplegados unos 1,200 efectivos de esa fuerza en 2010 en el marco de la Operación Phalanx.


En el momento de mayor presencia -durante la istración Bush- se contabilizaron 6,000 soldados de la guardia nacional en operaciones que consistieron en la protección de la frontera y la construcción de largos tramos de la valla fronteriza que actualmente existe.

Los efectivos no estaban involucrados en operaciones de detención y cumplimiento de la ley, solo de apoyo a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y la Patrulla Fronteriza en temas istrativos, de observación y recolección de datos de inteligencia, así como proyectos de ingeniería civil. Esto permitió que funcionarios dedicados a las agencias fronterizas que estaban en labores istrativas, estuvieran en el terreno deteniendo a inmigrantes indocumentados y otras actividades.

La guardia nacional solo usaría la fuerza para responder agresiones del mismo nivel. Básicamente su responsabilidad fue de observar y reportar.

Durante ese periodo de dos años durante Bush más de 176,000 indocumentados fueron arrestados en la frontera y unas 321,000 libras de marihuana y cocaína fueron decomisadas. Unas 38 millas de valla fronteriza fue construida, según datos de los archivos de la patrulla fronteriza.

Durante Obama el número de detenidos ascendió a más de 25,000 indocumentados. Sin embargo, el esfuerzo económico que este despliegue significó durante las dos presidencias generó críticas. Según un informe del diario The Washington Post en 2011, cada detención de indocumentados en el despliegue ocurrido durante Obama costó unos 6,271 dólares.

El periodista Damià Bonmatí contribuyó en el reporteo de esta nota.

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