Con más de 3,000 piedras preciosas: la historia de la corona que reposa sobre el féretro de la reina Isabel II
Desde el pasado miércoles, una enorme corona de diamantes y perlas se encuentra sobre el féretro que custodia los restos de la reina Isabel II, quien murió el pasado jueves a los 96 años de edad.
Se trata de la llamada Corona del Estado Imperial, la misma que Isabel usó para su coronación en 1953 y estará en esa posición, en el Salón de Westminster, durante los próximos cinco días hasta el momento en que la monarca sea sepultada en la cripta del Castillo de Windsor.
Esta pieza de orfebrería es quizás la joya más especial de la familia real, pues se compone de una colección invaluable de decenas de miles de piedras preciosas recolectadas a lo largo de los siglos por los reyes y reinas británicos.
La corona está montada sobre un marco en oro y ornada en su interior con un birrete de terciopelo púrpura. Pesa 2.3 libras (1.06 kg) y lleva casi 3,000 piedras, incluidos 2,868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y cinco rubíes.
Una corona forjada a través de los siglos
La corona, que inicialmente fue fabricada en 1937 por el joyero de la corona Garrad & Co para el rey Jorge VI, retoma el modelo de la que llevaba la reina Victoria, creada en 1838, con una base en pelo de armiño. Esta nueva corona fue diseñada para que la forma del cráneo del rey le encajara mejor.
Durante su reinado, la reina Isabel II usaba la corona cada año, para la apertura estatal del parlamento, mientras se sentaba en un trono dorado leyendo los planes legislativos clave del gobierno para el próximo año.
El término de "corona imperial de Estado" se remonta al siglo XV, cuando los monarcas ingleses eligieron una concepción de corona cerrada por arcos para demostrar que Inglaterra no estaba sometida a ninguna otra potencia del planeta, según el Royal Collection Trust, organismo que supervisa las colecciones de la familia real británica.
Una radiografía de las piedras que tiene la corona
Entre sus numerosas gemas destaca, en la parte delantera, un gigantesco diamante de 317 kilates, conocido como ‘Cullinan II’ o ‘segunda estrella de África’. En la parte de atrás de la corona se encuentra el ‘zafiro de Estuardo’.
Ambas piedras preciosas están unidas por una cenefa delimitada por una fila de perlas de agua dulce procedentes de los ríos de la nación y ornada con ocho esmeraldas y ocho zafiros rodeados de diamantes.
El birrete está rodeado por dos arcos formados por diamantes y más perlas, cuya base delantera acoge el llamado ‘rubí del príncipe negro’.
En lo alto de la corona, cuatro perlas en forma de pera en engarces de diamantes rosas forman los conocidos como ‘pendientes de la reina Isabel’.
Sobre ellos se elevan una esfera cubierta de brillantes y una cruz cuadrada portando en su centro el "zafiro de San Eduardo" que, según se afirma, habría pertenecido a Eduardo el Conquistador, llegado al trono de Inglaterra en 1042.
Entre los arcos hay cuatro flores de lis, cada una de ellas decorada con un rubí.
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