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Guerras

Más de 70 años después, un soldado se reúne con tres niños italianos a los que conoció en la Segunda Guerra Mundial

Un veterano de la Segunda Guerra Mundial se reunió este lunes con tres italianos que conoció por primera vez en 1944. No se habían visto desde entonces. Martin Adler, de 97 años, entonces era un veinteañero. Los tres niños ahora son octogenarios.
23 Ago 2021 – 10:07 PM EDT
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Durante más de siete décadas, Martin Adler atesoraba una foto en blanco y negro de sí mismo como un joven soldado del Ejército estadounidense con una amplia sonrisa con tres niños italianos impecablemente vestidos que se le atribuye haber salvado cuando los nazis se retiraron hacia el norte en 1944.

El reencuentro tuvo lugar en el aeropuerto de Bolonia, Italia, a donde Adler viajó desde su casa, en Boca Raton, Florida. Fue ahí donde se encontró con Bruno, Mafalda y Giuliana Naldi tras más de 70 años de espera.

El veterano les entregó el mismo regalo que les dio a los niños cuando los conoció, en su aldea de Monterenzio: barras de chocolate estadounidense, contó la agencia AP. “Mira mi sonrisa”, dijo el hombre sobre la esperada reunión, conseguida tras haber retomado el o a través de redes sociales.

La primera vez que el soldado y los niños se habían visto, en 1944, los tres pequeños asomaron de una enorme canasta de mimbre donde su madre los había escondido cuando los soldados se acercaron. Adler pensó inicialmente que la casa estaba vacía, por lo que apuntó su ametralladora a la canasta, pensando que dentro había un soldado alemán.

“La madre salió de su escondite, se paró enfrente de mi arma y la puso contra su estómago para evitar que disparara”, recuerda Adler. “Gritaba ¡ Bambinis!, ¡ bambinis! Ella fue la verdadera heroína. Su madre, no yo”, relató, siete décadas después. Los niños, que tenían 3 a 6 años, recuerdan haber salido de la canasta y haber visto a Adler y a otro soldado estadounidense, que murió durante la guerra.

La historia que muy fácilmente pudo haber acabado en tragedia tuvo un final feliz. Giuliana Naldi, una de los tres hermanos y quien ahora tiene 80 años, dijo que entonces no entendían lo que había ocurrido. “No teníamos miedo”, explicó. Dijo que el soldado les regaló un chocolate que venía en un envoltorio azul y blanco. “Comimos mucho de ese chocolate”, dijo.

La hija del veterano, Rachelle Donley, afirmó que, no obstante, su padre todavía sufre pesadillas por la guerra. Precisamente por ello fue que decidió ayudarle a reunirse con los niños que había conocido, por ser uno de los recuerdos que atesoraba de esos momentos.

Durante el encierro causado por la emergencia sanitaria de covid-19, Conley decidió usar las redes sociales para intentar localizar a los niños de la vieja foto en blanco y negro que guardaba su padre.

La foto fue descubierta por un periodista italiano que había escrito un libro sobre la Segunda Guerra Mundial, quien pudo rastrear los sitios donde había estado el regimiento de Adler y llegar a donde había estado guiado por los detalles de la fotografía.

Fue así como la imagen acabó siendo difundida por un periódico local, lo que hizo que los tres niños, hoy octogenarios, fueran localizados.

El soldado y los niños se conocieron a través de una llamada por video en diciembre, y esperaron a que se permitiera de nuevo los viajes turísticos para la visita transatlántica. “Estoy muy feliz y muy orgullosa de él. Porque las cosas habrían sido distintas en solo un segundo. Pero porque dudó, ahora hay generaciones de personas”, explicó Donley.

La nieta de 30 años de Giuliana Naldi, Roberta Fontana, es una de las descendientes de los niños: seis hijos, ocho nietos y dos bisnietos descienden de los tres pequeños escondidos en la canasta de mimbre.

“Saber que Martin podría haber disparado y que nadie de mi familia existiría es algo muy grande”, comentó Fontana. “Es muy emotivo”.

Durante su visita en Italia, Adler pasará un tiempo en el pueblo donde estuvo destinado, antes de viajar a Florencia, Nápoles y Roma, donde espera encontrarse con el Papa Francisco. “Mi papá realmente quiere conocer al Papa”, dijo Donley. “A mi papá le gusta la paz”.

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