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Naufragios

Rescatan en medio del mar a tripulación que abandonó un velero hundido por una ballena

Como en las historias de los aventureros de los mares, una ballena de Bryde, golpeó el pasado 13 de marzo al velero Raindancer que viajaba de las islas Galápagos a las Polisesia sa provocando grietas en la popa. La tripulación, contó su capitán, pudo abandonar la embarcación y ser rescatado.
Publicado 21 Mar 2023 – 05:33 PM EDT | Actualizado 22 Mar 2023 – 09:34 PM EDT
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Una ballena golpeó en aguas del Pacífico un velero en el que un grupo de viajeros realizaban un recorrido de las islas Galápagos a las Polisesia sa, lo que causó que la embarcación se hundiera y su tripulación tuviera que esperar nueve horas para lograr su complejo rescate.

“Para aquellos que aún no lo saben, en nuestro camino a la Polinesia sa, una travesía de 3100nm (millas náuticas), 20-22 días, nos golpeó una ballena”, contó en su perfil de Instagram Rick Rodríguez, capitán del velero Raindancer que, como en la novela Moby Dick de Herman Melville, vio su embarcación hundirse en minutos.

Rodríguez, de 31 años y originario de Tavernier, Florida, narró que el golpe de la ballena abrió múltiples agujeros y grietas cerca de la popa del velero de 44 pies y el agua llegó hasta las tablas del piso en aproximadamente 30 segundos.

“Intenté salvar el barco pero, lamentablemente, no tuve éxito”, escribió el experto en navegación con más de una década piloteando embarcaciones de vela.

“Raindancer 'respiró' por última vez unos 15 minutos después de recibir el golpe”, aseveró.

Golpe de ballena sobre el Pacífico

El hecho ocurrió, según dijo Rodriguez en una entrevista desde el mar con el diario The Washignton Post, el pasado 13 de marzo a las 01:30 pm cuando la tripulación, compuesta por cuatro personas, se encontraba comiendo el almuerzo mientras viajaban a unos seis nudos sobre el Pacífico.

La primera en darse cuenta de la presencia de la ballena de Bryde “tan larga como el bote” fue Alana Litz, una exbombero, de 32 años, de Comox, Columbia Británica. “Vi una ballena enorme en el lado de popa de babor con su aleta lateral en el aire”, sostuvo.

Segundos después, cuando salía una segunda pizza que habían cocinado para comer, la tripulación escuchó un estruendo que sacudió violentamente la embarcación.

Enseguida, Rodríguez miró al mar, vio la parte superior del animal que sangraba mientras se deslizaba bajo el agua.

Bianca Brateanu, otra miembro de la tripulación, de 25 años, quien cuenta con entrenamiento marino de supervivencia, emergió de prisa de la cocina hacia la cubierta desde donde miro una ballena con una pequeña aleta dorsal de 30 a 40 pies, lo que hizo que el grupo se preguntara si al menos dos ballenas estaban presentes.

Una alarma de la embarcación se activó notificando a la tripulación que el fondo se estaba llenando de agua. En cuestión de minutos, el agua subió por encima del suelo.

Rodríguez reaccionó y realizó una llamada de emergencia en la radio VHF. Al mismo tiempo activó la radiobaliza de emergencia (EPIRB en inglés), un aparato transmisor de radio utilizado en situaciones de emergencia para facilitar la localización de un barco.

La señal de socorro fue captada por funcionarios en Perú, dijo Rodríguez, quienes alertaron al Distrito 11 de la Guardia Costera de Estados Unidos en Alameda, California, que está a cargo de las embarcaciones estadounidenses en el océano Pacífico.

La tripulación lanzó un bote salvavidas y una balsa inflable y soltaron las velas para que la línea que sujetaba la balsa salvavidas no se rompiera cuando fue arrastrada por el Raindancer, que aún se movía.

Los demás reunieron el equipo de seguridad, equipo de emergencia y alimentos para llevar con ellos. También, agua que colocaron en botellas de agua y teteras, antes de que el agua salada se elevara por encima del fregadero.

Rodríguez y Simon Fischer, un alemán de 25 años que viajaba con ellos, entregaron los artículos a las mujeres que ya se encontraban en el bote, pero en medio del alboroto, dejaron la bolsa donde llevaban sus pasaportes. Juntos saltaron a las embarcaciones de emergencia cuando la cubierta del Raindancer se hundió.

El velero era su vida

“Estoy orgulloso de la forma en que nuestra tripulación manejó la situación, y la primera prioridad en cualquier barco es siempre la seguridad de la tripulación y los pasajeros”, escribió Rodríguez en su cuenta de Instagram desde algún punto del Pacífico gracias a la conexión a internet satelital.

“Después de 9 horas en nuestra balsa salvavidas fuimos rescatados por unos estadounidenses de buen corazón en un catamarán Leapoard 45 llamado Rolling Stones”.

El capitán contó que a la mañana siguiente la “realidad comenzó a asentarse y comencé a llorar la pérdida de mi bote. Raindancer tenía todas mis pertenencias en él, era lo que estaba haciendo, era mi boleto para explorar el mundo, había puesto meses y meses de sudor en ella, eso ya es mucho”.

“Recordaré ese barco por el resto de mi vida. Lo que quede de mi casa, los cuadros en la pared, las pertenencias, la pizza en el horno, las cámaras, los diarios, todo, será preservado para siempre junto al mar”.

“A menudo pienso en la ballena que probablemente perdió la vida, pero espero que esté bien. No estoy seguro de cuál será mi próximo movimiento. Pero mi atracción por el mar no ha cambiado”, concluyó.

Univision Noticias intentó ponerse en o con el capitán Rick Rodríguez para conocer su situación y la de su tripulación sin que hasta el momento de la publicación de esta nota haya respuesta de su parte. Se espera que el Leopard 45 arribe a tierra con los rescatados el miércoles.

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