Responsable del tiroteo en un club LGBTQ+ de Colorado Springs es condenado a cadena perpetua
El autor del tiroteo que mató a cinco personas en un club LGBTQ+ de Colorado Springs el año pasado fue condenado a cadena perpetua tras declararse culpable de cinco cargos de asesinato en una audiencia judicial celebrada este lunes.
"Yo, intencionalmente y tras deliberarlo, causé la muerte de cada víctima", dijo el atacante, Anderson Lee Aldrich, un joven de 23 años que se declara no binario.
Sobre la acusación de que actuó motivado por los prejuicios, respondió: “No me opongo”, lo que significa que ni niega ni ite el cargo.
El atacante abrió fuego en el Club Q en Colorado Springs el 19 de noviembre del año pasado y el tiroteo solo acabó cuando dos clientes del local lo redujeron. Además de los cinco muertos, otras 17 personas resultaron heridas.
La declaración de culpabilidad llega después de que AP publicara una serie de llamadas suyas desde la cárcel en que muestra arrepentimiento, ocurre solo siete meses después del tiroteo y ahorra a las familias de las víctimas y a los sobrevivientes un juicio largo y potencialmente doloroso.
Algunos de los sobrevivientes que escucharon las conversaciones consideraron que eran un intento de evitar la pena de muerte, que todavía puede enfrentar en la justicia federal.
El ataque se produjo un año después de que fuera arrestado por amenazar a sus abuelos en un incidente en el que llegó a decir que iba a convertirse en el siguiente "asesino en masa".
Quienes lo conocieron, lo describían como una persona violenta y aislada, que no tenía trabajo.
Inicialmente, le habían imputado unos 300 cargos estatales, entre ellos asesinato y crímenes de odio. Al declararse culpable del tiroteo, los familiares de las víctimas se ahorran un potencialmente largo y doloroso proceso judicial.
El Departamento de Justicia no ha descartado procesarlo por crímenes de odio, según un alto funcionario citado por la AP.
En la audiencia, se pudo ver cómo familiares de las víctimas que estuvieron presentes tenían que limpiarse las lágrimas mientras el juez explicaba los cargos y decía los nombres de las víctimas.
Pese a que en el incidente en que fue arrestado por amenazar a sus abuelos habló de perpetrar un tiroteo múltiple, nada le impedía comprar armas legalmente.
La oficina del Sheriff de El Paso reconoció que no hubiera podido conseguir una orden judicial para impedir que pudiera comprar y poseer armas porque se le retiraron los cargos tras ser arrestado.
Los investigadores revelaron además que las dos armas que tenía durante el ataque eran "fantasma", de fabricación casera y sin número de serie.
¿Qué dijeron los familiares y amigos de las víctimas del tiroteo en el Club Q de Colorado Springs?
Familiares y amigos de las víctimas pudieron rendir declaraciones en la corte el lunes para recordar a sus seres queridos. Los sobrevivientes hablaron sobre cómo sus vidas se alteraron para siempre justo antes de la medianoche del 19 de noviembre cuando el atacante entró al Club Q y disparó indiscriminadamente un rifle semiautomático estilo AR-15.
El padre de un cantinero del Club Q dijo que Daniel Aston estaba en la plenitud de su vida cuando lo mataron a tiros.
“ Era una gran luz en este mundo que fue extinguido por un acto atroz, malvado y cobarde”, dijo Jeff Aston. “Nunca más lo escucharé reírse de mis chistes de papá”.
La madre de Daniel Aston, Sabrina, estuvo entre los que dijeron que no perdonarían los crímenes.
Otro perdonó a Aldrich sin excusar el crimen.
“Perdono a este individuo, ya que es un símbolo de un sistema roto, de odio y virulencia que se nos lanza como comunidad”, afirmó Wyatt Kent, socio de Aston. “Lo que me da alegría es que esta persona herida nunca podrá ver la alegría y la luz que se ha forjado en nuestra comunidad como resultado”.
Aldrich se estremeció levemente mientras las víctimas y los de la familia hablaban. El acusado también miró hacia abajo y miró de vez en cuando una pantalla que mostraba fotos de las víctimas.
Una de los sobrevivientes, Ashtin Gamblin miró fijamente el rostro de Aldrich mientras ejecutaba el ataque.
“Me acaricié con el cuerpo de mi amigo, empapando mi ropa en su sangre, aterrorizada de que esta persona pudiera regresar”, dijo Gamblin, quien recibió nueve disparos. “Espero que le pasen las peores cosas posibles en prisión, e incluso eso no será lo suficientemente bueno”.
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