En la guerra entre Israel y Hamas no importa quién pierda; el que gana es Irán
Solo habrá un vencedor en la guerra que ha estallado entre Israel y el grupo militante palestino Hamas. Y no es ni Israel ni Hamas.
En una operación denominada ‘Tormenta de Al-Aqsa’, Hamas, cuyo nombre formal es Movimiento de Resistencia Islámica, disparó miles de cohetes contra Israel el 7 de octubre de 2023. Combatientes de Hamas y de la Yihad Islámica Palestina se infiltraron en Israel por tierra, mar y aire. Cientos de israelíes han muerto, más de 2,000 han resultado heridos y muchos han sido tomados como rehenes.
En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró la guerra a Hamas y lanzó ataques aéreos en Gaza. En el primer día de represalias murieron cerca de 400 palestinos, según su Ministerio de Sanidad.
En las próximas semanas, el ejército israelí tomará seguramente represalias y matará a cientos de militantes y civiles palestinos más. Como analista de la política y la seguridad del Medio Oriente, creo que miles de personas de ambos bandos sufrirán. Pero cuando el humo se asiente, solo los intereses de un país habrán sido servidos: los de Irán.
Algunos analistas ya sugieren que se pueden ver las huellas de Teherán en el ataque sorpresa contra Israel. Mientras que los dirigentes iraníes han reaccionado al asalto con ánimo y apoyo.
Qué dio forma a la política exterior de Irán
El factor decisivo que dio forma a la política exterior de Irán fue el derrocamiento en 1979 del sha, quien encabezaba un régimen represor aliado de Estados Unidos, y el traspaso del poder del Estado a manos de un régimen revolucionario musulmán chiita. Ese régimen se definía por un marcado imperialismo antiamericano y contra el sionismo israelí.
La revolución, afirmaban sus dirigentes, no era solo contra la corrupta monarquía iraní; pretendía hacer frente a la opresión y la injusticia en todas partes, y especialmente a los gobiernos respaldados por EEUU, el principal de ellos: Israel.
Para los dirigentes iraníes, Israel y EEUU representaban la inmoralidad, la injusticia y la mayor amenaza para la sociedad musulmana y la seguridad iraní. La duradera hostilidad hacia Israel se debe en gran medida a sus estrechos vínculos con el sha y al papel de Israel en su opresión sostenida del pueblo iraní.
Junto con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU, el servicio de inteligencia israelí, el Mossad, ayudó a organizar la policía secreta y el servicio de inteligencia del sha, el SAVAK.
Esta organización utilizó tácticas cada vez más duras para acabar con los disidentes durante las dos últimas décadas del sha en el poder, incluyendo encarcelamientos masivos, torturas, desapariciones, exilio forzoso y el asesinato de miles de iraníes.
El apoyo a la liberación palestina era un tema central del mensaje revolucionario iraní. La invasión israelí del Líbano en 1982, en represalia por los ataques palestinos desde ese país, brindó a Irán la oportunidad de hacer honor a su retórica y desafiar a los soldados israelíes y la influencia estadounidense en la región.
Subvencionar el conflicto entre Israel y Hamas
Con ese fin, Irán envió a su Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, una rama del ejército iraní normalmente conocida como ‘Guardia Revolucionaria’, al Líbano para organizar y apoyar a los militantes libaneses y palestinos.
En el valle libanés de la Bekaa, la Guardia Revolucionaria instruyó a los combatientes de la resistencia chiita en religión, ideología revolucionaria y tácticas de guerrilla, y les proporcionó armas, fondos, entrenamiento y aliento.
La dirección iraní transformó a estos primeros combatientes en la fuerza política y militar más poderosa del Líbano en la actualidad y en el mayor éxito de la política exterior iraní: Hezbolá.
Desde principios de la década de 1980, Irán ha mantenido su apoyo a grupos y operaciones militantes antiisraelíes. La República Islámica ha prometido públicamente millones de dólares de apoyo anual a los grupos y proporciona entrenamiento militar avanzado a miles de combatientes palestinos en las bases de la Guardia Revolucionaria y Hezbolá en Irán y Líbano.
Irán dirige una sofisticada red de contrabando para introducir armas en Gaza, que lleva mucho tiempo aislada del mundo exterior por el bloqueo israelí.
A través de la Guardia Revolucionaria y Hezbolá, Irán ha fomentado y posibilitado la violencia de la Yihad Islámica palestina y Hamas, y estos combatientes palestinos representan ahora un elemento crucial de lo que los analistas de asuntos exteriores denominan el "Eje de Resistencia" de Irán contra Israel y EEUU, que constituye el principal propósito de Irán.
Pero Irán no puede arriesgarse a enfrentarse directamente a ninguno de los dos Estados.
Las armas, los fondos y el entrenamiento iraníes posibilitan el recrudecimiento de la violencia militante palestina contra Israel cuando estallan las frustraciones, incluso durante los levantamientos palestinos conocidos como la primera y la segunda intifadas.
Los conflictos israelo-palestinos y el número de muertos no han dejado de aumentar desde 2020. Los palestinos están indignados por el aumento de los desalojos y la destrucción de propiedades, y por cómo Israel permite que nacionalistas y colonos violen un acuerdo de larga data que impide la oración judía en la mezquita de Al-Aqsa, un lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos.
De hecho, Hamas citó específicamente una reciente incursión de colonos en Al-Aqsa como justificación del ataque del 7 de octubre.
Estancar el restablecimiento de las relaciones
Esto no quiere decir que Irán ordenara el ataque de Hamas contra Israel, ni que Irán controle a los militantes palestinos: no son marionetas iraníes. No obstante, los dirigentes iraníes se alegraron por los atentados, cuya coincidencia en el tiempo favorece, sin buscarlo, a Irán y juega a favor de la batalla regional de la República Islámica por su influencia.
"Lo ocurrido hoy está en consonancia con la continuación de las victorias de la resistencia antisemita en distintos campos, como Siria, Líbano y las tierras ocupadas", según el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanani.
La semana anterior al ataque de Hamas, el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, negó las informaciones que apuntaban a que Arabia Saudí había puesto en pausa sus recientes esfuerzos por reestablecer las relaciones con Israel, que incluyen una declaración formal del derecho de Israel a existir y un mayor compromiso diplomático.
"Cada día nos acercamos más", dijo, una valoración elogiada y de la que se hizo eco Netanyahu.
La normalización israelo-saudí representaría la cumbre de los logros alcanzados hasta ahora en los esfuerzos diplomáticos de EEUU, incluidos los Acuerdos de Abraham, firmados por Israel, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos en 2020. Los acuerdos pretendían reestablecer y construir relaciones pacíficas entre Israel y los países árabes de Oriente Medio y África.
El líder supremo iraní, Alí Jamenei, arremetió contra los Estados árabes por firmar los Acuerdos de Abraham, acusándolos de "traición a la comunidad islámica mundial".
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, alabó la violencia del sábado contra Israel y se hizo eco de los sentimientos de Jamenei, advirtiendo que los ataques enviaban un mensaje, "especialmente a quienes buscan la normalización con este enemigo."
Es probable que la esperada respuesta de mano dura de Israel complique a corto plazo la normalización de Arabia Saudí con Israel, favoreciendo los objetivos de Irán.
Netanyahu dijo que la operación de represalia de Israel persigue tres objetivos: eliminar la amenaza de los infiltrados y restablecer la paz en las comunidades israelíes atacadas, "exigir simultáneamente un precio inmenso al enemigo" en Gaza, y reforzar "otros frentes para que nadie cometa el error de unirse a esta guerra". Este último objetivo es una sutil pero clara advertencia a Hezbolá e Irán para que se mantengan al margen.
Las tropas israelíes ya se han movilizado para asegurar sus fronteras, y los ataques aéreos han golpeado Gaza. Las tropas y las fuerzas aéreas israelíes atacarán lugares conocidos o sospechosos de lanzamiento, fabricación, almacenamiento y transporte de cohetes, así como las viviendas de de Hamas y de la Yihad Islámica Palestina. Pero en el proceso, es probable que también pierdan la vida cientos de civiles.
Creo que Irán espera y acoge con satisfacción todo esto.
Cómo gana Irán en esta guerra entre Hamas e Israel
Hay al menos tres posibles resultados de la guerra, y todos juegan a favor de Irán.
En primer lugar, la respuesta de mano dura de Israel puede desanimar a Arabia Saudí y a otros Estados árabes respecto a los esfuerzos de normalización israelíes respaldados por EEUU. En segundo lugar, si Israel considera necesario penetrar más en Gaza para erradicar la amenaza, podría provocar otro levantamiento palestino en Jerusalén Este o Cisjordania, lo que provocaría una respuesta israelí más generalizada y una mayor inestabilidad.
Por último, Israel podría alcanzar sus dos primeros objetivos con la mínima cantidad de fuerza necesaria, renunciando a las habituales tácticas de mano dura y reduciendo las posibilidades de escalada. Pero esto es poco probable. E incluso si esto ocurriera, no se han abordado las causas subyacentes que condujeron a este último brote de violencia, ni el papel facilitador que desempeña Irán en ese proceso.
Y cuando se produzca la próxima ronda de violencia israelo-palestina -y se producirá- creo que los dirigentes de Irán volverán a felicitarse por un trabajo bien hecho.
*Aaron Pilkington es doctor en la Escuela Korbel de Estudios Internacionales de la Universidad de Denver.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original aquí.